Merecemos una Navidad en paz

"Somos soldados de la paz; luchamos por ella, por igualdad y la justicia".

Hugo Rafael Chávez Frías

(Acto en Academia Militar, 15 de febrero de 2006)

En Venezuela desde la llegada de la Revolución Bolivariana con el triunfo del Comandante Hugo Chávez, en las elecciones de diciembre de 1998, no hemos pasado una Navidad en paz o al menos no han cesado los intentos para que las mismas no se realicen.

La desconexión con el poder por parte de los sectores vinculados a la oligarquía parasitaria y de los partidos de la oposición, quienes tenían junto a Fedecámaras y otras cámaras de comercio sus tentáculos metidos en la renta petrolera, se truncó con la llegada del Comandante Chávez quien mandó a parar la fiesta.

Desde esa fecha, a control remoto, el imperio comenzó la aplicación de sus manuales de golpe de Estado con varios intentos fallidos en nuestro país; una y otra vez, además de ejemplos que no debemos olvidar, como "el Carmonazo" o el paro petrolero del 2002- 2003 insisten en tumbar a Maduro.

Los mecanismos de hostigamiento, "guarimbas", guerra mediática, guerra psicológica, desabastecimiento, acaparamiento, bachaqueo y todas las demás manifestaciones típicas de una guerra económica, han sido aplicados para doblegar al pueblo venezolano.

Muchos forcejeos han habido y reveces dentro del proceso revolucionario, iniciado de manera pacífica por el líder y comandante de la fuerza bolivariana, hoy liderada por el Presidente Nicolás Maduro.

El último capítulo tuvo su mayor expresión con el triunfo de la derecha en las elecciones de la Asamblea, las cuales se realizaron en diciembre del 2015 (cumplen un año) y que tuvieron su resultado gracias al descontento de los venezolanos, por el chantaje de la oposición a través de la guerra económica la cual aun mantienen en busca de lograr su objetivo mayor, el de sacar de Miraflores al Presidente Nicolás Maduro (no precisamente por la vía democrática).

La cantaleta de su discurso y las estrategias han sido perfeccionadas en busca del citado objetivo, hasta llegar a procedimientos maniqueos e hipócritas de doble rasero; es decir, sentarse en una mesa de diálogo como demócratas y por otro lado, aplicar métodos terroristas para generar violencia y avivar el descontento de los venezolanos, sin importarles la tranquilidad y la paz que siempre hemos abrazado todos los hijos de la Patria de Bolívar.

Desde luego que el mismo Presidente Nicolás Maduro, como buen hijo del Comandante Chávez, ha enarbolado el diálogo como método civilizado para dirimir las diferencias, las cuales en un sistema democrático siempre van a existir, pero se han quedado a un lado a la hora de alcanzar los objetivos superiores de la República, los cuales parecieran no existir o interesar a la oposición venezolana.

Por eso no es de extrañar la anterior actitud por parte de los políticos de nuevo cuño, quienes nacidos bajo el chantaje de los "cheques dadivosos" de la vieja Pdvsa (PJ), comparten con los dinosaurios de la IV República (AD, Copei, NT, MAS) quienes cumpliendo el mandato que les asigna la burguesía y creando leyes a su imagen y semejanza o a costa del sacrificio del pueblo venezolano, se acordaban de él sólo cada cinco años en época de elecciones.

Esa conducta de buscar todo a través de elecciones con el mayor tribunal democrático, para el pueblo dirimir sus diferencias, fue asumida también por el Comandante Chávez quien decidió dejar el camino de las armas para buscar la toma del poder, por la vía de los votos.

Desde luego que no ha sido fácil atravesar caminos de espinas y superar trampas de los oligarcas y sus títeres para hacer la Revolución.

Los pasos se han ido cumpliendo (a pesar de los reveces) pero dentro del marco de una Constitución, como la que se dio el pueblo venezolano luego de un Proyecto Constituyente el cual hizo realidad el Comandante Chávez con la mayoría de los venezolanos.

El nudo gordiano de la gobernabilidad en Venezuela está en que la oposición no ha querido aceptar al nuevo liderazgo y la nueva manera de hacer política, sobre todo fuera de los esquemas convencionales de la derecha y de la democracia representativa, que practican muchos de los países capitalistas del mundo.

Los ejemplos para tomar el poder a través de una Revolución que debemos hacer realidad los venezolanos, es hacer respetar y validar el cumplimiento de la Constitución y el Plan de la Patria; estas conquistas no fueron alcanzadas al azar, sino por una manifestación consciente del pueblo venezolano cuyo parto se concretó el 4 de febrero de 1989.

Todos los métodos aplicados por la derecha lacaya del imperio norteamericano, la cual todavía se consume en su propia democracia representativa y que se mira en el espejo de las recientes elecciones de Trump en los Estados Unidos, se estrellan contra la Democracia Participativa y Protagónica hecha realidad hoy Venezuela.

Con diálogo y sin diálogo la oposición venezolana debe comprender de una vez por todas, que la Revolución venezolana llegó para quedarse y que toda vía exploratoria para la conquista del poder en nuestro país, debe pasar por la sentencia de que "dentro de la Constitución todo pero fuera de ella nada".

Los venezolanos y muchos menos los revolucionarios, debemos pasar por ingenuos. A la luz del ejemplo de la Revolución cubana, la cual acaba de despedir a su líder histórico Fidel Castro, debemos trazar nuestras metas para consolidar nuestra Revolución (con el Plan de la Patria).

Si bien los métodos y la realidad comparados con Cuba son diferentes, es una situación que tuvo clara nuestro Comandante Chávez desde siempre.

Ahora la Revolución Bolivariana liderada por el Presidente Nicolás Maduro, tiene como objetivo el no retroceder sino avanzar a la conquista de metas superiores para lograr la felicidad del pueblo excluido y oprimido de Venezuela.

Ningún chantaje, ninguna manipulación, ninguna búsqueda de acuerdos negociados a través de la Mesa de Diálogo pueden dar al traste con los objetivos históricos de la Revolución Socialista.

Ni siquiera con la aparición de militares apátridas, quienes a espaldas de la Constitución intentan tomar la justicia con sus propias manos o hacerse la vista gorda en la frontera (deben ser procesados) y mucho menos con los capos de la banca y Credicard (tarjetas de crédito y débito), quienes quieren sacrificar al pueblo venezolano inspirados por su maldad para acabar con la Navidad.

Para los venezolanos la paz, la estabilidad y la concordia de una República, representan soberanía, independencia, libertad, socialismo y una profunda cultura chavista que no se negocia en una Mesa de Diálogo… ¡No pasarán!...¡Venceremos!

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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