No les basta con debilitar el bolívar desde Miami con la página Dólar Today y su venta en Cúcuta por menos de su valor, provocar escasez e incentivar el bachaqueo, sino que forma también parte de su plan golpista la desestabilización emocional: generar tal frustración que la incapacidad de razonar se apodere de unos cuantos que terminan echándole la culpa de todo al Gobierno como expresión de un estado similar a la neurosis.
Entrar a un Farmatodo y no salir molesto es misión imposible. Ahí se puede apreciar en micro el más persistente intento de derrotar al presidente legítimamente electo Nicolás Maduro. No se consigue agua mineral tradicional porque su precio es regulado pero sí la tipo perrier, que es bien cara. Igualmente, siempre tienen la saborizada que escapa de la regulación. Algunos rubros aumentaron hasta tres veces su valor.
Tampoco se encuentra pan de sándwich; sin embargo, sí algunas galletas cuyo precio es de 1.800 bolívares, mientras que las económicas no. Chuchería hay hasta el cansancio. Algo similar ocurre en muchas panaderías donde no se halla pan, aunque sí cachitos, pastelitos y dulces en general.
Para contrarrestar acciones como la anterior, el Gobierno ataca el bachaqueo e implementa con éxito el Casa por Casa y los Comité Locales de Abastecimiento, pero es imperante ponerle la lupa, además de las panaderías y Farmatodo, a los precios de alimentos como carne, queso y huevos que suben casi a diario, ya que, como carecen del más ínfimo sentimiento nacionalista, estos seudo empresarios de derecha continúan saboteando.
En definitiva, antes de despotricar contra quien está en el Poder Ejecutivo, considerar el porqué se ofertan algunos alimentos y otros no, a pesar de que se hacen con la misma materia prima, permite desenmascarar a los culpables, quienes antes del 6-D escondieron productos y luego a punto de vencerse los sacaron.