Soliloquio sobre la confusión

En mi caminata rutinaria en la urbanización donde habito, un sonido monocorde, como de pájaro carpintero, pero esta vez metálico, me llevó a elevar la mirada hacia un poste del alumbrado público, y efectivamente, era una de esas aves picoteando una luminaria de aluminio y pensé, este pájaro está confundido y seguí caminando, en la calle siguiente, observé en una casa una tala general de árboles, entre ellos un guayabo cuya abundancia de frutos llamaba la atención de los vecinos puesto que, no solamente colmaban el jardín de la vivienda sino que se desparramaban hacia la calle

En la urbanización donde he caminado durante años, solíamos los vecinos recoger en la vía mangos de variedades diversas, hoy ya no, pues la mayoría de esos árboles han sido eliminados, las razones abundan.

Nuestras urbanizaciones, las diseñaban haciendo de los jardines espacios bonitos sembrados de grama, tenían los urbanistas, también sus razones, pienso que ellos al igual que yo veían en el cine y TV, aquellas películas norteamericanas con aquellos hermosos campos de césped, claro, eran otras realidades, otros climas. Nuestros abuelos y padres tenían otra visión de sus espacios y combinaban lo estético con lo productivo, diría que era otra cultura, (escasez de Hollywood).

Sí algo está demostrando con gran dramatismo el mundo actual, es el desencuentro, más bien, el enfrentamiento entre los seres humanos y la naturaleza, es una contienda donde está siendo agredido, herido y dislocado el eco-sistema planetario, andamos CONFUNDIDOS, no valoramos nuestros lugares de vida, alguien escribió por allí; "El ser humano es el único que le quita la piel a otros animales para mantener caliente a su hembra"

Hemos cazado una pelea contra la naturaleza, pero sabemos que de no hacer un alto y detener esta ofensiva contra natura, en definitiva la humanidad será la derrotada.

En este territorio central del país, hay una enorme masa de agua, que baña las riberas de varios municipios de los Estados Carabobo y Aragua, muchas historias sobre el lago de Tacarigua o de Valencia, pero también mucha desidia, indolencia y desprecio

El proceso urbanizador sigue haciendo de las suyas en estas tierras feraces, y el Lago sigue siendo el receptor de todas las excretas de ciudades y pueblos, así como de los residuos industriales y pesticidas agrícolas.

Cada cierto tiempo los ciudadanos elegimos a nuestros gobernantes, para que en los cargos que asuman, se encarguen del terruño, del bienestar de la gente, de la protección de la sociedad, pero hemos notado que la CONFUSION, es abundante, algunos de ellos no se encargan y muchos ciudadanos electores andamos en SOLILOQUIOS.

Hemos tenido oportunidades de oro en estas localidades para hacer algo importante en las grandes obras de saneamiento urbano y lacustre, había divisas en la Nación, disponíamos y disponemos de gobiernos estadales y municipales políticamente afines (caso eje Oriental de Carabobo), sustentos jurídico-constitucionales (Artículo 170, Mancomunidades).

Ahora las cosas cambiaron, hay pocos recursos, para obras tan fundamentales como las del Lago, y continuaremos en mora con este reservorio acuífero e igualmente en rezago con el Capítulo IX (Artículo 127) de los Derechos Ambientales, establecidos en la constitución de la República Bolivariana de Venezuela,

Sin embargo, estos asuntos importantes no nos deben distraer de lo fundamental, que no es otra cosa, que el establecimiento de las bases políticas para el enrumbamiento de la Nación hacia el Socialismo, otra cosa, sería la negación de las ideas que postuló Chávez e incontables hombres y mujeres, civiles y militares, que durante más de medio siglo, en distintos contextos y escenarios se entregaron a la Patria, levantando las banderas de la Liberación nacional y la Soberanía,

Actualmente los venezolanos estamos sometidos a una cruel incertidumbre, esperando que la guerra de baja intensidad, que hemos soportado durante largos años, pase a mayores, hay muchas señales y amenazas: ensoberbecidos andan en el potrero los Caballos de Troya fascistas de nuestro país, se agita el aparato bélico-tecnológico del Comando Sur, el inefable Secretario de Estado norteamericano John Kelly, lee su parte del guión; el pajarraco servil de la OEA, mueve su carapacho emplumado y da saltos histéricos con su manoseada y ajada Carta Democrática, los Medios Imperiales ansiosos esperan que se repita en Venezuela lo de: Libia, Irak, Afganistán, Siria, Gaza, Somalia. Serían inimaginable las consecuencias de una agresión en gran escala militar o para militar directa en nuestro territorio.

No obstante el país no puede paralizarse, ni distraerse, al contrario hay que activarse, no puede haber CONFUSIÓN, aunque resulte doloroso, hay que pensar en la GUERRA, y una posible economía en esa dirección, y esto no es un asunto que solo le compete a las grandes ciudades...

El Imperialismo, el Capitalismo, el Colonialismo y sus instrumentos políticos, siempre han sido agresivos y crueles, y nada hace pensar que van a cambiar. En estos años que van del siglo XXI, se confirma tal aseveración.

En días como estos del mes de abril del año 1954, nos relata Nguyen Giap, (1) que el viet Minh, le había tendido un cerco de acero a la guarnición francesa de Dien Bien Phu, ante tal situación desesperada los norteamericanos y franceses habían concebido la operación Vautor (Buitre) que consistiría en el lanzamiento de tres bombas atómicas pequeñas para terminar con el cerco, esto hubiese significado el exterminio de miles de soldados del Viet Minh, pero también miles de sus propios soldados.

Uno de los involucrados en esta propuesta atómica, fue el Secretario de Estado norteamericano John Foster Dulles, quien unos días antes (4 de marzo) había estado discurseando su anticomunismo en Caracas en la X Conferencia Panamericana.

LA REVOLUCION ES CULTURAL

1.- Nguyen Giap, Vo /La Cita de la Historia/Monte Ávila Editores Latinoamericana/Caracas 2009/p, 233, 236



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

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