Hoy día de San Pedro y San Pablo, en lugar de felicitar a los Pedro y a los Pablo, Pedras Paulinas y Paula; volví a sentir, rabia y tristeza al ver como atropellaban unos empleados de segunda de un supermercado, hay culpables de estas injusticias que se cometen contra la población en especial con los adultos mayores e incapacitados por alguna dolencia propia de su avanzada edad.
La culpa es la consecuencia de una acción, premeditada, obviada, ignorada pensada como tal que hace daño, lesiona , perjudica , maltrata La culpa es un sentimiento para quienes se arrepienten y una acción baja para quienes no se conduelen de sus semejantes porque se consideran superiores o mejores con derecho a atropellar desde sus cargos.
Hoy volví a pensar que si hay culpables de estas y otras injusticias cometidas por seres egoístas, mal formados, ignorantes y sin sentido de condolencia hacia sus semejantes.
Un culpable directo, el gerente del supermercado que deja la aplicación de las normas en manos de seres injustos y hasta crueles que gozan su maldad hacia los demás, un culpable el empleado por su ignorancia y por ser déspota enemigo de él mismo; culpable el Estado por no controlar la venta de productos subsidiados como la leche, el azúcar y la harina para arepas.
Y este culpable que envía la GNB para evitar disturbios, saqueos, desórdenes, son un cero a la izquierda cuando son requeridos por alguien para que les auxilie ante el atropello.
No se permite hacer una cola con personas de la tercera edad después de una hora determinada. Órdenes del Gerente y aplicada por los serviles empleados. Los ancianos con alguna incapacidad no tienen prioridad para comprar su azúcar para endulzar el café mañanero, costumbre que arrastran desde que eran mozos un siglo atrás.
Les obligan a hacer una cola gigantesca de hasta 4 horas para venderles dos kilos de azúcar y dos paquetes de harina para arepa.
Allí es donde digo que el culpable de más responsabilidad es el Gobierno, que permite que se atropelle a estos seres que ya están en camino de su descanso eterno, mientras se vanaglorian diciendo que 3.000.000 de ancianos reciben su pensión, acción medida en cantidad y dinero, dejando al arbitrio de quienes les atropellan, lo demás.
¿Por qué el Gobierno no se apersona con autoridad en estos sitios para impartir la justicia que claman los ancianos? ¿Por qué no se instrumentan mecanismos más humanos para vender estos productos y que las personas no sean atropelladas y humilladas por un paquete de harina?
Y nos quejamos cuando el pueblo se enardece y acaba con un local dispensador de alimentos? No es que el vandalismo yo lo apruebe, pero la humillación a un pueblo algún día la cobra y ¿quien es el perdedor?
No sé si es que el Estado no ha pensado en estas pequeñeces ocupado con la OEA, los precios del petróleo, las giras del Presidente o el referéndum, pero los ancianos reserva moral e historia de los pueblos deben ser mejor tratados no solo con una pensión que no les alcanza ni para comprar los alimentos sino como personas reserva ancestral y herencia viva del saber y el conocimiento, padres y abuelos de toda una generación de relevo y manual inequívoco de consulta de la problemática que se vive por la experiencia y vida acumulada. ¿Es mucho pedir que se les trate bien? Aunque solo sea eso.
¿O es que vamos a imitar al vampiro Ledezma y les mandamos a echar agua con la ballena?
No basta darle los alimentos al supermercado para que los distribuya, hay que vigilar que sea entregado respetando la dignidad de los seres humanos, obligación de un gobierno socialista, humanista, de inclusión y de amor a los demás.
NO SE DEBE SER DEBIL, SI SE QUIERE SER LIBRE