Sentir lástima por sí mismo, debe ser la actitud de algún cliente de un determinado banco del Estado que acude a sus cajeros automáticos y, frustrado debe resignarse a no tener la posibilidad de obtener algún dinero que le serviría para pagar en aquellos sitios en los cuales se cobra al contado, o en sitios en los cuales el punto de venta no permite pasar la tarjeta de débito porque el "sistema" está malo o porque el dueño del negocio, porque le da la gana, no acepta la tarjeta, porque es del Banco de Venezuela. Todo eso, puede pasar.
Cajeros automáticos vagos, que no trabajan permanecen en muchos Bancos de Venezuela, en el país. Y sus clientes comienzan a formar el coro de quejas, siempre dirigidas al gobierno, cuando ven la inutilidad de los mismos. Hasta dos bancos Venezuela pueden funcionar en la misma ciudad, pero ninguno de los dos responde por sus cajeros automáticos. Es así como, la ciudad se convierte en un cruce de personas, buscando ansiosamente un cajero automático que le pueda proveer del dinero que necesita para, en estos tiempos, sumarse a las colas de los diferentes negocios que por casualidad estén vendiendo cualquier producto de la dieta diaria.
Entonces sucede, que la persona cuya tarjeta de débito es del Banco de Venezuela, la introduce en algún cajero de los bancos privados y, puede sentir una humillación virtual o pase de factura, cuando dichos cajeros, si los humanizáramos brevemente, podrían sacarle hasta la lengua, dejando asomar solo Bs 600 y como si quisieran decir: ¡Por chavista!, esto es lo que hay. Aclaro que esto sucede, solo con las personas que no son clientes del banco privado. A los que son clientes, les ofrece casi hasta 7 veces la cantidad que le da al que no es cliente.
La solución debe corresponder, digo yo, a la Sudeban, si hace que los bancos privados den por lo menos tres mil bolívares a los no clientes y/o, que recuerde especialmente al Banco de Venezuela su responsabilidad de tener dinero dispuesto en los cajeros automáticos para que sus clientes satisfagan sus necesidades monetarias.
Pero se supone que cada gerente de cualquier sucursal o agencia del Banco de Venezuela, debe saber que sus cajeros automáticos, también deben trabajar para brindar la mejor atención al cliente. Cuando eso suceda, en la ciudad donde vivo se dejará de escuchar tantas pestes al gobierno y sus dirigentes; sino al contrario, el gerente pasaría a ser sospechoso de contrarrevolucionario que le interesa echarle leña al fuego para tener al pueblo desesperado y, para mantener actualizada la componenda golpista que se cierne sobre la revolución.
