Triunfaron la paz y la democracia

El pueblo estuvo claro, clarísimo, pues a pesar de la torrencial avalancha de mentiras que se difunden por casi todos los medios de comunicación para confundirlo y desorientarlo, no se dejó manipular. Supo entrever, a través de esa espesa madeja de falsedades, que los verdaderos responsables del desabastecimiento y la especulación, que sin piedad lo han venido golpeando, no ha sido el gobierno sino los empresarios. Pues estos, en infame contubernio con la oposición y para crear descontento, no sólo sacan los alimentos al exterior, sino que también los acaparan y se los entregan a los bachaqueros para que destripen al consumidor.

De allí que para que estas mafias despreciables no maten de hambre a la población, el gobierno se haya visto en la necesidad de ponerse a vender alimentos, cosa que, como se sabe, no está dentro de sus funciones. Por lo pronto, afortunadamente, se salvó algo que temíamos se podía perder: LA DEMOCRACIA. Toca ahora al gobierno corresponder a ese noble gesto de solidaridad de nuestro pueblo y efectuar los cambios y rectificaciones de políticas a todas luces equivocadas, que no han hecho otra cosa, como la ha estado demostrando insistentemente la realidad, que sumir en la desesperación y la angustia a nuestra gente y poner en peligro al país y su democracia.

NOTA: Me informa Aporrea que el artículo que yo denuncié como vetado por ellos no les llegó. Si es así, entonces no me queda me otra cosa por hacer, porque lo cortés no quita lo valiente, que ofrecerles mis disculpas.

El presidente Maduro, en el acto de la avenida Bolívar, le sacó la madre con todas las letras a un servil lacayo del imperialismo. Sin embargo, esa retórica de bajo fondo utilizada por el primer magistrado para referirse públicamente al mencionado sujeto, no es nada compatible con el respeto que merecen los ciudadanos y mucho menos con el alto cargo que ocupa. De tal manera, que Maduro debe entender que él representa a la nación, y que el vocabulario que él utilice en su confrontación con sus adversarios políticos, de alguna manera u otras incidirá en el prestigio del país y en el de su gente. Por eso, cualquier persona que en el extranjero se haya podido enterar de la frase dedicada al malandro adeco, no podrá menos que estarse diciendo..."diablos, si así es el presidente, cómo serán los demás". Por otra parte, el ejercicio de la presidencia de un país va más allá de la administración de sus recursos. En tal sentido es indudable que también desempeña -o debe desempeñar- una especie de magistratura que lo convierte en el primer maestro de la nación. Por lo que la expresión utilizada contra el deslenguado presidente de la Asamblea, no es de ninguna manera la lección que nuestros estudiantes deben recibir de quien, debido a su condición de maestro, debe asumir siempre un comportamiento acorde con esa función.

Pero es que además de lo anterior, el presidente de la nación es también el primer ciudadano de la República. Y como tal, debe ser la expresión de la virtudes y valores más elevados de la misma. De allí que esté obligado a emplear un discurso que no solamente sea un modelo de corrección sino también de decencia; un discurso, en fin, que sirva de inspiración y guía a sus gobernados. El presidente va a tener que controlar sus incontinencias verbales, porque excesos de esta naturaleza pueden, en el momento menos pensado, crearle serias dificultades al país.

El presidente Madro, en vez de apelar a decretos para allanarle la inmunidad a los parlamentarios de la oposición, cosa que es radicalmente contraria a la Constitución, lo que debe hacer es recurrir a los tribunales para incoarles un juicio por el delito de vilipendio. Esta es la vía legal de hacerlo, y no el decreto, porque los únicos que gobiernan por decreto, al margen de constituciones y leyes, son los dictadores. Por eso, el tremendo error de haber anunciado la utilización de este dispositivo, el decreto, para allanarle la inmunidad a los parlamentarios, porque le ha dado la razón a qjienes en el extranjero mienten diciendo que aquí lo que existe como régimen político es una dictadura.

 

 

 

 

 



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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