Miranda en la patraña de Domingo Alberto Rangel (II)

“La historia es una combinación
de realidad y mentiras. La realidad
de la historia, llega a ser una mentira.
la irrealidad de la fábula llega a ser verdad”
Jean Cocteau

Este pensamiento de Cocteau, me parece admisible, puesto que la historia, aun considerándola “ciencia de la historia”, como ninguna ciencia llega a ser perfecta, porque la ciencia en general, aquello de “ir del conocimiento de unos hechos, al conocimiento de nuevos hechos” como la concebía Albert Einstein, indudablemente deja muchos hechos por estudiar; se sabe de la presencia de imponderables o hasta apenas se comienza a desarrollar en la investigación científica las matemáticas fractales, QUE REVELARÁN CONOCIMIENTOS “ESCONDIDOS” ENTRE LAS HENDIJAS DE NÚMEROS, COMO CONTINENTES SUMERGIDOS. Si la física, la biofísica, la astronomía, etc., que son consideradas las más lógicas i matemáticas, son imperfectas i hasta las matemáticas, lenguaje formal de la ciencia, según el teorema de Göedel, tienen una demostrada in completitud, resulta más que obvio que, la ciencias humanas, la psicología o las ciencias sociales en general, las que no manejan “hechos concretos i medibles”, como las ciencias sociales, resultan más imprecisas. Por eso, una disciplina como la historia, una especie de biografía del mundo o conjunto de biografía humanas resaltantes, tiene que tener fallas mui profundas. Por eso algunos como Oscar Wilde, pensaba que el único deber que tenemos con ella es reescribirla; empero, también es lógico i admisible que, al volver a escribirla es para mejorarla, para profundizar más buscando verdades i apartando mentiras i eso solamente es posible, consiguiendo más testimonios de la historia. No se puede reescribir a voluntad absoluta, pintando la realidad a nuestro gusto, deformándola e introduciendo nuevas mentiras, mitos, fábulas o un pensamiento desquiciado, lleno de veneno, rencores, egoísmos e intenciones de acusar i vejar. I eso es lo que ha hecho Domingo Alberto Rangel, en ese adefesio de libro titulado MIRANDA EN LA PATRAÑA. No sé de donde le viene tanto rencor o reconcomio contra Miranda, a no ser por el lavado cerebral que hacen los partidos políticos.

Por esto, cuando empecé a escribir un artículo con una reseña no profunda o resumida del libro mencionado, creí que solamente tres o cuatro cuartillas bastaban, pero al ir siguiendo los subrayados i las notas que fui colocando en tan alarmante libro (diciendo que en un tiempo admiré mucho a DAR i tengo casi todos sus libros) que, apenas llegué a la mitad, i me faltan muchas cosas negativas que mostrar, por lo cual dividí la exposición en dos artículos que resultan largos, pues son muchas las mentiras, los atropellos i los absurdos que tiene la obra i que sigo comentando.
Comparto, además, que la obra histórica (aunque no sea concretamente un libro de historia, pero la toca) con lo que pensaba Anatole France uno de mis autores favoritos. Dice France que “la verdadera historia es la de las máximas y las opiniones, más que la de las guerras y los tratados”.En nuestra historia de la independencia, son primordiales los pensamientos de nuestros libertadores, tanto como las batallas, los sitios i las hazañas como el Paso de los Andes. Tal vez por eso es que, del mismo autor (France), que escribió historias, entre ellas de la Revolución Francesa, se leen menos esa páginas magistrales, que una supuesta historia parodiada de Francia o quizá del mundo, como es lo narrado en una deliciosa i estupenda obra de Anatole France, titulada LA ISLA DE LOS PINGÚINOS. Es un o de los libros que siempre he recomendado leer. Allí vemos cómo de las mentiras i los mitos, puede surgir la mentira, pero por encima de eso, vislumbrar las verdades. Lo mismo el libro, EL HOMBRE QUE FUE JUEVES, de Chesterton.

En MIRANDA EN LA PATRAÑA, en el aparte “Los negros de Haití cortan cabezas”, el autor hace una reseña de la historia de Haití, primer país de América fuera de los Estados Unidos en independizarse; tal parece que no para exportar ideas de libertad, sino ser un infierno negro que exporta terror, miedo, i que con el tiempo, “ha sido enterrado en ese triste cementerio que es el olvido” saltando DAR un poco o bastante en el tiempo para decir que en Venezuela de nuestro tiempo, estamos en el seno de la anarquía i, textualmente, “Aquí en un raro contubernio de cabronería, liberales y marxistas, avanzados y retrógrados coinciden en mantener santificados varios misterios”. Como vemos, actualmente cuesta leer a DAR, porque sus ideas parecen de revoltillo, o como el dicho popular, “arroz con mango”. En ese aparte hace más historia o habla más de Haití que de Miranda, pintando a Toussaint l’Overture, como un monstruo asesino que exporta el miedo i la crueldad, por lo cual, cuando las naves de Miranda surcan el Caribe, invisible pero omnipresente, va el fantasma de este personaje maligno. Por eso, textualmente leemos “DETRÁS DE MIRANDA, DICEN, SI ESTE TRIUNFA, APARECERÁ OTRO NEGRO VENGATIVO COMO EL HAITIANO”.

De esta manera, el siguiente aparte, pinta el fracaso de Miranda en tierra venezolana con cierto deleite, porque afirma que el miedo haitiano precede o enmarca al “Leandro”, pero el futuro Generalísimo está tan obseso en actuar, que no analiza las circunstancias. Es casi un estúpido según este escritor iconoclasta. Para él “UN HADO FATÍDICO PARECÍA PREDESTINAR A FRANCISCO DE MIRANDA A SER PRECURSOR PERO JAMÁS REALIZADOR DE NINGUN A EMPRESA POLÍTICA”, pues al precursor (no sé cómo, si jamás realizó un empresa política) no va a derrotarlo el monarca español, sino Toussaint l’Overture que mata franceses en Haití. Por ello, “LAS HUESTED DEL MALIGNO VIENEN EN AQUELLOS BARCOS, EL Y LAS DOS GOLETAS QUE LO ESCOLTAN”. Lo único que va encontrar en Coro es la soledad i la ofensiva de la iglesia comandada por el Obispo Hernández Milanes. Por eso, un personaje popular que ha quedado en Coro, llamado el Mocho, le dice a Miranda con desparpajo cínico: “AQUÍ NO HA QUEDADO NADA QUE SAQUEAR, MI HERMANO”. Dejo a los lectores que se atrevan a comprar el libro, el resto del capítulo, pues se haría demasiado extenso seguir señalando disparates a voluntad.

Empero, el pensamiento contradictorio en los rasgos lógicos del lenguaje, continúa. En el aparte EL SOL EMPIEZA A DECLINAR, encontramos esto: “LA FALLIDA INCURSIÓN EN CORO SEÑALA PARA FRANCISCO DE MIRANDA LA LLEGADA AL APOGEO Y EL COMIENZO DE LA DECLINACIÓN”. Según tengo entendido, fuera de su connotación astronómica, apogeo es el punto de culminación de una obra o empresa; el punto más alto, el éxito; pero resulta que aquí ese apogeo es el fracaso, el fracaso más ruidoso, más deplorable, más inicuo, más perverso i paremos de calificar. Desde allí, entonces,”empieza la declinación” que posiblemente era, entonces, declinación subterránea, aunque alármense: cinco líneas más abajo asienta, “MIRANDA ERA LA INDEPENDENCIA Y ESTA NO SE ENTENDÍA SIN MIRANDA”. (¡!) o más todavía: “FRANCISCO DE MIRANDA ERA LA ENCARNACIÓN DE LA LIBERTAD EN AMÉRICA” Esto es increíble en medio de una narración que no le ha concedido ni el más mínimo mérito al Precursor quien, además no era conocido como tal i que el iconoclasta no acaba de situarse en la realidad de la época. Tiene otros disparates, como cuando en cosas históricas (aunque también científicas) habla de causa en singular. En nada hai una sola causa; lo que existe son “constelaciones causales”. Miranda, para los que tenían noticias de él, era lo que un periódico inglés llamaba “press picayune” dice Rangel, o sea “UN VENEZOLANO, PRESA DE A LOCHA, LLEGARÍA A IRONIZAR A MIRANDA A RAIZ DE SU FRACASO EN CORO”. O sea, ironizando nosotros a Rangel, “UN APOGEO DE A LOCHA”, i en 1807, el año se va íntegro para Francisco de Miranda, “EN LA AGONÍA DE LA VAGANCIA ENTRE LAS ISLAS DEL CARIBE SEÑOREADAS POR LA BANDERA DE ”.Así, pues, pasa la vida este aventurero que no pasará de precursor según DAR. Cuando demuestra que Miranda ya había declinado en todos los sentidos (aunque no habíamos llegado al 5 de julio de 1811) Domingo Alberto Rangel concluye: “EL FRACASO DE CORO ENSEÑA A TODA UNA GENERACIÓN DE PRECURSORES, A LA CUAL PERTENECIERON TRES ILUSTRES LATINOAMERICANOS, FRANCISCO DE MIRANDA, ANTONIO NARIÑO Y PABLO OLAVIDE, QUE NO BASTAN LAS CIRCUNSTANCIA INTERNACIONALES, SINO DENTRO DE UN PAÍS LOS FACTORES INTERNOS NO HAN MADURADO HASTA LA PLENITUD”. No voi a referirme a las incongruencias gramaticales de estas líneas, pero si advertir que pongo ciertas frases en mayúsculas (que debían ser bastadilla o negritas) por razones de impresión por Internet donde se olvidan a veces, bastardillas, negritas o comillas, para resaltar frases, disparates o mentiras. Miranda, que no había pasado de los 60 años, DAR lo ve hasta feo i dice que las arrugas le cuelgan i más adelante afirma que, entre 1808 a 1810, Miranda vive días desolados, cosa que detalla al voltear la página. Para el iconoclasta tenaz, entonces se podía definir a Miranda, como poseedor de “LA VANIDAD DEL PEQUEÑO BURGUÉS VENEZOLANO Y EL ORGULLO DE GIRONDINO PARISIENSE” que vino a mezclarse en Venezuela con “EL EXTRAVAGANTE SUEÑO DE SEGUIR PRETENDIENDO ENCABEZAR UN MOVIMIENTO QUE EXIGE MENTES Y MANOS JÓVENES”. Miranda no “pegó” una.

Desde 1806, Francisco de Miranda es según DAR, “UN HOMBRE DEVALUADO” pues el revés de Coro, revela su inepcia (sic) (ineptitud) estratégica i su impertinencia política i luego hace unas comparaciones triviales, siendo no solamente en América, sino hasta en Londres, un protagonista ridículo de los chismes que circulan allí. Miranda tal vez, es el precursor sí, de los pretendidos delegados (como lo fue Bolivar, Andrés Bello i muchos otros) de nuestro pueblo en el exterior que, al margen de sus méritos, “APENAS REPRESENTABAN SUS PROPIAS AMBICIONES E ILUSIONES”. Recordando a Kennedy, dice el iconoclasta de oficio, “que la derrota es huérfana” i en consecuencia, “MIRANDA SERÁ UN HUÉRFANO HASTA EL DÍA DE SU MUERTE”. Siguen una serie de consideraciones sobre la ingerencia de Inglaterra en nuestra provincia, hasta citar los tiempos de Teodoro Roosevelt. Concluye que “LA GRAN TRAGEDIA DE MIRANDA VENÍA INCUBÁNDOSE DESDE TIEMPO ATRÁS, NO TANTO POR VIEJO SINO POR MODERADO Y POR DESCONECTADO DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA. EL GIRONDINO VISCERAL DE MIRANDA LE HARÁ NAUFRAGAR O LE PERMITIRÁ APENAS, FLOTAR EN LAS ENCRESPADAS OLAS DE 1810 Y 1811”.

Miranda llegó a su patria ignorándolo todo, incluso el cambio generacional entre abuelos españoles e hijos americanos, radicales, violentos, rebeldes, cuyo mejor ejemplo era el joven Bolívar, i por eso, vuelve con una contradicción de lo que antes ha dicho, que Miranda no es más que un precursor cualquiera, pero no el precursor por excelencia. Por eso lo que hace es “acomodarse” a la rebelión en marcha; mas realmente es un comunicado en un país que le ha brindado asilo. “LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA QUE, PARA TODOS LOS EFECTOS PRÁCTICOS SE PRODUCE EL 19 DE ABRIL DE 1810 NO NECESITA DE ÉL, SE PRODUCE SIN EL CONCURSO DE ÉL, ES AGENA POR COMPLETO A ÉL”. Tal parece que el 5 de julio de 1811, Miranda no es otra cosa que el aventurero “colado” en el proceso, pues a pesar de decir antes que Miranda es Venezuela, que Miranda es la Independencia, aquí señala que muchos se preguntaron ¡Coño!, y, ¿quién es ese Miranda? Sus disparates empezaron por alojarse en la casa de Bolívar. Hacer causa con la Sociedad Patriótica, etc., para resultar siendo un estorbo que finalizará cuando el traidor Simón Bolívar lo entrega al Imperio Español, para salvar el pellejo de conspirador de él i quienes le seguían. ¡Que abominable historia! Por eso cedió ante el plebeyo medio delincuente i contrabandista, Domingo Monteverde. En una Venezuela divida, entre una población interior tradicionalista i fanática, i una costeña tolerante e ilustrada, cuando se firmó el acta de la Independencia con pluma de ganso, ya la naciente República hacía aguas (fundamentalmente por la estulticia del Generalísimo) i Monteverde arrastra esa acta en la cola de su caballo. Fue la patria boba, repitiendo las tonterías nacidas en la revolución en París. Por eso asegura que, además, no podemos perdonarle a Miranda la confianza que puso en Monteverde i el derrumbe de una república de oradores (habladores de pendejadas) fue rápido i completo. Con estas estupideces, Miranda cerraba su vida militar…¿No era vida de aventurero, Domingo Alberto? ¿Qué fue lo que escribiste? Repite entonces con más detalle la entrega de Miranda para pasar a calabozos húmedos i oscuros, hasta terminar el peregrinaje fatídico en La Carraca en España. Como Bolívar el traidor de inicio, tenía que obtener los salvoconductos de su grupo, tuvo que pagar con la moneda Miranda. Miranda, es lógico, sufrió dice DAR, un colapso físico, mental i anímico, i lloraba por Venezuela. (¿No i que no tenía patria?) Por eso desde el sitio donde lo imaginó Michelena, medio recostado i pensante, el Generalísimo siente odios i bajas pasiones i quiere hundir el pasado en las tinieblas del olvido. I es su venganza…”OLVIDAR A VENEZUELA, OLVIDAR A CARACAS, OLVIDAR A UNA CAUSA, POR LA CUAL LUCHÓ COMO NADIE”. ¿Han visto escritas más contradicciones? Empero, aunque es el único prócer en morir en prisión “DEJA DE PAGAR OLVIDO CON OLVIDO CUANDO EN PARÍS EN 1846 SE ERIGE EL ARCO DEL TRIUNFO DE L’ETOILE”, SURGIENDO Miranda dentro de la indiferencia de los suyos, i nace el Miranda con el que se encuentra la gente en el Arco del Triunfo. En 1812 el destino lo había sumido en la derrota i luego del fracaso de la Primera República; Bolívar el traidor, lo destinó a morir en una prisión donde morían o encerraban a los criminales más monstruosos. Por eso a él, al Libertador de cinco naciones, le castigaría el destino con varios exilios i desconocimientos, madre i madrasta de sus propios hijos, i con Bolívar i Miranda, fue peor, dice Dar: fue Arpía i Sibila. Sin embargo, después de esta historia trágica desde su inicio, dice: “MIRANDA I BOLIVAR NO EXISTEN POR VENEZUELA, POR EL CONTRARIO, ES ELLA QUE EXISTE POR SUS DOS HIJOS”. Tal parece que después que los vilipendia, los humilla, los insulta, los descalifica i cuanta maldad les adjudica, piensa: “voi a poner una frasecita de remedio”, porque “TAMBIÉN NOSOTROS HEMOS PASADO SIGLOS VIVIENDO DE LOS PRÓCERES, COTEJANDO A LOS PRÓCERES, ABUSANDO DE LOS PRÓCERES”. Por eso debemos ir a París (yo lo he hecho varias veces) mirar hacia arriba i ver el nombre de Miranda. “MIRAR ARRIBA –CONCLUYE- ES MIRAR LAS ESTRELLAS, BUSCAR LA LIBERTAD”.

Así, contradictoriamente, finaliza la patraña, la mentira, la fábula o el mito de Miranda, Bolívar, Sucre, Urdaneta, Páez i todos los próceres, del mito, fábula, mentira i patraña de la Independencia de cinco o seis países de América Latina, en el cerebro enmarañado por una patraña neurológica, noxa establecida en la mente en declive de un iconoclasta de oficio. Es, sencillamente un libro deplorable que ignora la historia, i no consultó en absoluto, magistrales biografías de Miranda, entre ellas, una reciente de mi alumna en filosofía, Carmen Bohórquez, a quien le aconsejo por caridad, le regale un ejemplar a Domingo Alberto Rangel, un ídolo que hace tiempo ya se fue. Como su Miranda, es un personaje devaluado.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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