Nos referimos a: Fiscalía General, TSJ, Poder Moral, Procuraduría General y Ejército, de Frente contra el Comercio Ilícito.
Cada uno de esos protagonistas en esta guerra económica practicada por comerciantes y fabricantes más delincuentes que empresarios, debe depurar sus filas de aliados de tales delincuentes o poner sus cargos a la orden.
Para la escogencia de funcionarios en cargos públicos con poderes de tan alta responsabilidad civil debe nombrarse funcionarios de libre remoción tan pronto como se sospeche su inoperancia en tiempo y espacio para lograr victorias inmediatas sobre los delincuentes disfrazados de delincuentes. Por ejemplo, fiscales que tarden meses para aplicarle sanciones a comerciante actuales, como especuladores y descubiertos in fraganti debe ser removida de inmediato. Las sanciones al especulador deben ser pecuniarias con miras a resarcirles a sus clientes el robo del que haya sido objeto. La tardanza procesal es fuente de matracas, no nos quepa duda alguna.
Por otra parte, la función del Ejecutivo debe consagrarse al reemplazo de fábricas privadas por públicas con personal libre de sospecha de infiltrados y corruptos que con tan elevado volumen están en el partido Psuv alimentado por ex adecos y ex copeyanos de todas las especialidades profesionales y técnicas.
Recordemos que la dinámica comercial que caracteriza la Navidad no agrega un ápice a la oferta del próximo año porque ya sabemos que la industria nacional se mantuvo acotada y a vivir más del petróleo que de sus empresas. Sus empresarios han sido usados para sacarle dólares y otros beneficios pecuniarios al Estado cómplice dominado por los capitalistas. Sin embargo, con los nuevos salarios que esperamos sean ajustados al valor de la cesta básica, entonces sí se abriría nuevas fuentes de producción o se ampliarán las existentes por incrementos de la demanda efectiva.
Durante la IV República todos los poderes nacionales, regionales y locales los tuvieron los empresarios parasitarios metidos en sus bolsillos y de allí la formación de esa oligarquía rentística que hoy conocemos como oligarquía apátrida, un grupúsculo de personas sin conciencia propia y capaz de todo tipo de atrocidades contra el resto de la sociedad que todavía la cobija. Durante la presente república, sus nuevos líderes con poder político deben asumir las responsabilidades y ejecutorias actuales. Así, hoy el Ejecutivo Nacional tiene la preciosa oportunidad de reorientar los canales de distribución si se convierte en el primer intermediario de todas las empresas privadas. Estas deben prescindir de sus canales e intermediarios habituales. Conste que no se trata de nacionalización alguna; de lo que se trata es de absorber toda la oferta proveniente de la empresa privada para canalizarla hacia los CLAP.
15/8/2016 5:37:01 p.m.