Endorracismo, la negación para la dominación

Al imperio no le hacen falta armas convencionales para colonizarnos, su propósito está garantizado con el veneno que nos vienen inoculando desde hace siglos, dividiéndonos y enseñándonos a sentir vergüenza de lo que somos, sin embargo, mi esperanza insiste en que en algún momento tendremos la madurez suficiente para deshacernos del racismo y endorracismo que todavía hoy nos enferma como sociedad.

Durante la conquista las formas de resistencia de nuestros ancestros fueron desde ocultar sus creencias en el sincretismo religioso católico, hasta aprender el idioma del amo para hacerle creer que había vencido y finalmente estábamos bajo su dominio, esto solo para escapar a los reductos libertarios llamados cumbes, donde las y los cimarrones vivían bajo sus códigos, con la oportunidad de libre expresión de su cultura e idioma.

El esclavista por su parte comprendió después de varios alzamientos que la libertad era inevitable, entonces ideó una forma de perpetuar su presencia colonizadora, unas cadenas invisibles que permanecieran en el tiempo, es así como aparece el endorracismo, estrategia del amo para convencernos de nuestra inferioridad.

Estos son los mismos que nos enseñaron que África es sinónimo de miseria y desolación, y precisamente así comienza la manipulación que necesitamos desmontar para avanzar, definitivamente no fue un castigo de dios enviarnos a nacer hace más de 500 años en África y aunque insistan, tu cabello no tiene nada de malo por ser diferente, rizado, crespo, y si bien la referencia de belleza que nos vendieron siempre describía unas características fenotípicas mas europeas, debemos asumir que el concepto de belleza varía según cada cultura, ya es momento de liberarnos y aceptarnos en nuestra diversidad.

Y es que precisamente la plena libertad de los pueblos se asocia a su nivel de formación, por esa razón la revolución se empeña en el acceso al conocimiento y la formación técnica y política, solo podemos trascender y escribir nuestra propia historia aceptando que todo aquello que nos enseñaron y nos minimizaba es parte de esas cadenas que necesitamos romper para siempre, hoy el pueblo que se reconoce orgullosamente con origen africano, entiende que aunque todavía exista una deuda con nuestras comunidades históricamente invisibilizadas, es la revolución bolivariana la esperanza de confrontar y combatir los vestigios de la colonización que aún tenemos presente.

Como siempre los y las afrodescendientes acompañamos a nuestros iguales en la lucha por una sociedad en la que todos y todas tengamos los mismos derechos, y sean reconocidos nuestros aportes mas allá de lo "folclórico", nosotros y nosotras que seguimos en resistencia desde el cumbe, no abandonamos, no traicionamos, y si bien el sendero de nuestras luchas es complejo, es un camino sin vuelta atrás, donde nos declaramos para siempre libres y en batalla, para siempre cimarrones y cimarronas.



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Eubel López

Artista plástico, Social Media Manager, investigadora.

 liscet@gmail.com      @Liscetx

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