"Estamos en guerra pana…" dijo el bachaquero cervecero en conversación telefónica con un ex ministro de Carlos Andrés Pérez, quien desde EE UU aúpa el boicot financiero contra el gobierno, prometiendo que el FMI, Obama, la diplomacia gringa y el paramilitarismo extranjero terrorista, junto a la guarimba interna y la deformación noticiosa que disfraza la guerra económica, conducirían en Julio 2016 nuestro retorno al neoliberalismo, para "el rescate de la democracia".
Retornaríamos a administraciones capitalistas salvajes, para lo que se aplica deliberadamente desabastecimiento por acaparamiento, contrabando, pésima distribución, especulación desatada y baja de productividad por empresas que recibieron dólares preferenciales. Son punta de lanza de la mentirocracia ejecutada por amargados directivos contrarrevolucionarios, sembrando descontento. En síntesis y pese a la obstinación sostenida por medios de agitación social sin profesionalismo, la intoxicación de malas noticias no ha podido caotizarnos.
Ejemplo de basura actitudinal noticiada como fracaso económico gubernamental, es el retiro de Kimberly Clark el 8 de Julio 2016, una de dos transnacionales que dominan la producción y distribución de pañales, papel higiénico, toallas sanitarias y otros rubros de primera necesidad. Unidos a la vagabundocracia de laboratorios farmacéuticos, llenos de dólares baratos pero que disminuyeron la importación y la producción de medicamentos.
Así cumplen su apoyo a la advertencia del General John Kelly, Jefe del Comando de EE UU con sede en Panamá, quien el 22 de Octubre 2015 confesó por TV que intervendrían "humanitariamente" a Venezuela, a pedido de la ONU o de la OEA si los venezolanos no tuviésemos ni agua, ni alimentos, ni medicinas. Descaro "demócrata" de la derecha internacional, que favorece modelos capitalistas salvajes torturadores y asesinos, y se atreve a llamar dictadura al socialismo venezolano, tildándolo de "modelo fracasado".
