El enigma del valor y el dinero

De entrada, lo primero que nos interesa es el valor de cambio de las mercancías, luego de conocer su valor de uso, habida cuenta de que todas ellas por definición son producidas para el cambio.

Durante la vida silvestre de los recolectores, cazadores y pescadores sólo interesaba el valor de uso; no había surgido la mercancía. De perogrullo, hablar de mercancías es hablar de su intercambio, de su trueque, de compraventas. De allí que nuestros análisis y el estudio de la obra de Marx giren sobre este valor de cambio.

Decir valor, pues, es aludir al valor de cambio, y fue sobre esta alusión que los clásicos de la Economía volcaron sus elucubraciones, aunque sin llegar al meollo del asunto.

Luego de unos 2.000 años[1] de indefiniciones científicas, Marx definió la mercancía como un objeto material, como valor de uso, y a su vez a éste como una materialización de valor, es decir, como portador de valor de cambio. Esto significa que toda mercancía es o tiene valor en sí misma cuando se la haya trabajado, es decir, valor trabajo, se entiende, y lo es antes de entrar al mercado y para poder entrar en él.

Por su parte, los apasionados lectores de la obra de Carlos Marx, concretamente, El Capital, Libro Primero, Sección Primera, Capítulo I, llevan ya unos 150 años sin una comprensión plena de sus ideas, de sus hallazgos y aportes científicos a la humanidad.

En mi caso-debo confesarlo-he dedicado casi 3/4 pates de mi vida adulta a su lectura sin que todavía mientras más trabaje su obra deje de hallar novedades en sus densas y enriquecedoras páginas.

Seguimos:

Toda mercancía y su valor de uso tienen un valor relativo por excelencia. La mercancía A expresa su valor cuando se dice que es igual a la mercancía B, en tales o cuales proporciones. Así, el hierro y su chatarra valen oro y este vale tanto como la chatarra, según una determinada proporcionalidad. Por ejemplo, el oro vale unas 15 veces el valor de cambio de la plata, gramo a gramo, y viceversa, esta última vale 1/15 parte de oro.

Cuando llevamos una mercancía al mercado, la llevamos con su valor de cambio que le es ínsito, pero, allí la cosa cambia radicalmente. En este, ese valor de cambio con el cual ella arriba al mercado, por cuanto el valor de uso lo porta, se trueca en valor de intercambio[2], o sea, se cambia por otra mercancía en determinadas proporciones recíprocas. De manera que el valor de toda mercancía adopta dos formas, la cualitativa que se expresa porque otra mercancía es intercambiable por ella, y cuantitativamente porque determinada cantidad de otra mercancía se recibe a cambio de determinada mercancía ofrecida[3].

La mercancía, es, digamos bifacética, tiene cualidad, y por esta las demás pueden cambiarse por ella, y tiene cantidad por lo que determinada cantidad de otra se cambia por cierta cantidad de ella. Estas características dieron lugar al dinero.

Se trata, pues, de dos componentes del valor de una mercancía: su valor de uso tangible, particular y constante por su calidad, y el valor de cambio como expresión abstracta del trabajo social depositado en ella. Este valor de cambio permite el intercambio comercial a la par que en principio es mediante trueque. Ambos valores se crean en la producción. La intercambiabilidad de las mercancías diferentes entre sí como valores de uso expresa que son expresiones comunes de valor, que son productos del trabajo indistintamente de las divisiones técnicas del trabajo social.

Con la aparición del dinero la cosa cambia radicalmente. Si bien, como valor de uso, su valor de cambio está predeterminado por el valor trabajo albergado en él, cuando a la mercancía se le fija un precio en el mercado, o sea, una cierta cantidad de dinero[4] (un precio), esta cantidad perfectamente puede diferir del valor de cambio albergado en una mercancía dada ya que, de acuerdo con la oferta-demanda, el demandante puede verse obligado a pagar más dinero por algo que vale menos, pero que, como se trata de dinero y este representa a todas las mercancías, el demandante puede perfectamente sacrificar parte de su dinero (renta) para obtener el valor de uso de la mercancía que más urgentemente necesite con cargo a otras que en principio, por ejemplo, el asalariado debe adquirir con su salario.

Ocurre que los sobreprecios o desviaciones entre el valor de cambio y el precio de una mercancía saltarían más a la vista mediante el trueque que mediante los variados o inducidos intercambios mediados por el dinero[5] que opera en la circulación.

Así, mediante el trueque, el valor de cambio con el que sale un valor de uso o una mercancía de la fábrica es invariable ya que el pago de ellas se hace en valores de uso intercambiables a la par. Cuando aparece el dinero, y este es una mercancía genérica de los diferentes valores de cambio, al margen de sus valores de uso, entonces surge un tercer tipo de valor o valor de intercambio, es decir, el precio que es una categoría expresiva del valor sin ser valor en sí mismo ya que es propio de la circulación, del mercado, precio que es, más bien, cierta cantidad de dinero que interviene en las transacciones, y que es ajeno a la producción.

Durante y mediante el trueque la forma misma de la mercancía empleada como dinero ya facilitaba o dificultaba las transacciones por aquello de su viscosidad o practicidad circulatoria.

De resultas, debemos acostumbrarnos, pues, a hablar de 1.- Valor de uso (material, artificial y absoluto), como producto del trabajo que permite ser usado en la satisfacción de necesidades varias, 2.- valor (valor trabajo o v. relativo) que convierte el valor de uso en un valor de cambio potencial, y 3.- valor de intercambio (concretado en el mercado).

 

Así, estamos frente a 3 tipos de valor:

1.- Valor de uso, y 2.- de cambio, ambos emanados de la producción, y 3.- Valor de intercambio, precio o valor en dinero que es adquirido en la circulación o en el mercado como resultado de circunstancias ajenas a la producción, tales como la oferta-demanda que, a su vez, no dependen de la producción, sino que pueden responder a los intereses subjetivos del comprador y/o del vendedor.

Digamos que lo que hasta ahora seguimos erróneamente llamando valor de cambio se refiere al precio y no al valor. El supuesto "valor de cambio" logrado en el mercado es un valor de intercambio, de la circulación y ya despegado de todo proceso de producción.

Porque los precios no responden a ninguna estructura de costo sino a la estructura de compraventa practicada por los intermediarios: tanto precio de compra, tanto precio de reventa. Igual criterio priva a los ojos del fabricante: tanto le cuesta producir una mercancía, tanto obtendrá en el mercado con su reventa. Ambos, fabricantes e intermediarios, operan con valores de intercambio y no con valores de cambio.

Quede claro, pues, que el valor de cambio no procede ni se halla en el mercado y no le da valor a las mercancías, sino todo lo contrario: el valor de cambio = el valor expresado como la potencialidad que tienen todas las demás mercancías de intercambiarse por una de ellas sobre la base de que todas contienen valor trabajo, porque su producción ha costado trabajo durante, digamos, tantas horas de trabajo utilizadas durante el proceso de trabajo.

Así, el valor (valor trabajo) de la mercancía A se expresa independientemente[6] como valor de cambio de dos maneras: cualitativamente en el hecho de que la mercancía B sea susceptible de cambiársela por aquella, y se expresa cuantitativamente por la posibilidad de cambiar una determinada cantidad de B por otra determinada de A.

Veamos la siguiente tabla de bienes intercambiables:

VALOR EN FORMA DE DINERO

20 varas de lienzo

1 levita

10 libras de té

40 libras de café = 2 onzas de oro[7]

1 "quarter" de trigo

½ ton de hierro

X mercancía

En ese paquete de ecuaciones todas las mercancías del primer miembro valen 2 onzas de oro. Daría igual decir que con 2 onzas de oro de pueden comprar indistintamente cada una de esas mercancías por separado y en sus respectivas cantidades ofrecidas. Sin embargo, los compradores suelen ofrecer menos dinero por ellas, así como el vendedor suele exigir más de 2 onzas, según las circunstancias del momento y lugar. Esta puja se nos ha vendido como determínate del valor de cambio, de la ganancia, como si la cantidad de trabajo que haya costado alguna de esas mercancías pudiera modificarse después de elaborada. Lo que hacen los compradores y vendedores es jugar con el valor de cambio y, de esa manera, alguno d los transaccionistas pierde exactamente lo que el otro sobregana. El valor de cambio se conserva incólume en la pareja de cada compraventa.

Corolario:

El capitalista tiene razón cuando afirma que sus ganancias las obtiene en el mercado y que tienen como fuente el valor de intercambio, o sea, los precios que allí se forman.

Lo que no termina de entender este capitalista es la fuente misma, ya no de sus ganancias, sino la de la renta o del dinero con el cual sus clientes pueden pagar esos precios(valores de cambio equivalenciales) .

Efectivamente, ese dinero de los clientes procede de la inversión en capital variable, en salarios, por una parte, y por otra del dinero que como precio se pagó por los medios de producción consumidos durante la fabricación de las mercancías vendidas recientemente, medios de producción que son también mercancías y como tales son otros tantos valores de cambio, valores cuya fuente común es el valor trabajo.

Obsérvese que Marx tuvo que partir de la versión equivocada y burguesa para arribar a la solución del enigma del dinero, de la fuente misma del valor, solución que no pudo ofrecer ni siquiera el genio Aristóteles.

En resumen: La interpretación burguesa está invertida: sostiene que los precios les dan valor a las mercancía porque las "valoran", o sea, les fijan un valor expresado en dinero, en lugar de entender que son los valores de cambio de las mercancías los únicos que pueden canjearse por dinero, este como mercancía genérica = como dinero.

19/7/2016 6:39:06 a. m.


[1] Tiempo estimado a partir del análisis que sobre el valor y su intercambio realizó Aristóteles (Ética a Nicómaco). Durante ese largo tiempo sólo se vio en la relación de valor la proporcionalidad de equivalencia entre determinadas cantidades de dos distintas mercancías. Marx le dio vuelta a semejante procedimiento investigativo. Estudió el valor de la mercancía y no sus relaciones cuantitativas de precio.

[2] Esa cantidad de monedas recibidas como precio, por supuesto, no se originan en la producción de la mercancía involucrada en un transacción comercial, y este hecho es el que faculta al analista burgués para considera que toda ganancia procede y tiene como fuente el mercado y no la explotación de ningún asalariado.

[3] Los clásicos a quienes Carlos Marx les hizo observaciones y correcciones importantes para la ciencia de la Economía Política partían del cuánto de valor que se podría adquirir con la venta de una mercancía; tal era su definición del valor de cambio, pero sin explicar por qué se podían intercambiar mercancías con diferentes valores de uso.

[4] El dinero es una mercancía genérica cambiable por el resto de las mercancías según sus valores y cuya diferencia gananciosa para el vendedor en cada transacción se logar a punta de la cantidad de valor correspondiente a la mercancía comprada y el precio tasado.

[5] En el comercio de trueques están preestablecidos los valores de las mercancías, por lo que no resulta expedito su intercambio con sobreprecios. En ese tipo de tráfico, tal mercancía vale tanto y sólo es susceptible de intercambio por bienes que en ciertas cantidades resulten equivalentes. Precisamente, esa característica es la que resultó entrabadora de las numerosas transacciones que fueron desarrollándose en el comercio ya capitalista y mediado por dinero. Por ejemplo, la venta con sobreprecio supondría sacrificio palmario de bienes de un tipo de mercancía por otra porque ambos son compradores y vendedores al mismo tiempo y, en tal caso, sólo necesitarían comprar y vender específicos bienes y en determinadas y fijas cantidades de cada valor de uso en particular. En el caso de las ecuaciones de la tabla superior,, digamos que si se paga más de 2 onzas por alguna cantidad específica de una de esas mercancías, se dejaría de compraren total o parcialmente alguna de las otras.

[6] Por esa independencia o separación del valor de uso que es su portador, ese valor de cambio resulta inaprehensible. El valor se expresa y cuantifica en otro valor de uso diferente.

[7] Tomado de Marx, El Capital, Libro Primero, Sección Primera, Capítulo I, Subc. 3, Literal D.

 

 



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Manuel C. Martínez


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