Sí los hijos de Aleja (Alejandrina Rodríguez de Gil, mi madre), llegaban a Margarita era una fija que Rosendo Romero se acercaba por allá, casi siempre al caer la tarde, en su carrito, llegaba solo, venía del conuco, decía él. Saludaba, siempre con la sonrisa a "flor de labio", apasible, amoroso, como un hermano, pues.
Hijo de "Panchita", nieto de Wenselá, hermana de mi abuelo José Rodríguez, quien alguna vez fue Secretario de la Prefectura del pueblo de Tacarigua; prima de mi mamá y, "Chendo", primo segundo de ella, pero como un hijo se sentía, para sentirse como se sentía, hermano de nosotros.
Este, el de desentrañar el árbol genealógico de los Tacarigueros, era uno de sus "temas" favoritos; a mi, particularmente, me atrapaba en sus relatos; un indiscutible complemento de "Cheguaco", cultor popular que varios libros dejó sobre nuestra descendencia. En ese pueblo se sabe, de donde viene usted y, sí es graduado universitario, hasta se sabe el número que históricamente ocupa en su especialidad. " Chendo", era uno de los valores que sostenía todo aquello.
Con su botellita inseparable, sentado en el garaje de la casa, allí en la calle "principal", nos hablaba de "MURECHE" un periódico que tiene años y hoy, creo que es digital, donde se publican décimas de galerón y relatos, donde no escapan los acontecimientos más importantes que marcan la vida de mi pueblo (dos nacimos allá, por carambola y los otros en Anzoátegui, pues mi Padre, Alejandro, y mi madre volaron de allí tras la esperanza petrolera). El, que era decimista, "El Ñiquiñiqui", era su nombre para el canto de Galerón, llegó a tener una escuela de niños en este arte hermoso que tanto identifica al Margariteño, en esos sueños anduvo con el destacado Hernán Malaver, "El Tacariguero".
Un hombre de bien, bien educado, con principio y con ética, de un correcto desempeño que mucho tuvo que ver con su hogar; en su casa, en uno de los dos años que estudié por allá, cuando la compañía petrolera prescindía, inclementemente, de los servicios de mi padre, llegué a tomar "la Comunión Pascual". "Chendo", tuvo escuela por todas partes. Así, cuando pasó por el Ríquez, no tuvo problemas, y en la UDO de Cumaná, tampoco, allí se hizo Lcdo. De Educación Mención Matemáticas y desempeñando la función docente en esa especialidad, se jubiló en el Núcleo de Nueva Esparta de la UDO.
El apego a su terruño y a sus tradiciones, le llevó a tener su buen retiro en ese cerro que une a Tacarigua con la Fuente, terrenos donde muchos de las familias tacarigueras, tienen propiedades. Hace dos o tres años, de tanto pedirme que visitara su refugio, lo visité con mi familia. Es, entrando por La Fuente, una vía escarpada, sus curvitas y cerritos y, ya, ya estamos en el "Paraíso" de "Chendo": Techo, unos horcones, un Chinchorro, un fogón, neverita, un modesto equipo de sonido y su terreno para cultivar algo. Dormía en Tacarigua y allí iba a pasar sus ratos, allí organizaba su programa de radio, componía sus décimas en libertad absoluta, allí trabajaba sus pensamientos de "Chavista hasta los huesos". Me invitó a su Programa de Radio, nunca pude ir; me pidió le enviara a su correo artículos de mi autoría y una vez me dijo que había leído algunos en su Programa.
Amigo, supo serlo, lo fue de mi hermano Teofilo Gil y de Luis Beltrán; desde pequeñitos así los vimos. Hoy, "Chopo" llora con razón, cuando nos informa de su muerte a manos de unos malandros. Nosotros, también lo sentimos en el alma; sin dejar de pasarme por la mente que los disparatados cerebros de las personas que llegan a hacer esto, en muchos casos, tienen que ver con el "trabajo" inducido que los enemigos de una Patria libre y soberana, hacen para arrebatarnos el futuro y hacerse de lo nuestro. Hasta siempre, hermano "Chendo",... el hijo de "Panchita".