En tormenta: invasiva, violenta, inevitable, permeadora y corrosiva. Así es la gotera del neoliberalismo entrando por el techo de una Patria soberana como Venezuela.
En tiempos de revolución –para bien o para mal- nunca deja de llover. El agua, ese producto que es la mejor imagen de lo vital, si llega a ocupar una estructura por mucho tiempo, puede convertirse en símil de muerte y ser capaz de demoler cuanto encuentre a su paso.
Una gotera es una perturbadora entrada de agua, generalmente proveniente de la lluvia, desde un tejado agrietado o perforado. Quienes la hemos padecido en nuestras casas, conocemos de la gravedad de la misma y de las molestias que a largo plazo puede ocasionar en toda la vivienda, en muebles y otras pertenencias de la misma.
Se me ocurre pensar en ella, al tiempo que recuerdo a la socióloga española María Ángeles Diez, de la Universidad Complutense de Madrid, quien ha explicado, más de una vez, el proceso de conquista imperial de los estados, mediante una estrategia de aislamiento de los mismos, demonización e invasión, hasta "desaparecerlos" o, nuevamente, aislarlos.
El aislamiento y la demonización de Estados soberanos e independientes o en lucha para alcanzarla, se ejecutan mediante procesos mediáticos de ideologización, previos a los primeros disparos de la infantería invasora.
Venezuela, como pueblo soberano, democrático, participativo y protagónico, que se ha propuesto alcanzar su definitiva independencia frente al imperio yanqui y a la dominación económica de las transnacionales y sus aparatos represivos, está sometida en la actualidad –y desde su definición como revolución bolivariana, antiimperialista y socialista- a los más feroces ataques por la invisibilización de sus logros sociales y políticos, en general.
Especialmente durante los años del primer gobierno chavista, presidido por el camarada Nicolás Maduro, las acciones mediáticas de demonización, proliferan por el mundo y, principalmente, por el despliegue "informativo" que se planifica desde el triángulo Miami – Madrid –Medellín. A través de ellas se califica y culpabiliza a Nicolás Maduro por todas las desgracias generadas por la inflación inducida, la baja en la productividad de "puertos" y en la distribución de insumos -especialmente alimenticios, farmacéuticos y de aseo personal- el acaparamiento, el desabastecimiento y el "bachaqueo" como práctica de subacaparamiento, remarcaje de precios, rumoreo y caotización. Logrando, los agresores imperiales, establecer matrices de opinión que ya no solamente corren por el mundo y sus agencias noticiosas, sino también en las calles de las grandes ciudades venezolanas, generando inestabilidad política, conflictividad, confrontación y, posteriormente, condiciones para una eventual invasión mediante fuerzas militares o paramilitares "humanitarias" y reestablecedoras de la democracia de modelo imperial estadounidense.
En fin, el neoliberalismo, en medio de su desespero por reconquistar a Venezuela y a los países nuestroamericanos, para su área de influencia como patio trasero del imperio, actúa desde diferentes flancos, ataca, aísla, demoniza y se prepara para invadir cuanto antes a la Patria de Bolívar y Chávez. Se convierten en gotera, juegan desesperados a infiltrarnos, inundarnos, debilitarnos, vencernos. Olvidan o desconocen que aquí hay un pueblo, alerta, vigilante, consciente, patriota y fiel al legado del Comandante Supremo y al gobierno que preside nuestro camarada Nicolás Maduro, voz de mando de un pueblo, defensor integral de lo nuestro.