Como todo en la sociedad moderna obedece al cambio, a la transformación; nunca ha tenido tanto valor aquellas palabras de Heráclito de Éfeso, al decir: "Todo cambia nada es"; y más lapidariamente sentencia: "Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña". Este mismo cambio está ocurriendo con los objetivos del Milenio.
Recordaran que los objetivos del Desarrollo del Milenio, ocho en total, se discriminan así: Erradicar la pobreza extrema y el hambre; Lograr la enseñanza primaria universal; Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; Reducir la mortalidad infantil; Mejorar la salud materna; Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
La idea es encarar, de manera integral, los problemas de la deuda de los países en desarrollo con medidas nacionales e internacionales para que la deuda sea sostenible a largo plazo y crear condiciones para la cooperación y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.
La ONU, desde hace unos tres años, viene abordando otros temas que complementan los objetivos del Milenio, lo que sucede es que ya esos otros temas se han vuelto vitales y están sustituyendo a sus referentes originales. Son diecisiete objetivos centrados en la eliminación de la pobreza y la desigualdad, se les conoce como los "Objetivos de Desarrollo Sostenible", y se proyecta estar vigentes por los próximos quince años, según el acuerdo firmado en agosto del 2015, por los países miembros de la ONU. La nueva estrategia busca terminar con la pobreza, impulsar la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos y proteger el medio ambiente.
En este aspecto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha dicho: "Esta es la Agenda de la Gente, un plan de acción para terminar con la pobreza en todas sus dimensiones, de forma irreversible, en todas partes y sin dejar a nadie atrás…; se busca asegurar la paz y la prosperidad y forjar colaboraciones con la gente y el planeta en el centro".
La Agenda de Desarrollo, que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible, estima comenzar a ver sus frutos en el 2030, siempre y cuando los países firmantes se comprometan a: Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo; hambre cero, es decir, poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible; crear condiciones para la salud y el bienestar, que garantice una vida saludable; una educación de calidad, que sea inclusiva y equitativa; igualdad de género, buscando alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas; agua limpia y saneamiento, que la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos sea un hecho; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsable; acción por el clima, tomando las medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos; conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible; proteger la vida de ecosistemas terrestres; promover la paz, justicia e instituciones sólidas; y fortalecer las alianzas para lograr los objetivos, consolidando los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible. Estos objetivos, según expresan documentos de la ONU, solamente tienen materialización si se asume el compromiso, cada Estado, de destinar el 0,7% del PIB, activar estas ideas de desarrollo y movilizar los recursos financieros adicionales procedentes de múltiples fuentes para los países pobres.
De acuerdo al itinerario de la ONU, se estableció un Grupo Experto Interinstitucional que elabore una propuesta de indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sustentable, con la razón de ser de que los indicadores supervisen el progreso mundial alcanzado en dichos nuevos objetivos; la propuesta del grupo será presentada este mismo mes de marzo del 2016, a la Comisión de Estadísticas, en su 47º periodo de sesiones, para su aprobación.
Como expresa los documentos de la ONU, esta nueva agenda no es más que un plan de acción para que las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y el trabajo conjunto, vayan de la mano en miras a impulsar sociedades pacíficas, justas e inclusivas, dando espacio a la participación, los interesados de los grupos minorías y acabar, definitivamente, con la pobreza de falta de insumos básicos para la subsistencia humana. No es que todos seremos ricos o millonarios en el 2030, sino que tengamos posibilidades y potencialidades en la existencia humana, para desarrollarnos, hacer una vida y que no padezcamos enfermedades ni situaciones de escasez de alimentos, que significan atentar contra los derechos básicos de los seres humanos.
En el caso de Venezuela, la red de organizaciones civiles Sinergia, apoyada por la Plataforma Venezolana de Redes, han empezado una consulta nacional para evaluar el cumplimiento de los Objetivos del Milenio y proponer políticas públicas más allá del 2015; Deborah Van Berkel, presidente de Sinergia, explicó que: "…esta consulta forma parte del proceso de discusión del nuevo marco de desarrollo 2015-2030 que ha planteado las Naciones Unidas y que desde Sinergia asumimos propiciando ese debate de cara al país…Venezuela no está cumpliendo con éxito las metas de salud propuestas, debido a que cuenta con el índice más alto de embarazo adolescente de América Latina, se registra una baja calidad de la educación y déficit de infraestructura, además de tener una población adolescente sin opciones de formación y capacitación laboral".
Sin embargo, en prevención y atención ambulatoria, Venezuela lleva un liderazgo importante; pero el asunto no es de competir, es de llevar los nuevos objetivos de la agenda de desarrollo a formar parte de los lineamientos y acciones que desde el Gobierno nacional tienen que tomar frente en la búsqueda por superar esta economía rentistas que hoy nos tiene dependiendo de un precio del barril de petróleo muy bajo y unas condiciones económicas en franca crisis.