El control a lo largo de la historia, ha estado presente en cada una de las actividades emprendida por el hombre; para ejercerlo sobre planes, programas, entre otras actividades, basta con tener nociones de su teoría básica y la disposición de controlar de forma efectiva las actividades emprendidas.
Desde el punto de vista de los modelos administrativos Henri Fayol definió al Control como una herramienta para: "asegurarse que todo se efectúe de acuerdo al Plan que ha sido adoptado, a las órdenes dadas y a los principios establecidos. Su objeto es señalar los errores a fin de que sean rectificados y prevenir que ocurran nuevamente"
Entre otras cosas, el control fundamentalmente procura que lo planeado se ejecute de manera satisfactoria y que los recursos asignados a una tarea se empleen de manera efectiva. Creo firmemente que se ejerce control sobre lo que se desea controlar, actividad está que con la aparición de los sistemas de cómputo se hace más sencilla y efectiva.
Ahora bien, el proceso revolucionario ha adolecido de prácticas de control eficaces, eficientes o efectivas, situación muy lamentable por su repercusión en la revolución.
La ausencia de medidas de control se hicieron evidentes en el año 2003, con la aparición de las misiones socialistas, ya que la falta de claridad y la improvisación de algunos de los funcionarios responsables de la ejecución de estos programas sociales impactaron negativamente en los resultados esperados con estas misiones y en la población objetivo.
Como consecuencia de ello ingentes cantidades de recursos fueron despilfarrados y personas humildes participantes de misiones como Vuelvan Caras y Agro-Venezuela quedaron endeudadas con la banca pública y con penalización en dichos entes financieros.
No voy a discernir en el presente, sobre si los ejecutores de las políticas y/o programas de gobierno tenían o no las competencias necesarias para asumir esas responsabilidades, ya que es una deuda que tiene la revolución y el gobierno nacional en la formación de cuadros para asumir de forma clara las tareas encomendadas.
Dada la dura realidad que atraviesa la nación con el acaparamiento, comercio ilegal y especulativo de productos alimenticios, medicinales y de higiene personal y en consideración a que gran parte del problema radican en los desvíos que se suceden en las cadenas de distribución y de comercialización, es necesario la aplicación de controles a lo largo y ancho de estas cadenas.
¿Por qué no ejercer control sobre estas? Ojo solo control y ello se enmarca perfectamente en el decreto de Estado de Excepción vigente.
Entonces: Qué tipo de control aplicar? Qué controlar?
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Control previo, que debe abarcar desde los dólares que se otorgan al importador, cantidad de productos que ingresan al país por importador hasta las cadenas de distribución.
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Control posterior, para verificar que los productos e insumos que ingresan y/o se producen en la nación, lleguen a donde tienen que llegar, esto supone auditorías a los sistemas de ventas e inventarios de las cadenas de distribución y de comercialización, ya sean públicas o privadas.
Esto supone la creación de un organismo no burocratizado y que esté al servicio del pueblo, cosa no lo hace la actual SUNDDE, por tanto es necesaria su transformación.
En el país se cuenta con la tecnología necesaria para acometer de manera efectiva estos procedimientos, ya que todos los productos de consumo masivo están codificados. Entonces que se espera para el uso inmediato de estas herramientas en favor de las grandes mayorías y en consecuencia del proceso revolucionario.
La ausencia de control costo a la nación la desaparición de aproximadamente 25mil millones de dólares, el despilfarro de recursos asignados a las misiones Vuelvan Caras y Agro-Venezuela, ni que hablar de Madres del Barrio, Barrio Nuevo Barrio Tricolor y la Gran Misión Vivienda Venezuela, no estoy objetando las misiones, solo sus resultados en función de sus beneficiarios.
Particularmente, me causa malestar e indignación cuando veo que la clase social contra la que se lucha, es la más beneficiada con esta revolución, a esta clase se le siguen otorgando ingente cantidades de recursos en créditos, dinero que es desviado para sus fines políticos.
De igual forma, el cuanto hay pa' eso y los tráficos de influencias, campean abiertamente en este proceso de cambio, es así como a través de la misión trasporte, misión vivienda, barrio nuevo, barrio tricolor, mi casa bien equipada, se beneficia una clase media cipaya, apátrida, que al obtener el carro, la casa, no duda en rotularlos con adjetivos que hacen alusión a la caída del régimen y apologías al delito, en tanto que nuestros militantes en su mayoría carecen de estos beneficios.
Todo lo anterior descrito es producto de la ausencia de medidas de control efectiva, sin temor, puedo asegurar que en la asignación de vehículos del programa Venezuela Productiva, no se toma en cuenta la base de datos donde se registraron obedientemente y de forma esperanzadora miles de simpatizantes de este proceso, así como también que los vehículos asignados por dicho programa no ha impactado al 10% de los registrados, cosa igual sucede con la misión vivienda.
Esto ha repercutido negativamente en el proceso revolucionario, como consecuencia de ello se cuenta primeramente el desaliento de la militancia chavista, que prefirió quedarse en casa el 6 de Diciembre, viendo como la derecha retomaba el poder de la Asamblea Nacional, el descontento de la base al ver como los beneficios anhelados son otorgados a la contrarrevolución y a capricho de algunos funcionarios y dirigentes de los Consejos Comunales, sin contar el precio político y militante que se paga por lo que sucede con los alimentos, medicinas y productos de higiene personal.
En fin, es necesario revisarnos a ver que estamos haciendo, como lo estamos haciendo y con qué herramientas contamos para el buen desempeño de las tareas.
Prohibido fracasar, la victoria nos pertenece.
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