Las manzanas podridas de los CLAP

Los CLAP son una buena iniciativa del gobierno que pretende atender primordialmente los problemas de abastecimiento, generados por el cerco económico que tan duro golpea a las familias venezolanas, especialmente a las que pertenecen a los sectores más vulnerables de la población. Por eso en atención a eso no basta solo la buena intención gubernamental; de allí la necesidad de vigilar muy de cerca estos procesos para frenar los vicios y las corruptelas que ya comienzan a asomarse

Esta es una carta maestra que tiene el gobierno para jugar y avanzar por lo que no puede darse el lujo de permitir que se vaya por la borda tanto esfuerzo. Bien es cierto que hay experiencias muy positivas como es el caso de los CLAP del municipio Chacao y aquí en Ciudad Bolívar en el sector Casanova Sur II de la parroquia Marhuanta; ambas organizaciones han demostrado un alto nivel de conciencia para servir a la comunidad de manera transparente y solidaria. Nos pareció hermoso que los líderes comunitarios de Chacao hicieran a cielo abierto la entrega de los alimentos a los jefes de calle y convirtieran el acto en una fiesta de la comunidad. Encomiable la inventiva del equipo de Marhuanta quienes crearon hasta un fondo para ayudar a las personas de la comunidad sin recursos a adquirir la bolsa de comida.

No obstante no todo florece también hay espinas. Hemos sabido de algunos jefes de CLAP que no están haciendo un trabajo limpio y solo buscan ventaja de la distribución. Algunas de estas irregularidades son: nombrar a familiares o amigos que se dedican al bachaqueo, ocultar la llegada de los alimentos e informar lo más tardíamente a los vecinos para que no tengan chance de conseguir el dinero para comprarlos y ellos puedan luego negociar las bolsas con inescrupulosos que ofrecen los productos con sobreprecio. Y cuando alguien del equipo les exige transparencia entonces le excluyen y sustituyen por otro que no porque no haya firmado no quiere decir que no sea un bandido., aquí en Bolívar les dicen Pomalacas haciendo alusión a la fruta de color rojo por fuera y blanco por dentro. También se han dado casos de amenazas a jefes de calle y miembros de la estructura que no comparten las malas prácticas.

Una acertada vía nos parece que los alimentos se entreguen en bolsas con precintos de seguridad como al parecer ya comenzaron a hacerlo en algunas entidades, para evitar el desmantelamiento. Que la entrega a los jefes de calle se haga a cielo abierto y no en subterráneos que se prestan para todo tipo de artimañas.

Sugerimos que los órganos vigilantes del Estado se aboquen a hacer seguimiento a todos CLAP y tomar las medidas para sanear ya que las frutas podrida hay que apartarlas para que no dañen toda la cosecha.



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María Angélica González


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