(...) Mientras el hambre se mantiene en estado no agudo y se evitan la muerte por inanición (aun cuando las tasas de morbilidad y mortalidad aumentan por la desnutrición) (...) La miseria continuamente controlada puede ser un fenómeno que, por tan familiar y tan conocido, no ofrezca suficientes ventajas para la práctica habitual de los líderes políticos (...) Si así son las cosas, las implicaciones para la acción en vista de eliminar el hambre, o de garantizar todos los medios para eso, son entonces muy complejas. Es por cierto una tarea pertinente dedicarse a hacer políticamente que el hambre quieta se haga menos quieta y más fastidiosa para los gobiernos que están en el poder (...)
Amartya Sen – Propiedad y Hambre
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Las líneas del referido epígrafe, también pertenecen al autor del texto, Pobreza y hambruna: un ensayo sobre derechos y la privación (1981), en el cual demostraba que el hambre no sólo es producto de la ausencia de alimentos, sino también de la distribución de los mismos.
El autor de nacionalidad india, economista de profesión, alcanzó el premio nobel en 1998, gracias a sus importantes investigaciones sobre los temas referidos en relación con las hambrunas ocurridas en su país de origen, especialmente la última de todas durante 1943, en la entonces Bengala occidental, administrada en esa época por el imperialismo de la Gran Bretaña. Tal hambruna, según cifras conservadoras superó los tres millones de bengalíes y afectó significativamente el crecimiento y desarrollo de un similar número de personas en esa parte de lo que hoy, geográficamente compone el territorio de la India.
Ante tales antecedentes no es casualidad que el actual vice-presidente de nuestra malograda Venezuela, haya visitado el imponente país asiático, donde por cierto, la constitución de esa nación en su preámbulo se declara "soberana" y "socialista", algo que por supuesto, apetece a la cúpula del madurismo, es decir, en quienes ejercen el poder político en nuestro país; desgraciadamente no para hacer cumplir a cabalidad lo expresado en nuestra máxima referencia jurídica, sino para hacer de ella una bacteria propagandística; verbigracia, hacer de nuestra Constitución lo que se les antoje de acuerdo con sus intereses políticos.
Venezuela está atravesando una severa crisis de alimentos y medicinas que según el gobierno es culpa de una supuesta "guerra económica", pero la verdad es que los propios voceros de Maduro, comenzando por el responsable en el manejo de la economía, recientemente declaró que se han reprimido las importaciones en más de un 46% en relación con el 2015¹.
Sí establecemos las analogías correspondientes entre un país importador como el nuestro, y uno exportador de arroz como la Bengala occidental de 1943, en ambos casos, el origen de la ausencia de alimentos se produce por pésimas políticas de gobierno para enfrentar las necesidades de la población, el primero porque no pudieron detener las exportaciones y en nuestro caso porque hemos reducido drásticamente las importaciones, sólo que en aquella época del siglo XX, India también era afectada (directa e indirectamente) por los embates políticos y militares de la II Guerra Mundial, mientras que en el siglo XXI, cuando menos en América Latina no hemos sido acosados por eventos de carácter bélico.
Con Amartya Sen se pueden tener diferencias en relación con las formas de las políticas económicas, pero sí en algo confluyen los pensamientos éstos tienen que ver con las condiciones morales de los gobiernos en la ejecución de la violación a los llamados títulos de propiedad. Si tal violación es para garantizar el hambre de los pueblos estaría justificada, pero si esa violación de la propiedad no genera los efectos de alimentación deseados, resulta evidente que el gobierno de turno estaría en una grave condición moral, que de hecho para ese autor, también sería el origen de los graves problemas políticos, económicos y sociales.
La titulación en Venezuela, o mejor dicho, las expropiaciones que se realizaron en el país, fundamentalmente desde 2007, no fueron para responder a las posibilidades de producción de alimentos en el país, sino para cambiar la propiedad de esos medios de producción hasta manos de los jerarcas del gobierno en vez de entregarla a los trabajadores. Eso tuvo como resultado la multiplicación de un Estado clientelista y burócrata.
Venezuela está postrada, y para colmo, mientras tenemos una muy limitada producción, que ni siquiera logra cubrir el 20% de nuestras necesidades alimenticias, medicinales y de bienes esenciales, el gobierno prefiere emplear los pocos dólares que entran al país por concepto del "rentismo" para pagar la deuda externa, es decir, Maduro prioriza el pago a los capitalistas más ricos del mundo con espacios en Wall Street, en vez de importar es este momento de emergencia económica y social, la comida y las medicinas que necesita el pueblo. Eso sencillamente es inaceptable para un gobierno que se hace llamar de "izquierda".
Si tomanos el concepto de inanición empleado por Amartya Sen, esa es la principal razón que tiene en su contra el gobierno de Maduro, quien con su errada y nefasta manera de dirigir al país ha originado una neohambruna, o hambruna del siglo XXI en el país con las mayores reservas de petróleo en el planeta.
Los venezolanos merecemos otra suerte, y para ello, Maduro debe salir constitucionalmente del poder. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.