En 24 horas presenciamos la diferencia entre una compatriota preparada, digna, orgullosa de defender a su patria, y otra que hasta su ascenso a Diputada, era conocida solo en el malandraje universitario politiquero oportunista. Noticias internacionales reseñan a nuestra Canciller Delcy Rodríguez, poniendo en su lugar desde la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a las potencias capitalistas salvajes, belicistas, invasoras y violadoras de los derechos humanos. Henchido de orgullo vi por Hispan TV de Teherán, Irán, reportando la intervención de nuestra Ministra del Exterior. A pocas horas observé con desagrado y tristeza, el espectáculo grotesco desde la Asamblea Nacional por una oradora desatada, gritona cual cotorrera incitadora, denostando del movimiento bolivariano y responsabilizando al Presidente Maduro de los 43 muertos en la llamada "salida" violenta del 2014.
Que diferencia entre la hija del líder de izquierda Jorge Rodríguez, asesinado por la "democracia vitrina de América" en la barbarie adecopeyeca, pitiyanquicrática, antisoberana y ladrona de presupuestos petroleros. Cuanta distancia con quien emulando a su padre socialista y con argumentos contundentes, más la valentía de nuestras féminas, - hoy numerosas en política-, defiende la soberanía nacional. Desde la contrarrevolución es bandera en el Poder Legislativo la diputada de apellido Arellano, estudiante profesional de varios lustros en la ULA, regurgitando odio típico de dirigente mal hablada y vulgar, sin respeto por su condición de mujer. Tal circunstancia debió producir grima en quienes tuvieron que aplaudirla en la bancada de Diputados de la derecha, recordando a Gaby, filmada recibiendo a un alto funcionario de la Embajada de EE UU en Caracas, escuchando con expresión servil las órdenes del catire gringo. Es parlamentaria electa entre los escondidos tras la "manito", en la campaña electoral hacia el 6-D 2015.