Muchas expectativas en ambos polos del estamento político venezolano (MUD y PSUV), por la llamada "Toma de Caracas" a efectuarse el Primero de Septiembre próximo auspiciada por la MUD, las expectativas tiene que ver entre otras cosas con la capacidad de convocatoria y de movilización de la MUD, con el desenvolvimiento de los participantes en torno a su carácter pacífico o violento, con la actuación de la fuerza pública de seguridad del Estado, referido a su papel de control de las manifestaciones, preventivo, disuasivo o represivo, con la participación de los colectivos chavistas organizados, y del PSUV, en fin muchas cosas pueden ocurrir, planificadas o no, calculadas o no, previstas o no, lo cual vislumbra un panorama realmente incierto. Su propósito inicial de manifestación para la exigencia de que él CNE informara sobre la fecha del revocatorio, fue desbordada por otros fines que incluyen la intención de la salida del Presidente Nicolás Maduro, pareciera la edición de otro 11 de Abril 2002, bajo un formato actualizado.
Diversos propósitos implícitos y explícitos orientan "La Toma de Caracas" unos de carácter endogenos, lo cual tiene que ver con la diversidad de grupos y partidos que integran la MUD, que se mueven entre los extremos que van desde los electoralistas hasta los desestabilizadores, y otros de carácter exógeno que tienen que ver con los intereses del capitalismo mundial, movidos a travez del eje EEUU-España-Colombia, esa diversidad de propósitos hace complejo, complicado y contradictorio el panorama de la situación en sí, y por supuesto del momento en el cual se efectúa la convocatoria de la mencionada Toma, que eventualmente pudiera llevar al País a un antes y un después, en el devenir político de Venezuela, en cuanto a producir escenarios de confrontaciones cargadas de violencia que contrastarían con el espíritu pacifista que hasta ahora ha caracterizado nuestro pueblo.
El contexto social en el cual se desarrolla la estrategia opositora está marcado por el descontento, la frustración y la incertidumbre de una población vapuleada por la escasez de alimentos y medicinas, cuyo signo evidente son las largas colas, también la inflación galopante, y la inseguridad pública y ciudadana, aún cuando él Gobiernos bolivariano ha hecho esfuerzos para amortiguar los aspectos señalados como son la creación de los CLAP, la Gran Misión de Abastecimiento Soberano y las OLP en materia de seguridad, ello no se ha concretado en soluciones tangibles para el pueblo, ese contexto naturalmente sirve de caldo de cultivo para nutrir potencialmente las manifestaciones y protestas populares.
La guerra económica declarada por la oligarquía y el imperialismo en contra del Gobierno bolivariano es sin lugar a dudas una lucha contra el país líder como lo es Venezuela de los movimientos emancipatorios en Latinoamérica, reivindicador del socialismo como sistema y modelo de gobierno, obviado después de la guerra fría y del desplome de la URSS, a excepción de Cuba y Norcorea ya nadie hablaba de Socialismo ni en América, ni el mundo, hasta que el Comandante Hugo Chávez rescató el concepto de Socialismo, y lo plasmó en el Proyecto Socialista Bolivariano, que sirvió de faro a las Republicas hermanas de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, también a Brasil y Argentina que durante el último año han virado de nuevo a la Derecha, también a países centro Americanos, tal circunstancia explica de suyo los esfuerzos imperiales para el desplome del gobierno de Maduro, y más que al Gobierno que padece de profundas fallas, por todos conocidas, al Proyecto Socialista Bolivariano, las oligarquías, las trasnacionales y el imperialismo sienten que la actual coyuntura conforma el momento preciso para la estocada final.
"La Toma de Caracas" para quienes creemos en el socialismo como única vía de redención de los pueblos y de salvación de la humanidad es solo una eventualidad para la confrontación callejera que pretende dar al traste de las conquistas logradas durante el ejercicio del gobierno bolivariano a lo largo de los últimos 16 años, su éxito o fracaso se diluye en el relativismo de una política fútil, sin proyecto de país, sin propuestas para superar la crisis económico-social que padece la sociedad venezolana, producto de una guerra económica desatada por la oligarquía y el imperialismo y complementada por una gestión de gobierno de lentitud paquidermica para dar respuesta a la citada crisis.
Ni el referéndum revocatorio, ni un golpe de Estado sacara a Venezuela de su profunda crisis alimentaria, hospitalaria, de seguridad pública y ciudadana, ni inflacionaria, así como tampoco la militarización de la estructura de gobierno.
@dialogoambiente