La arepa de maíz pelado como blanco de ataques

En días recientes, se ha venido divulgando una información donde relacionan personas con problemas intestinales por el consumo de arepas de maíz pelado, específicamente en Ciudad Ojeda, estado Zulia, denuncia sin rostro de víctimas, pero que se ha echado a rodar por las redes sociales y por medios de comunicación digital (http://www.laverdad.com/zulia/98797-el-excesivo-consumo-de-arepa-pelada-causa-danos-intestinales.html y http://www.lapatilla.com/site/2016/06/06/el-excesivo-consumo-de-arepa-pelada-causa-danos-intestinales/)

Lo primero que debemos considerar, para tratar de darle veracidad a la noticia, es conocer la fuente de donde mana la información, y los medios que hacen eco de ella, y en este caso en particular se puede comprobar que son el diario La verdad y La Patilla, respectivamente, medios que han venido presentando un historial en la fabricación de mentiras, con participación importante en el entramado de la guerra económica y psicológica, que se cierne sobre nuestro país.

El otro elemento a tomar en cuenta es la construcción y argumentación de la noticia. En este caso en particular, se refieren a pacientes que han ingresado a la emergencia de un centro hospitalario, con problemas intestinales a causa de la ingesta excesiva de masa de maíz pelado, indicando a continuación que personas con este tipo de problemas tienden a presentar vómitos de sangre, perforaciones en el esófago, hipotensión y desmayo. Pero no se refieren al hecho que las enfermedades intestinales son uno de los principales problemas de salud en todo nuestro país, desde hace muchos años, que es un mal de las ciudades del mundo, ni tampoco refieren nada sobre otras posibles causas que ocasionan estos males, como pueden ser la alta prevalencia de parásitos (especialmente en esta época de inicio de lluvias), la excesiva alimentación con comidas chatarras, los refrescos, el alcohol, los alimentos refinados, muchos medicamentos, entre otros. Pero ¿por qué esto no se mencionan en esta información?, y sólo se señala como el principal causante de los problemas intestinales a la masa de maíz pelado. ¿Es esto casual?

El maíz es originario de nuestro continente, es una invención de nuestros pueblos originarios, quienes a base de selección y mejoramiento, lograron el fruto de maíz, hace unos 5 mil años. También la preparación de la masa de maíz, pilado, pelado, molido, para la elaboración de las arepas, son prácticas ancestrales, empleadas antes que los europeos colonizadores pisaran tierra venezolana (1498), y antes de la aparición de la Harina de maíz industrializada, patentada en el año 1954 por el profesor Luis Caballero Mejías (hace sólo 62 años). Sin embargo no existen evidencias históricas, pasadas ni contemporáneas donde se relacionen daños tan severos a la salud, que involucren el consumo de arepas peladas, como los que se está "informando" en estos días recientes.

La verdad sea dicha, en estos momentos se nos ha dificultado conseguir la harina precocida, muy especialmente en los últimos meses, trastocado nuestra tradicional alimentación, con un alimento muy especial y que nos identifica como venezolanos: la arepa. Esto deja en claro dos cosas; en primer lugar nuestra gran vulnerabilidad alimentaria, nuestra excesiva dependencia de una harina precocida (que no posee fibra, ni el germen tan nutritivo), que es elaborada y distribuida básicamente por una empresa que maneja un emporio monopólico, aunque no siembra ni un grano de maíz, pero a la que se le arrima casi toda la producción nacional e importada. Por otro lado queda en evidencia, que somos un pueblo que ante las dificultades, donde somos especialistas, buscamos soluciones y alternativas para superar nuestros problemáticas vitales, como se viene intentando en la actual crisis alimentaria, cuando nos hemos visto forzados a buscar alternativas para asegurar la presencia de nuestras arepas en la mesa familiar, con arepas de yuca, de plátano verde, de batata, de papa, etc. También activamos los molinos y los pilones, para volver a la tradición de preparar nuestra propia masa y la harina para parir las arepas nuestras, como lo hacíamos antes, como lo hacían nuestros abuelos, utilizando el grano de maíz entero, remontándonos a nuestras raíces. Apelando al encuentro y al intercambio solidario, para conseguir el maíz para moler, y moler para compartir. Es decir que en estos momentos de crisis, cuando la agroindustria nos somete a una privación de sus productos elaborados, nosotros no reencontramos en lo más profundo de nuestras raíces, en la búsqueda, no sólo en lo alimentario, también en lo nutritivo, en lo solidario, en lo social, y en la conciencia.

Entonces surge las preguntas, ¿Por qué los medios se ocupan de un tema tan aparentemente trivial?, ¿Por qué se "preocupan" en este momento?, será el temor de que el pueblo nos reencontremos entre sí y con nuestra ancestralidad en la lucha de hoy, al reencuentro con nuestros sabores y que percibamos con nuestra práctica, lo sabrosa que es nuestra autentica arepa, dejada en el olvido contemporáneo, desde que nos impusieron a sangre y fuego (cuando nos sacaron y nos siguen sacando del campo) la agricultura agroindustrial y sus productos industriales, como es la harina de maíz PAN, sin contar las influencias políticas que movieron para la consolidación de su emporio y el control del pueblo por los alimentos.

Estamos en la época de siembra de maíz, en uno o dos meses podríamos contar con abundancia de maíz, en esta época de lluvias, la Madre Tierra nos da un impulso para facilitarnos tener una victoria posible. Pero debemos acompañarla con nuestro esfuerzo, con nuestra acción, con nuestra intención. Es el momento de la respiración cósmica, el momento privilegiado para sembrar nuestro cultivo piache (por no decir rey), de sembrar todos los konukos, todos los espacios, acompañados de muchas otras semillas, frutales, tubérculos, y con las prácticas adecuadas para que logremos transformarlos en alimentos, seguros, sanos y abundantes, del pueblo y para el pueblo.

Debemos hacer un gran esfuerzo para poder obtener las semillas agrícolas importadas y sobre todo las semillas locales. Aquí y ahora es donde se hace importante el intercambiar o préstamo de semillas campesinas, con el compromiso de multiplicarlas y socializarlas. Debemos trascender las ferias para ver muestras de semillas, y crear verdaderos encuentros campesinos para el intercambio, para compartir semillas y alimentos, sentir que nos conectarnos desde las semillas y germinar con ella en esta lucha. Se debe impulsar en este momento inmediato, todas aquellas iniciativas productivas de cultivos sustentadores de vida, con recursos y logística, es hoy la batalla por la vida, es un buen momento, para trascender la crisis.

Aprender de los ciclos vividos, y darnos cuenta del alto costo para acceder al maíz entero para moler, en el mercado libre ya lo ofrecen a 1000 y 1200 Bs, aquí hay que considerar la importancia no sólo de contar con maíz económico en la zafra del maíz, sino el resguardo y almacenamiento de semillas para la época de mengua y para el próximo calendario agrícola. Están tratando de cerrarnos las alternativas de avance hacia la salida de esta guerra económica, que se desarrolla ya en el interior de todos nosotros, en la conciencia y en el estómago. Nuestra respuesta debe ser contundente, coordinada, para lograr acumular fuerzas para derrotar a esta arma de destrucción masiva, como son los medios de comunicación.

Podemos articular los esfuerzos y recursos, para que el maíz llegue a las comunidades, por sacos, a precios solidarios (a un precio equivalente a como lo compra la POLAR, para hablar de justicia), y mover nuestros molinos de maíz principalmente a pequeña y mediana escala (facilitar la adquisición e incentivar las mejoras tecnológicas populares), para estimular la producción masiva de harina o masa de maíz integral (completa).

Esto que está pasando con el maíz, esta también sucediendo con otros productos del pueblo: verduras, frutas, hortalizas, cereales. Debemos ayudar a conectar el campo con la ciudad y la ciudad con el campo, con mercados directos, campesinos - consumidores, y el intercambio justo. Se están dando buenas experiencias en las Comunas agrícolas de Barquisimeto con los campesinos de Sanare y Monte Carmelo, en Caracas, las ferias Konuqueras, entre otras iniciativas desde abajo, de mano a mano. Esto ejemplos deben ser apoyados y multiplicados como prioridad número uno. Es el momento de la Madre Tierra, y el pueblo late con ella.

Miembro del colectivo Tukeque y Docente de la UNESR

konucodelser@gmail.com



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