El "chavismo crítico"

Efectivamente, se ha venido configurando una postura de opinión que podemos denominar "chavismo crítico". Esta corriente es heterogénea, pero ha marcado una distinción entre el oficialismo (posturas de defensa a ultranza del gobierno y el presidente Maduro) y el chavismo, categoría política que ha resultado mucho más amplia. Esto actualiza una diferencia conceptual importante: el proceso revolucionario, por un lado, y por el otro, el gobierno; parejo al de la diferenciación entre Poder Constituyente y Poder Constituido. Esta distinción va a contracorriente de lo que se ha querido imponer desde hace años: la identidad entre el Partido, el Gobierno, el Estado y la Revolución. Ahí entrarían también los caudillos, claro. Demás está decir que nos parece esa identificación incorrecta, inconveniente y hasta inmoral.

El "chavismo crítico" apareció sobre todo en el portal "Aporrea" (aunque tiene otros espacios y expresiones), después de la muerte del Comandante Chávez. Como ya dijimos, es heterogéneo. Va desde posturas cercanas al consejismo ultrademocrático de Roland Denis, quien ya dijo "adiós al chavismo", hasta los señalamientos indirectos y esópicos, de Luís Britto García (ver su nota "Titanic"), José Vicente Rangel y Eleazar Díaz Rangel, pasando por los análisis ponderados de Vladimir Acosta, cuestionamientos virulentos de Nicmer Evans, una clara diferenciación política de la organización "Marea Socialista", la postura cuasi-religiosa del equipo del "Grano de Maíz" (Tobi Valderrama). También, se cuenta el grupo de los exministros, sobre todo a partir de la carta de renuncia de Jorge Giordani, el impulso de la Auditoría Pública al desfalco nacional de Héctor Navarro, Ana Elisa Osorio, Gustavo Márquez y otros. Sabemos que hay esfuerzos de producir una postura común con otros exfuncionarios chavistas, como Víctor Álvarez y otros. Así mismo, críticas desde posiciones autodenominadas marxistas-leninistas como la Corriente Marxista Bolivariana, Amilcar Figueroa, los "círculos Bolivarianos". Los razonamientos críticos de Manuel Sutherland y otros, muchos, grupos e individualidades; entre ellos el "Grupo de Pensamiento Crítico" de Carabobo. Y otros muchos (Juan Barreto, Pérez Pirela, etc.)

Los fundamentos teóricos de esta postura "chavista crítica" son tan diversos como sus voceros. Su heterogeneidad corresponde a la heterogeneidad misma del chavismo como movimiento político ideológico, más allá de la maquinaria del Partido (PSUV), los funcionarios del gobierno y el Estado, formación burocrática que no hay que confundir tampoco con el "chavismo popular", ese fervor casi religioso que todavía despierta en las masas el símbolo del Comandante Chávez. Podemos distinguir así, en un abigarrado ramillete, desde la tradición marxista-leninista, cercana al guevarismo, con su apelación al voluntarismo revolucionario, hasta posiciones socialdemócratas, en los extremos. Por supuesto, que hay posiciones mucho más elaboradas, que se nota han pasado por lecturas que han trascendido el stalinismo tradicional y hasta se han nutrido de la discusión epistemológica más cercana.

Es lógica esa heterogeneidad. Como hemos dicho antes, el chavismo como ideología es la amalgama de por lo menos tres fuentes heterogénea cada una de ellas, que representan otras tantas tradiciones: a) la del nacionalismo tradicional inspirado en el mito heroico de la lucha de la independencia y el "bolivarismo", actualizado por interpretaciones que vincularon la figura de Bolívar con el antiimperialismo (F. Pividal), y un intento de establecer raíces vernáculas a la elaboración ideológica (el llamado árbol de las tres raíces, cuya autoría se la disputan Douglas Bravo, Kleber Ramírez, ya fallecido, y el propio Chávez); b) la tradición de la izquierda latinoamericana, que a su vez mezcla concepciones voluntaristas y vanguardistas como el guevarismo, muy sintonizadas con el mito heroico de la primera tradición, con propuestas como la de la Unidad Popular de Allende y hasta con el "socialismo de arpa, cuatro y maracas" y la crítica al "socialismo real" de la URSS y demás, de la izquierda de los 70, el MAS incluido, agregándole también las actualizaciones de finales del siglo XX (ecologismo, feminismo, anti-homofobia); c) la tradición de la teología de la liberación, que vinculaba una interpretación del evangelio que partía de la identificación con el Pobre y, en general, con las víctimas del capitalismo y el imperialismo en América Latina y el Tercer Mundo en general. Esta amalgama ideológica, con el surgimiento del "chavismo crítico", revolverá su heterogeneidad, pero tal vez sólo se manifestará en las 3D (decepción, desmovilización, dispersión) más que en su explosión y división. El tejido de intereses y complicidades en el oficialismo es parte de la explicación.

Pero hay otros factores que indican que, pese a la profunda crisis que tiende a trascender lo económico, para hacerse social y política, la frágil estabilidad política, y el relativo control político del oficialismo, se mantendrá hasta las elecciones de gobernadores: a) la división de la oposición que le impide acordarse acerca de una estrategia unitaria para remover a Maduro de la presidencia, b) estrategias alternas (como el acuerdo para la explotación minera del oro, coltán, diamantes, etc., con empresas norteamericanas, el apoyo chino y ruso, etc.) que alejan el default financiero, lo cual fue ratificado por las declaraciones esperanzadoras del B.M., c) la esperanza de la estabilización del mercado petrolero que permitiría un remonte de los precios del barril en el último trimestre de este año, d) el control militar y policial de las colas en los supermercados, que impide un efecto 27 de febrero, e) la concentración en sus propios problemas políticos de las élites norteamericanas. Estos elementos "aguantan" la explosión sociopolítica, y la del propio chavismo.

Veremos hasta cuándo.



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Jesús Puerta


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