"Cada día debemos ser civiles y militares, más revolucionarios. Hay que revolucionarnos por dentro; en los valores espirituales y morales. Un verdadero revolucionario, por ejemplo, no anda buscando beneficio económico alguno, ¡no!: un verdadero revolucionario está pendiente del buen vivir del colectivo".
Hugo Rafael Chávez Frías (21 de marzo 2006, Valencia, Edo. Carabobo)
En Venezuela a medida que pasa el tiempo la acción gubernamental parece haberse desgastado en defensa del pueblo el cual siempre paga los platos rotos y soporta estoicamente, los embates de una oposición desnaturalizada y rastrera.
Se trata de una oligarquía parasitaria que lucha a toda consta por recuperar el poder, bajo la consigna de negar de plano todas las conquistas de la Revolución Bolivariana o tratando de acabar con ellas.
El concepto de la Revolución que enarboló el Comandante Chávez al llegar al poder en 1999, bajo la alborada de un proceso constituyente, nunca ha sido entendido por la oposición. Esta sólo se ha aprovechado del juego democrático bajo el chantaje y el hambre del pueblo, para así reconquistar el poder sin presentar un verdadero proyecto político (ver la llegada de la MUD a la Asamblea Nacional).
En el transcurso de los 17 años de la Revolución Bolivariana, la misma no ha descansado en su afán por conquistar mejoras en el sistema de vida de la mayoría de los venezolanos - excluidos del pasado- quienes sólo recibían las migajas del sistema neoliberal y capitalista.
Si bien las instituciones y estructuras administrativas del Estado no han avanzado al ritmo o al nivel de una economía socialista y más humana, sus políticas sólo han convivido con una estructura capitalista dependiente, de la cual no nos hemos podido sacudir o liberar.
Este reto plasmado en el Plan de la Patria el cual no hemos podido echar a andar, por estar a la defensiva de los ataques permanentes de una oposición apátrida y lacaya del imperialismo norteamericano, nos ha desviado lamentablemente de nuestros objetivos hasta caer en la trampa de una guerra económica, con la cual pretenden acabar con nuestro país y la Revolución Bolivariana.
Mientras la oposición nos ha tendido un trapo rojo y ha socavado las bases del proceso revolucionario, aprovechándose de nuestros errores y de nuestras debilidades internas, el imperialismo arrecia sus estrategias comunicacionales y armas de guerra de IV generación.
Paralelamente avanza su plan comunicacional de medios capitalistas, los cuales no descansan en desprestigiarnos en el mundo y además, atizan sus estrategias guerreristas para ponernos a pelear como perros, aprovechando nuestras fallas de producción y el fracaso de la desgastada economía dependiente y petrolera. (Afectada por la baja de los precios del barril)
Ahora entrampados en nuevo avance de los enemigos de la Revolución Bolivariana con sus secuelas en América Latina, con procesos como los de Argentina, Brasil y Paraguay (caso MercoSur), enfrentamos en Venezuela un nuevo ataque de la oposición, esta vez representada por la MUD.
Este arroz con mango que sólo reacciona ante el hambre y la inflación inducida, promovidas por los planes del imperialismo y de sus manuales, los cuales enfilan hacia un nuevo "Plan Cóndor" y sacuden a su vez las páginas del "Manual del Perfecto Golpe Latinoamericano", son un plan global a vencer por los pueblos unidos de Latinoamérica.
"No es concha de ajo" con lo que nos estamos enfrentando; además de las peleas internas de lacayos como Ramos Allup, "el monstruo de Ramo Verde", Leopoldo López o el "sifrino de Miranda" Enrique Capriles, existe también la mano peluda del imperio.
Mientras a nivel de los organismos multilaterales se han tenido que sortear obstáculos como las acciones de Almagro en la OEA (la Carta Democrática) y los culi- pandeos de Obama, Rajoy o Uribe en Colombia, ahora acudimos al diálogo como tabla de salvación.
"La masa no está p´a bollos" decía un viejo cura tachirense. Es por eso que ni trayendo al mismísimo Papa Francisco como árbitro de un diálogo en Venezuela entre el Gobierno y la oposición, podremos ponernos de acuerdo.
Para alcanzar el diálogo en nuestro país, primero tendría que el Papa argentino, sentar en el banquillo de los acusados a la propia CEV; ensalmar a Ramos Allup y a Fedecámaras; bañar con cariaquito morado a los "mata gatos de Chacao" de PJ y VP.
Igualmente, buscar un buen plaguicida para acabar con los bachaqueros de la POLAR, los bachaqueros disfrazados de rojo y los chinos, quienes en un "libre mercado" dizque socialista, ahora acaparan hasta los granos y descuartizan al pueblo trabajador, cobrándole intereses por el cambio a las tarjetas de alimentación, los cesta tickets o la tarjeta TEA de los petroleros.
Es por eso que decimos: Diálogo con hambre no dura.
¡Amanecerá y veremos!