Como armonizar el marxismo, producto del pensamiento revolucionario europeo y occidental con el pensamiento de una tradición cultural arraigada en la sociedad peruana, en los pueblos andinos, basada en el mito de la rebeldía incaica, de una cosmovision indígena generadora de una teología de la liberación, del feminismo revolucionario, del ambientalismo contestatario, y el comunismo agrario de las comunidades indígenas, fue sin lugar a dudas la preocupación central en lo político del peruano José Carlos Mariategui (1894 – 1930), escritor, periodista y político de mucha influencia en el pensamiento de los movimientos revolucionarios de la izquierda Latinoamérica durante el siglo XX, ese dilema político lo llevó a la conclusión de que ambos pensamientos, que en apariencia enfrentaban el marxismo a lo nacional, no eran antagónicos, sino más bien complementarios, pero en el marco de una visión crítica del Marxismo oficial, apartado del dogmatismo, tal visión dilematica fue superada en el pensamiento político de Mariategui y plasmadas en las bases fundacionales del Partido Socialista peruano, que después de su prematura desaparición física deviene en posturas Social Demócratas.
Mariategui vivió algún tiempo en Europa, donde logró buena parte de su formación marxista, a su regreso a Perú se vincula con Victor Raul Haya de la Torres, futuro líder del APRA, con quien rompe, por diferencias en cuanto a la concepción política del Partido, fundando luego el Partido Socialista de esa Republica, que logra superar como ya dijimos con la inercia dogmática impuesta en la III Internacional Comunista, Mariategui se inspiró también en diversos pensadores que mantenían algunas diferencias con el marxismo oficial y dogmático, entre los cuales merecen destacarse a Gramsci, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Lukacs y Sorel, es de hacer notar que tuvo admiración por el Psicoanálisis de Freud, marcó distancia con la visión socialista eurocéntrica, e impulsó una visión indoamericana que complementó con posiciones marxistas, las cuales expresó en su obra de mayor relieve "Los Siete Ensayos de interpretación de la realidad peruana" también en " La Escena Contemporánea" y la revista "Amauta" entre otras publicaciones.
Su legado está marcado por el pensamiento crítico, tanto del marxismo ortodoxo como de la Social Democracia, por la no subordinacion a los jerarcas comunistas de la época, y por la construcción de un referente político y ético arraigado en la realidad peruana de su tiempo histórico, erigiéndose como un faro que nos sirve de guía a los revolucionarios contemporáneos, donde la crítica y autocrítica juegan un papel fundamental, no se trata de apoyos automáticos a quienes ejercen funciones de Dirección partidista y/o cargos burocráticos, quienes deben ser evaluados permanentemente por las bases, en cuanto al grado de compromiso con el proyecto político, a la ética y al desempeño de su gestión, en fin por un socialismo profundamente democrático, humanista e indigenista.