"Le montaron un parapeto y lo bajaron de la mula", explicación corta pero contundente que resume en el pueblo venezolano, cuando alguien es perjudicado por la viveza de otro u otros, bien sea en el campo del trabajo mal remunerado, un "negocio" entre supuestos amigos o socios, o la oportunidad que hombre o mujer aproveche para caerle a engaños a quien esté enamorando, con no muy buenas intenciones…
Una empresa venezolana que prefiere instalar plantas en Colombia y EE UU, valiéndose de dólares preferenciales que le suministra la democracia nuestra, "está en guerra pana…", según palabras de su propietario. Guerra contra la administración electa por el pueblo, queriendo derrocar al Presidente obrero, como antes al líder militar civilista que motorizó la revolución venezolana socialismo siglo XXI.
Quieren seguir gozando de su influencia billetocrática, vidiotizándonos a cuñazo limpio publicitario, para continuar empaquetando o envasando productos, aunque no siembren en suelo patrio ni media hectárea para producir, en rubros que hicieron supermillonaria a esa familia chuleadora del estado.
Pasando del chantaje a la acción de cerrar sus plantas, ahora proponen un plan para que en el 2018 se "recupere la economía del campo", con siembra de semillas y algo más, producto de la desesperación porque el gobierno no se traga sus "parapetos", presuntamente nacionalistas después de 75 años de capitalismo salvaje disimulócrata.
Falta saber si el colectivo se traga ese PARAPETO, de quienes desaparecen la cerveza dominante del mercado nacional, olvidando que les ha servido para tener ganancias inmensas, pese a los efectos de resaca o ratón, que el colectivo bautizó hace aaaaaaños, p. o. l. a. r, Pobre Obrero Limpio Amanecido y Rascao.