Cómo era de esperarse, bastante conmoción ha causado la partida de Fidel Castro. Nosotros queremos enviar un gran abrazo y una enorme salutación a todo el pueblo cubano. También es inevitable recordar a grandes protagonistas de la revolución cubana como Frank País, Pepito Tey, Camilo Cienfuegos, Ernesto "Che" Guevara, entre otros.
Nuestro amigo y compañero Heiber Barreto Sánchez, siempre que puede, me recuerda una expresión que una vez se me ocurrió y que tanto le gustó. Es la siguiente: "Cuba es una gran contradicción. No se le puede amar sin criticarla y no se le puede criticar sin amarla". Y así es como concebimos a Cuba. Con su revolución, con su pueblo, con sus grandes logros, con sus equivocaciones, con el autoritarismo de su dirección política, con su democracia cuestionada… Y, así de igual manera concebimos a Fidel.
Decir que las revoluciones las hacen los pueblos, es esgrimir una clave fundamental no sólo para comprender y hacer en el marco de las construcciones de las nuevas referencias políticas de izquierda, sino que además, debe ocupar un gran espacio inicial como parte del balance histórico que nos urge ante tanto descalabro. Hasta ahora pareciese ser una ley que todo proceso revolucionario llega a su mayor auge, luego se estanca y termina sucumbiendo de tal manera, que su terrible desprestigio le es endilgado precisamente a la revolución y a todo sistema propuesto como alternativa al capitalismo. Casi siempre tal mancilla la recoge el socialismo.
Nosotros consideramos que las direcciones políticas tienen una enorme responsabilidad en el rumbo de todo proceso revolucionario. Los zigzagueantes momentos de la crisis de la economía cubana, cuyo punto más fuerte pareciera ser el escaso desarrollo de su producción, responde indudablemente a la conducción burocrática de la economía y así en general a todo. Ello puede constatarse con el férreo control desde el estado respecto a todos los aspectos de la sociedad, la condición de partido único o la constante falta de inclusión a la hora de discutir y elaborar, siendo la población la gran marginada, negando de tajo cualquier evaluación o balance critico real.
Los grandes logros de la revolución cubana en materia de salud, educación, deportes, cultura, etc., etc., estriban en el carácter originario obrero y popular del Estado cubano, que se consolidó una vez que fueron expropiados los grandes ingenios azucareros, las refinerías de petróleo, los bancos, o compañías eléctricas. Todo ello teniendo al pueblo de la isla como gran protagonista de dichas medidas y avances.
Ese rumbo, de enorme participación, movilizaciones y democracia de base, es el qué más adelante va a ser abandonado, resaltando el cómo se empezó a diseñar los planes económicos sin contar para nada con los trabajadores. A ello habría que sumarle que el internacionalismo que reivindicaba y con el que militaba el "Che" Guevara, por ejemplo, dio paso o preponderancia a las alianzas, que es lo que lleva a la dirección castrista a apoyar la invasión a Checoslovaquia por los soviéticos en 1968 o el golpe de Estado de Jaruzelski en Polonia en 1981, entre otros casos, para no entrarle a la actuación que se tuvo durante los distintos procesos en Centroamérica.
En el caso de la revolución bolivariana, podemos decir que una de las mayores influencias de la dirección política cubana, es la constitución del PSUV y nuevamente la intención de partido único, con su gran entusiasmo inicial, lo qué luego dio lugar al autoritarismo, castración, falta de debate y una total desconexión con la base social del chavismo. Por tanto, son enormes las tareas a realizar por quienes hemos levantado el propósito de un nuevo referente político no sólo nacional, sino que también debe ser internacional.
Las contradicciones por resolver responden a temas por abordar lo cual no es sano hacer sin crítica o sin un mínimo de reconstrucción histórica que nos acerque a precisar en qué hemos fallado y en que no. Los términos izquierda, revolución o socialismo, lamentablemente "gozan" de un enorme desprestigio, y no es para menos si miramos de frente a la historia. Lo que si queda claro es que sin democracia, sin debates libres y con persecución, con descalificación, con ventajismos… no se puede construir lo nuevo y sobre todo lo distinto.
Fidel Castro es eso, es la personificación de avances y retrocesos de toda una época. No puede dejarse pasar por alto el hecho de que la revolución cubana se dio en un momento de enorme elevación de la Unión Soviética, qué por un lado era la gran referencia y a la vez implicaba retrocesos para las luchas revolucionarias con su política del socialismo en un solo país y la coexistencia pacífica.
Saludamos la memoria de Fidel, saludamos enormemente al pueblo cubano y a los pueblos del mundo. Desde la fraternidad es valioso convocarnos a la sana polémica, preparándonos para las grandes luchas por enfrentar, entre muchas, la pelea antiburocrática.