Se ha puesto de moda comercial que algunas empresas simplifiquen alegremente su producción y la venta mediante la presentación discreta de mercancías de alto precio e inasequibles a los usuarios de menor poder adquisitivo. Otras empresas, por el contrario la diversifican; este el caso de las panaderías que, si combinan sus productos con pasteles varios, minimizan la producción de pan y maximizan la de dulces y tortas en general, además de diversificar la fabricación de los pocos panes que ofrecen a diario y a muy tempranas horas del día.
Tan así es que por ahora las panaderías hacen sólo 4 pancitos de piquito-los más demandados por los la gente de menores recursos de compra, pancitos que para adquirirlos también hay que madrugar porque suelen agotarse bien tempranito, y dedican la mayor parte de la materia prima, que hasta subvencionada es, a la fabricación de panes exquisitos como el de canilla, el campesino, el sobado y afines a los cuales puede asignarle el precio que le dé gana a un panadero- generalmente extranjero-que ahora reúne en su misma humanidad la de panadero y la de guerrero o soldado al servicio de los golpistas actuales, o sea a los proveedores capitalistas y a sus proveedores.
Así como el Estado dispuso que la banca privada mantuviera una cartera determinada para el crédito agrícola bajo un estricto y disciplinado cumplimiento, asimismo podría hacerlo con estos establecimientos hambreadores por excelencia.
Los panaderos tienen en su haber histórico y mundial una reprobable figuración con la especulación que siempre han hecho con el hambre de los más humildes. De allí que hayan sido objetos de saqueos con preferencia a la de otros no menos especuladores.
La Iglesia católica, por ejemplo, se ha congraciado mucho con los humildes parroquianos[1] porque ha ofrecido pan gratis en muchas ocasiones dificultosas en materia a alimentación popular [2].
COROLARIO: Estas descaradas y frecuentes burlas que el empresario le hace al Estado es prueba fehaciente y palmaria de que el poder político es sólo un debilucho reflejo, una virtualidad, de la innegable concreción, según la cual, las verdaderas leyes de toda sociedad son las de la estructura económica, las leyes de la Economía, y que, por mucho que el Estado se preocupe y pretenda doblegar la conducta del mercado, siempre estará chocando contra un Poder superior a sus fuerzas, y así seguirá mientras la propiedad privada sobre los medios de producción sigan vigentes.
29/04/2016 06:14:29 a.m.
[1] Se les llama parroquianos porque El Vaticano tiene organizados e instalados sus centros religiosos en todas las parroquias del mundo cristiano en razón de que ellas son las entidades elementales de la composición politocodemográfica de cada Estado en los territorios tomados por el Imperio Español. No pueden ser municipales porque entre los ministros religiosos no está permitida la competencia en cuanto a la recepción de diezmos varios.
[2] Admírese el óleo de Zurbarán, siglo XVII, La caridad de Fray San Martín de Vizcaya, Monasterio de Guadalupe.