Fue en uno de estos días difíciles cuando medio farfullé hablando conmigo mismo: "Que pelazón, con gusto le vendería el alma al Diablo". Sería como las 12:00 de la noche cuando tuve tal ocurrencia; por coincidencia supongo, sobrevolaba mi casa un pájaro no identificado que emitía un tétrico chirrido. El teléfono repicó con insistencia y sentí que se me encogía el corazón.
─ ¡Aló Oscar, buenas noches! ─ me dice una voz masculina en tono muy amable; tuve la sensación extraña de que aquella voz no era de este mundo.
─Si, buenas noches, en qué le puedo ayudar ─Contesté algo nervioso porque el celular no registraba el número desde el cual me llamaban.
─Disculpa la hora Oscar, pero es que estaba ocupado llevándome unas pobres almas que no aguantaron la crisis; soy el Diablo, me atrevo a llamarte porque sé que me estás necesitando, hace un momento me llamaste con el pensamiento…
─ ¿Cómo? ¿El Diablo?... ¿Qué broma es esa a estas horas?... ─pregunté enérgicamente interrumpiendo a quien fuera que hablaba.
─Si, Oscar, el mismísimo Diablo; Belcebú, El Maligno, así también me nombran. Te llamo para invitarte a una reunión de amigos, para que dialoguemos,… de negocios. Ya te dejé en el correo los detalles, solo tienes que llevar tu alma por si acaso haya algo que firmar ¡Chao!
Quedé patitieso ante esta inusual conversa y expresé de modo espontáneo ¡Que el Diablo me lleve!; en ese preciso instante volvió a repicar el teléfono, pero esta vez no contesté del puro susto que tenía. Enseguida corrí hasta la computadora a revisar el correo dominado por oscuras aprehensiones. Efectivamente, en el correo estaban la hora y el lugar donde conversaríamos. Sería en el Café Latino que queda en cierto centro comercial, a la vista de todo el mundo, para decidir solo nuestros asuntos personales, nada de reuniones secretas como las que hacen Maduro y Allup para decidir la vida y el destino de los demás.
Me desvelé pensando frenéticamente acerca de la inusual invitación y todos sus pormenores. Especulé que podía tratarse un loco disociado como los que apoyan a la oposición o al oficialismo, lo que descarté casi de inmediato debido al tono singularmente equilibrado del desconocido, aunque bueno, nunca se sabe. ¿Y si se tratara del mismo Diablo? ¿Qué podría pasar?…sería interesante hablar con el Maligno…sí, que el propio Rey de los infiernos me brindara un café y pagara la cuenta… Amaneciendo ya, le contesté el correo confirmando mi asistencia.
…………………..
Llegué al sitio un poquito adelantado y me puse a buscar al Diablo. No había algo peculiar en el ambiente que denotara la presencia de tan augusto personaje. Saludé a los amigos que suelen ir al Café y me senté a esperar. De repente estaba en la mesa conmigo, apareciendo de la nada… ¡Madre susto!; viendo mi sobresalto se presentó, con naturalidad.
─Hola Oscar, soy el Diablo ¿cómo estás?
─Hola Di… Diablo… ─medio balbuceé, apenas sobreponiéndome a la sorpresa. ─Ya ve, más flaco que la flaca Vitola… esta dieta bipartidista de Maduro y Allup nos tienen en el puro hueso y pellejo,… ¡Hambre! ¡Hambre pareja es lo que hay! En Zulia murieron hace poco 6 niños por desnutrición…
─ Bueno, Oscar, así están las cosas; relájate y conversemos, ¿ Mocachino? ¿Galletas? ¿Torta?
─Lo que usted guste señor Diablo, y gracias, ─dije respirando profundamente, además complacido por la forma en que comenzaba este singular encuentro. Hacía tiempo que no comía torta.
Nos sentamos y ordenamos; recuerdo que no hubo apretón de manos. Mientras sorbía su café me puse a observar al presunto Belcebú. Nada que ver con olor a azufre ni con cuernos, aunque si pude notar un par de protuberancias en la frente como las que orgullosamente tenemos que sobrellevar casi todos. El individuo se veía muy saludable y deduje que debía ser uno de esos privilegiados de los que hablan Menéndez y Farías que comen hasta cinco veces diarias.
─ ¿Conoce a Monseñor Lückert? ¿Al Padre Palmar? ─Pregunté como para iniciar una conversación y también para estudiar a mi contertulio.
─ ¿Por qué lo pregunta?
─No, por nada; Chávez los llamaba diablos con sotana y pensé que serían colegas suyos.
─Los conozco, son amigos míos; siempre estamos conversando de política, a ellos les gusta meterse en esas cosas y me parece que piensan inscribir la Conferencia Episcopal en el CNE, hace bastante que están en campaña del lado de la MUD y de los guarimberos; esos curas no tienen remedio.
─ ¡No puede ser! ─Exclamé poniendo cara de asombro.
─No te hagas el inocente Oscar, que yo se que te interesas por estos temas; he leído tus trabajos en Aporrea, te conozco.
─ ¿Aporrea? ¿Usted lee Aporrea? ─Pregunté, ahora sí realmente asombrado por esta singular revelación.
─ ¡Por supuesto! No creo en los medios del Gobierno ni en los de la oposición y mucho menos en CNN, yo leo a los críticos de ese portal pues es la única forma de saber bien lo que pasa en este país. Para que lo sepas, hasta el mismo Diablo tiene que saber ciertas cosas por las fuentes apropiadas.
─ ¡Vaya! Nunca me habría imaginado algo así; siempre pensé que el Diablo lo sabía todo, así como Dios. Por cierto, se dice que Dios y el Diablo andan siempre juntos porque Dios está en todas partes ¿Es cierto?
─Concentrémonos en lo nuestro, Oscar; en breve debo ver a unos políticos para un asunto con el arco minero, quieren que les consiga entrar en esa movida; ahí tengo aseguradas ya unas cuantas almas.
Entendí que me estaba cambiando de tema y le seguí la corriente.
─ ¿Listas pa’ la paila cero?…
─ ¡Así mismo, me las voy a llevar en los cachos como dice la gente! ─Y me pareció que se alegraba mientras decía eso.
─ ¿Y los que están pidiendo una invasión extranjera desde la Asamblea Nacional también se los va a llevar?
─Esos están haciendo tratos directos con Washington, ¡Negocio! ¡Puro negocio! Los estoy esperando en la bajadita ¡No se me salva ni Timoteo!
─Pero con usted también hacen negocio los corruptos ¿cuál es la diferencia señor Diablo?
─Para entrar en ciertos negocios turbios debes disponer de un gran capital como hicieron los candidatos de la MUD a la AN, o negociar lo que no es tuyo como está haciendo el Gobierno en el arco minero. Conmigo no necesitas tener inicial ni meterte por engorrosas marañas burocráticas como las de CADIVI y que podrían estar dejando rastro de tus fechorías en la Tierra. Hasta un limpio como tú puede contratar conmigo.
─ ¡Caramba señor Diablo! Me anima lo que está diciendo.
Me di cuenta que el individuo me estaba tentando a entrar en algún asunto raro. Tenía duda acerca de su identidad, pero aun así estábamos entrando en confianza y le pedí una torta para llevarle a mi hermanito y otra a mi papá aunque no era mi intención abusar.
De pronto me dice:
─Bueno, Oscar; ya es hora, entremos en materia como los espiritistas; tengo de verdad mucho trabajo, la gente está alterada por la crisis y por el referendo revocatorio. ¿Qué te gustaría tener? ¿Un carro chino sin jalarle bola a un militar corrupto? ¿La nevera repleta de comida? ¿Que nunca más vuelvas a hacer una cola? ¿Tres mujeres que no peleen y que sepan cocinar? Puedo darte eso y mas…
─Me va a disculpar señor Diablo pero esa es la misma propuesta consumista del Gobierno que acabó con la revolución bolivariana; esa idea no tiene alma, proponga algo mejor, ¿Puede hacer algo para que se acabe esta crisis? pero no para mí solo, para todos.
Me miró compasivo y me dijo:
─Me da cosa contigo, Oscar, y con todo este desnutrido país. No esperen ni de Dios ni del Diablo, o sea yo, que resolvamos semejante peo creado por esos poderes capitalistas que son este Gobierno y esa cosa muerta que llaman MUD. Y no confíes en los curas, los conozco desde hace siglos, siempre están cerca de donde hay poder.
─Y entonces ¿Qué el Diablo me…? ─Me interrumpí; mientras mi compañero me observaba con cierto aire de satisfacción sobándose las manos.
─Cuidado Oscar, si dices esa frase tres veces vez daré por cerrado el trato y te llevo, sin necesidad de firma ─Dijo muy serio.
Me quedé en suspenso por sus palabras y me prometí ser menos deslenguado, por si acaso… Además, no quiero parecerme a Ramos Allup.
─Dígame entonces, ¿Qué podemos hacer?, estoy seguro que usted sabe mucho, mas por viejo que por Diablo.
─Regresar al camino perdido.
─Sea más preciso por favor, Capriles también dijo algo parecido y eso solo nos trajo descargas de arrechera y dolor.
─ ¡El socialismo, Oscar! ¡El socialismo! Es lo único que pude oponerse al egoísmo de los ricos, de los banqueros y los gobiernos títeres del capital.
─ ¡Bravo! ¡Hurra! ─Exclamé todo emocionado por el discurso de Belcebú; hasta me levanté y aplaudí atrayendo la curiosidad de quienes estaban por ahí. Para celebrar ordené dos cafés mas a cuenta del Diablo quien se limitaba a mirar impasible mi glotonería.
─Por si acaso, no soy socialista ─dijo casi enseguida, quizá para mantener la distancia propia de una reunión de negocios.
─ ¿Puedo preguntar por qué?
─Por supuesto, dialoguemos. El socialismo, querido amigo, el verdadero socialismo, el que propende al comunismo, está reñido no solo con el Estado, el PSUV y la muerta MUD, sino también con el opio de los pueblos que son las religiones del mundo. Y eso me incluye a mí, a Dios y muy especialmente a mis amigos los curas de la CEV.
─Entonces debe estar muy preocupado por el discurso socialista del Gobierno.
─Te está haciendo efecto la torta de chocolate y no estás concentrado. Hace poco te expliqué que el Gobierno con su partido PSUV es uno de los poderes capitalistas de este país y, capitalistas al fin, se oponen a una verdadera revolución y al socialismo. Imposible una revolución socialista con tanta corrupción capitalista. El Gobierno y la MUD se oponen al socialismo y por eso los pobres estarán como están durante mucho tiempo.
─Es una perspectiva infernal, estamos bien jodidos…
─Te digo estas cosas para que te ubiques en el momento actual y decidas con conocimiento de causa si quieres regresar al camino y hacer la revolución o si cerramos el trato y adiós a tantas penas terrenales… ¿Qué dices? ¿Te animas?
─Discúlpeme señor Diablo, enseguida regreso, voy al baño.
Apenas estuve en el baño como diez minutos mientras orinaba y razonaba lejos de aquella misteriosa compañía. Me di cuenta que había llegado el momento de dar una respuesta a mi compañero y mi cabeza comenzó a girar como un remolino de sueños materialistas y miedos antiguos. Me vi conduciendo una 4 x 4 como las que tienen casi todos los diputados del PSUV y de la MUD, tres mujeres para mí solito preparando en silencio exquisitos platos, rodeado de toda la gloria falsa que puede comprar el dinero mal habido como el que suele ingresar a los bancos. … Pero la idea de estar dando saltos y brincos por toda la eternidad en medio de las brasas purificadoras del infierno no era como para animar a nadie. Quién sabe si por algún azar administrativo que también rige allá por los infiernos me metan en la misma paila que a Ramos Allup y a Maduro, cuando a estos les toque rendir cuentas por sus obras aquí en la Tierra. El riesgo de que se cumpliera esta posibilidad me disuadió completamente a seguir considerando las ocurrencias de aquel desconocido que, por cierto, no había dado prueba alguna de que era quien decía ser.
De regreso iba pensando "debo haber estado deprimido y ocioso para permitirme tal desvarío con este individuo"; bueno, vainas mías. Cuando llegué el Diablo no estaba en la mesa, simplemente se fue, sin esperar mi respuesta, o quizá la sabía porque leyó mis pensamientos. ¡Menos mal que pagó la factura!
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