Dentro de 30 años podría ser un abuelo de 70 años, quizás ya me habría despedido de este mundo, pero en todo caso, seguramente no sería mucho el tiempo que me faltaría para hacerlo y seguro me importaría menos el futuro y viviría más el presente.
Dentro de 30 años, mis hijas tendrán la edad que tengo ahora y seguramente se preocuparán mucho, como lo hago yo ahora, por el futuro de sus hijos y pensarán mucho en cómo será el mundo que le heredarán a sus hijos.
Dentro de 30 años, quizás el legado ecológico que le habremos dejado a las generaciones por venir no sea muy prometedor, quizás algunos se interesen en estudiar a un tal Hugo Chávez y el llamado que hacía, como un objetivo del Plan de la Patria, sobre la preservación de la vida sobre el planeta.
Dentro de 30 años, los adultos de entonces, se lamentarán de que apenas siendo ellos niños y niñas o muy jóvenes aún, se comenzó en Venezuela (2016) un desastre ecológico eufemísticamente llamado Arco Minero del Orinoco, que terminó dejando daños irreparables a la principales fuentes de agua dulce, así como devastando la incuantificable riqueza boscosa y extrayendo a cualquier costo minerales que permanecieron bajo las entrañas de la tierra durante milenios.
Dentro de 30 años, será fácil lamentarse de que quienes dicen representar la Revolución hayan hipotecado el futuro de todo un país por conseguir dólares, que más temprano que tarde se devalúan, y en nombre de un "buen vivir", condenan a las generaciones del mañana al desastre y a la desgracia.
Dentro de 30 años, las guerras que desde principios de siglo impuso el imperio estadounidense en el planeta, habrán dejado tal devastación que el mundo será absolutamente distinto y quizás sean otros imperios los que tengan la hegemonía. Pero Venezuela será otra después de 30 años con ese Arco Minero del Orinoco.
Yo no hablé personalmente con Chávez acerca de la inconveniencia de explotar la riqueza minera de Guayana, como lo pudo hacer Héctor Navarro, pero tengo la certeza que el Comandante vetaría ese motor minero y no se aliaría con las trasnacionales para llevar a Guayana el desastre material y espiritual de la gente. Que no me vengan con cuentos, nadie prostituye a su mujer o a sus hijas para ganarse un dinerito fácil que lo ayude a paliar la crisis.