Lo conocí una mañana cuando los azafranados rayos de un radiante sol cumanés cubrían la plaza Bolívar de la ciudad primogénita. Entonces él trabaja como humilde obrero en la gobernación del estado y yo me encontraba realizando unos trabajos para un periódico de la región. Me lo había presentado mi Hermano Marcial Bruzual, también escritor y poeta. Me sorprendió la capacidad de aquel sencillo hombre para recordar hechos desde su niñez a sus ya entrados años en los que la senectud comienza a mostrarse.
Estuvimos conversando en un banco de la plaza alrededor de un par de horas, luego nos fuimos a tomar un café y continuamos nuestro dialogo por dos horas más. Ya el sol del mediodía había pasado el meridiano y si no hubiese sido por los compromisos pendientes, juro que nos habría agarrado la noche sin darnos cuenta. Fue tan agradable ese encuentro que desde ese momento nos hicimos amigos. Durante los días que estuve en Cumaná no dejamos de vernos y cuando tuve que venirme a Barcelona de vez en cuando nos comunicábamos por teléfono.
La vida de Fernando Madriz Galindo es digna de ser llevada a un libro. De su propia boca supe como aprendió a leer y escribir. "Amigo Hermo, yo nunca fui a la escuela, aprendí a leer y escribir en el cuartel. Un día le pedí a otro soldado que me escribiera una carta para mi mamá y un teniente me preguntó por qué yo mandaba a otro que me escribiera una carta. Le respondí que no sabía escribir ni leer. Entonces el oficial le dijo a un sargento: "quiero que este soldado en dos meses sepa leer y escribir", el sargento llamó a un cabo y le dijo: "quiero que este soldado en un mes sepa leer y escribir" y en menos de tres semanas ya yo podía escribir y leer".
"Cuando me llamaron para lo del premio nacional de literatura popular, fui con un paltocito viejo y me sentí raro rodeado de aquella gente, escritores e intelectuales, me parecía mentira lo que estaba viviendo".
Esas, y muchas otras anécdotas me las contó Fernando, ese hombre que vino desde su natal Curiepe y se quedó en Cumaná para nutrirnos con su sapiencia literaria.
Ayer me llamó mi hermano Marcial para comunicarme la triste noticia del fallecimiento de Fernando, lamentablemente por cuestiones ajenas a mí voluntad no pude asistir a su siembra y me he creído en el deber de escribir esta nota su memoria.
Si quieren conocer un poco más de este extraordinario venezolano pueden visitar este magnifico articulo de Benito Irady. http://www.aporrea.org/actualidad/a233620.html