Una raya más ensucia el devaluado prestigio que aún puede exhibir la Revolución Bolivariana, gracias a los flacos servicios que sus dirigentes le hacen. El último "favor" se lo debemos al gobernador del estado Bolívar, Gral Francisco Rangel Gómez, tal vez candidato a heredero de aquel hampón conocido como "el zar de Guayana", Leopoldo Sucre Figarella.
A raíz de una cuidadosa operación, en la que se combina la lucha de bandas criminales organizadas, la corrupción y complicidad del gobierno regional y el sentido de oportunidad de la oposición política venezolana, se ha iniciado una impresionante maniobra mediática a nivel nacional e internacional que hace ver al gobierno de Nicolás Maduro, como un flagrante violador de los Derechos Humanos (DDHH).
Y es que gracias a las desafortunadas declaraciones del gobernador Rangel Gómez (http://noticiaaldia.com/2016/03/gobernador-francisco-rangel-gomez-desmiente-masacre-de-mineros-en-tumeremo/ ), donde negó de plano cualquier anormalidad en la localidad de Tumeremo, le permitió a los medios de comunicación privados nacionales y sus mandamases internacionales ahondar y manipular a su antojo un grave episodio que apenas comienza a clarificarse.
De Rangel Gómez, conocemos sus "devaneos brinca talanquéricos", la presunta corrupción con que conduce su gestión al frente del estado, el nepotismo y soberbia con que controla la maquinaria del Psuv en la entidad, así como las asignaciones de cargos no solo a nivel regional, sino incluso para los de elección popular, una de las defecciones más importantes ha sido la del diputado Abdel El Zabayar, quien ha denunciado varios hechos de corrupción amparados por este exmilitar y fue excluido del cogollo del Psuv en la entidad de acuerdo a instrucciones del gobernador.
Sin embargo, vista la delicada situación del país, uno se pregunta cómo es que un militar de carrera, con tantos años de experiencia, no solo en la milicia, sino en la administración pública (este caballerito fue pdte de la CGV y varios de sus medio-pollos lo han sucedido al frente de la industrias básicas), pueda haber realizado tan lamentable papelazo negando lo que ya media nación comentaba: la masacre de varias personas en la localidad de Tumeremo.
Ante tal error, puede presumirse que tal vez el gobernador Rangel -al igual que el diputado opositor De Grazia- tiene un especial interés en la explotación minera que se realiza en la zona, especialmente cuando, en virtud del desespero que tienen los hijos de Chávez por obtener divisas "como sea", les dio ahora por convertir el rentismo petrolero en "rentismo minero" a expensas del daño ecológico y de afectación de derechos socioeconómicos para los trabajadores de la zona.
Es posible también especular que esta masacre se trata de una guerra de bandas por el control exclusivo de la explotación minera, detrás de la cual existen intereses vinculados al actual gobernador de la entidad, así como algunas personalidades de la oposición, quienes han visto amenazados sus intereses, con la entrada de nuevos actores auspiciados por el gobierno nacional en el marco de la activación del mentado "arco minero".
Pero más allá de eso, está el terrible daño que este suceso le hace a la imagen del país. El gobierno –gracias a la declaración de Rangel Gómez-, no solo quedó como un genocida, sino que además, se mostró totalmente indiferente con las supuestas víctimas y solo varios días después es que –presionado por el escándalo mediático- hubo de activarse diversos mecanismos como la fiscalía general y hasta el defensor del pueblo. Podemos estar profundamente decepcionados con la gestión del pdte Maduro, pero acusarlo de perpetrador de "crímenes de lesa humanidad" es algo exagerado.
Y no es poca cosa señalar al gobierno venezolano como "genocida" y "violador de los DDHH". Hace pocos días, el jefe de la MUD, Obama, renovó el infame decreto injerencista del año pasado, la mayoría apátrida de la AN aprueba la declaratoria de "crisis humanitaria" y activación de la carta democrática y el gobierno se mostró inerme ante la masacre perpetrada en el estado. Y aunque parece un poco exagerado aventurar una intervención gringa en Venezuela (por diversas razones de carácter económico y geopolítico), el lamentable suceso de Tumeremo le puede dar pretextos suficientes para materializarla, porque ganas no les faltan.
Quedará de parte de Rangel Gómez, si algo le queda de dignidad y vergüenza, y como estamos en época de andar exigiendo renuncias como si fuera una moda, considerar su dimisión al frente de la gobernación del estado, o por lo menos ofrecer una disculpa pública, porque ya no son solo los señalamientos sobre la presunta corrupción que caracteriza su gestión, sino además las consecuencias que derivan de sus muy desafortunadas declaraciones, sobre las cuales por cierto, no se ha retractado. Aquí si valdría la pena utilizar la mentira esa piadosa de "estaba enfermito y se fue a casita" que ha utilizado el gobierno en otros casos (tan o más corrompidos como este) para sacar de circulación a sus querubines….