En estos momentos, estamos en presencia de una crisis estructural mundial del capitalismo del sistema industrial y financiero transnacional, que se expresa fundamentalmente por la crisis del mercado en el desequilibrio oferta y demanda y en la crisis energética por el modelo insostenible y no sustentable para el planeta basado en la mono-producción petrolera; y la crisis financiera internacional basada en el desequilibrio crédito y tasa de interés; el imperialismo del corporativismo, consumismo, militarismo imperial y hegemonía comunicacional, muestra una fase de profunda decadencia que impulsa como reacción en la intención de recuperarse y recomponerse, más agresiones a los pueblos del mundo y más políticas manipuladoras, especialmente para la región latinoamericana y caribeña, con el objeto de reconquistar los gobiernos de los pueblos de esta región, que venían en franco ascenso con gobiernos progresistas impulsados por el Revolucionario Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías en el marco de la Revolución Bolivariana.
En medio de esta crisis terminal del capitalismo mundial y por ende del imperialismo, nuestro país, se encuentra sumergido en una crisis económica y política, producto de la guerra económica, la guerra energética y el plan desestabilizador de la derecha que hoy dirige la Asamblea Nacional, quien en lugar de ponerse al frente de la responsabilidad de trabajar junto a los demás poderes del Estado para salir de la crisis pensando en la sociedad y no en grupos, se ha dedicado a generar elementos de alertas y amenazas en contra del pueblo, con el único propósito de derrocar al Presidente Nicolás Maduro y en consecuencia truncar la Revolución Bolivariana.
Ante la situación planteada a nivel mundial, regional y nacional, tenemos la obligación y el deber de construir propuestas y soluciones alternativas al modelo depredador capitalista y a los embates de la caída del imperialismo; para eso es fundamental asumir como sociedad, con seriedad y compromiso, la educación, el trabajo, la honestidad, la paz y la justicia como banderas esenciales que nos permitan construir una sociedad capaz de garantizar los bienes y servicios para satisfacer nuestras necesidades materiales y espirituales, establecer la hermandad entre nosotros y lograr relaciones armónicas con la naturaleza. En este sentido, estamos convencidos de que lo fundamental es la construcción de un Sistema Mundial de Educación basado en el trabajo que permita salvar el universo, preservar el planeta, conservar le especie humana, desarrollarnos en nuestro hábitat (continente, región, país, entidad federal y localidad) - con nuestras realidades socioculturales y socio-territoriales conectados al mundo sin perder la identidad cultural, la soberanía y la independencia –, cuidar de la familia y defender la vida individual sin ser individualista, sino más bien el individuo en relación dialéctica con la sociedad en un "amar al prójimo como así mismo, vivir para servir y no ser servido, y amaos los unos a los otros" (Jesús el Cristo, Siglo I).
También es fundamental que se transite de la sociedad actual a la sociedad justa y amante de la paz, para lo cual es fundamental la construcción en cada uno los países de un Estado Social de Derecho y de Justicia, donde el sujeto protagónico sea todo el Pueblo; un Estado que garantice los derechos, pero que tenga la decisión firme, sin perder la ternura, de aplicar la ley para que cada quien cumpla con sus deberes en la sociedad. Cada Estado debe contar con un gobierno popular que garantice la vida en sociedad de la gente trabajadora y honesta, erradicando de cualquier país, Estados con gobiernos de pranes, narcotraficantes, terroristas, paramilitares, mafiosos, guarimberos, bachaqueros, fascistas, mañosos, corruptos y grupos violentos, que actúan para sus intereses particulares en contra de los intereses del pueblo.
Urge en cada uno de los países de nuestro mundo, la estructuración de una una Fuerza Moral Revolucionaria, cívico-militar, inspirada en el "vivir viviendo y en el dejar vivir"(Dussel, 2009), que asuma la militancia para la formación, la organización, la movilización y la inteligencia que nos garantice la seguridad de cada uno de los habitantes de este planeta. Es decir, es fundamental que asumamos defender los más sagrados intereses de la naturaleza y de la especie humana; "No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer" (José Feliz Ribas, 1814). "Por ahora y para siempre viviremos y venceremos" (Hugo Chávez, 2011).