Mi socialismo, es aquel que se practica con el corazón y convicción, es una teoría inquebrantable frente a las costumbres y prácticas capitalistas. En mi socialismo las letras se escriben bajo la inspiración de las grandes luchas libradas por hombres que creyeron en la libertad de los pueblos, esos que fueron capaces de dar su vida para la emancipación de una sociedad de iguales.
La patria, es para nosotros la mejor de la virtud, su defensa supone una entrega total. Son muchos los caminos a vencer plagados de los más bajos intereses que se cubren en una perfecta hipocresía, impactando en la esperanza y la fe de los camaradas que junto a nosotros creemos en la posibilidad real de crear una sociedad distinta aquella a la que se dibuja en un formato singular de bienestar.
Nuestro gozo se ve beneficiado, en las caras alegres cuando implementamos mecanismo de desmontajes burocráticos y de corrupción. Son estas las acciones que enaltecen nuestros gritos de revolución ante un pueblo que siente la necesidad de transformar, y se convierte en la única vía para engrosar nuestras filas de militante. Es el poder de la moralidad, la vía para crecer en socialismo, lo contrario sería arar en el mar.
La propuesta socialista excluye toda forma e intento de impunidad, procura imponer en cada una de sus instancias la disciplina administrativa, vetando con severidad el mal uso de los fondos públicos.
En mi socialismo se construye un nuevo estado que por interpretación doctrinaria debe generar condiciones diferentes a los sistemas capitalistas por ejemplo, la delincuencia debe registrar una tasa lo más cercano a cero, porque de no ser así de que libertad hablamos. Son muchos los ejemplos que podemos señalar, pero lo que si debemos tener claro una cosa, las oportunidades son cíclicas y se desgastan en el camino por los errores que se dejan pasar y no somos capaz de corregir a tiempo.
Cuando una revolución alcanza una generación es responsabilidad de esta dejar las bases fundadas para que la próxima le dé continuidad, bajo la primicia de un accionar puro en la doctrina, que direccione unas medidas políticas de carácter colectivo, impermeable a todo intento de efectos burocráticos y corrupción. La segunda generación de una revolución dispondrá de una referencia practica que será el resultado de lo practicado en la primera generación, si se logra ver una tercera generación estaremos convencido que la primera lo hizo bien y para ella todo el reconocimiento y la gloria revolucionaria.