Días contados, señor presidente

Epígrafe:

Por qué será que las reclamaciones del Esequibo se mantienen en pie y las relacionadas con las de la península de las Guajira se encuentran congeladas? ¿Qué manera es esa de defender los intereses vitales de la nación por parte de los ultrapatriotas que nos gobiernan? La península de la Guajira es y seguirá siendo nuestra por siempre y los venezolanos de verdad, pese al chavismo, no dejaremos nunca de reclamarla, pues fue un despojo en descampado.

La verdad es que el chavismo tiene sus días contados, porque a más tardar dos años, y esto si no ocurren eventos que adelanten ese acontecimiento, el mismo habrá dejado de ser gobierno. Y no podría ser fatalmente de otra manera, porque una gente que ha hecho del error una virtud y del fracaso todo un éxito, y que además de eso la soberbia pequeñoburguesa les inhibe toda capacidad de rectificación, lo que ha venido sumiendo el país en la peor y más destructiva crisis de su historia, una gente así, repito, no tiene la menor posibilidad de continuar por más tiempo en el poder.

Maduro se ha mostrado tan incapaz de gobernar, que bajo su mandato los problemas que le dejó como herencia indeseable su predecesor, que fueron muchos y muy graves, no han hecho más que agudizarse con cada día que pasa. Jamás ha sabido encontrar una respuesta adecuada para una sola de las múltiples calamidades que azotan al país. Y por si esto fuera poco, tampoco se ha percatado de la magnitud del drama que a diario vive la población cuando al ir al mercado en busca del sustento de todos los días, se consigue con que o no encuentra lo que busca o que el dinero que lleva no le alcanza ni para comprar un miserable rebusco.

¿Y cuál ha sido la solución que Maduro le ha dado a tan acuciante situación? Achacarle exclusivamente la responsabilidad de este espantoso cuadro a la guerra económica, a la conspiración que los empresarios grandes, medianos y pequeños vienen adelantando con la manifiesta intención de sacarlo del poder. Aparte de esta "solución", no se le ha ocurrido ninguna otra. Bueno, aclaremos, otra racional e inteligente. Porque soluciones la verdad es que se le han ocurrido muchas, sólo que por ser tan disparatadas y tan fuera de lugar, en lugar de atenuar la gravedad de la crisis que estamos viviendo, lo que hacen es agravarla aun más.

Por ejemplo, como se recordará, impactado por fin por el alarmante giro que estaban tomando las cosas e influenciado tal vez por el 6D, Maduro declaró una emergencia económica en lugar de una emergencia alimentaria, que era lo que había. Con el propósito de conjurar esa emergencia creó unos fulanos motores, y para lograr el funcionamiento de los mismos designó unos ministros. De estos aparatos se estuvo hablando sin interrupción por casi un año completo. En torno de estos bichos se organizaron conferencias, foros y demás actividades de este tipo. Se dieron abundantes declaraciones, se escribieron extensos y enjundiosos artículos de prensa para explicar en qué consistían, y no había comparecencia pública del Presidente, de ministros, viceministros y demás funcionarios de menor jerarquía, sin que, vinieran al caso o no, se dejara de mencionar los motores. Era, en fin, una verdadera cantaleta que, en lugar de despertar el entusiasmo en las personas, lo que provocaba era un gran fastidio, pues nadie cree ya en sus vaticinios y promesas. Ahora bien, pasados unos cuantos meses de esa orgía publicitaria, que pretendía crear la ilusión de que los peores momentos de la crisis habían pasado y que por fin se había retomado la senda del bienestar y el progreso, cabría preguntar: ¿que se hicieron esos motores, dónde están? Y la respuesta no podría ser más decepcionante: se fundieron antes de arrancar, y ahora la situación es peor que nunca, con unos precios que dan realmente escalofrío.

Exactamente lo mismo está ocurriendo ahora con los claps. De éstos se le ha estado haciendo creer a la gente, a través de una desenfrenada y engañosa publicidad, que no deja de originar cuantiosos gastos, que son una especie de panacea para las graves penurias que, con un estoicismo espartano, está soportando la población; penurias que, pese a la paciencia de la que ésta ha estado haciendo gala, sin embargo, como es de suponer, se encuentra realmente descontenta e indignada. Y no le falta razón, puesto que aparte de que el contenido proteínico de esas bolsas es demasiado pobre -un kilo de leche, apenas- está el hecho de lo calamitosamente irregular con la que reparten. Lo que ha dado lugar a airadas protestas, como las que se acaban de producir en Cabimas, Ciudad Ojeda y otros municipios de la costa oriental del lago, y que el gobierno haría muy bien en tomarlas en cuenta, ya que pueden ser el indicio de que esa paciencia de la que hablábamos antes se está agotando a toda carrera.

Pues bien, fracasados también los claps como mecanismo para asegurarle a la población la posibilidad de alimentarse oportuna y adecuadamente, nos viene ahora Maduro, cuyo fracaso como Presidente no ha podido ser más clamoroso y resonante, con que los próximos años 17 y 18 van a ser los de la superación de todas las dificultades, los años poco menos que los del despegue económico. Lo mismo prometía Istúriz y otros altos funcionarios. Éstos personajes afirmaban que en el pasado mes de octubre iba a desaparecer el desabastecimiento, que en su lugar se abriría un periodo de bonanza y de superabundancia de todo. Aristóbulo debería explicarle a los venezolanos el por qué no se cumplieron tan exaltados y optimistas vaticinios.

Y en cuanto a los años mencionados, no se necesita ser un vidente superdotado para saber que estos serán los peores que este país haya vivido durante los gobiernos chavistas. Puesto que si un pollo raquítico y pasmado cuesta en estos momentos 5.000 bolívares, un mugroso plátano de 250 a 300, un kilo de azúcar 4.0000, un kilo de arroz 2.700 un cartón de huevos 5000 bolívares, lo más seguro es que esos precios de pesadilla se triplique y hasta cuatripliquen en el próximo bienio. Y no es una exageración, puesto que esto ya ha ocurrido varias veces. Por ejemplo, en el 2014 el precios del azúcar estaba en los distintos expendios a 12 bolívares el kilo, y se conseguía en todos los abastos y panaderías. Dos años después, esa misma azúcar ya está en el precio indicado. De manera que no es una exageración indicar que de aquí al años 2018, la situación se habrá complicado en términos realmente inenarrables.

Y toda esta siniestra perspectiva, debido a que las políticas que han provocado la catástrofe que estamos viviendo actualmente en el país, y que se basan en una constante y permanente confrontación con los sectores productivos de la nación, continuarán siendo las mismas; porque también el derroche y el delictivo dispendio de recursos, como la malversación, el nepotismo y otros vicios tan letales y repugnante como este, continuarán siendo los mismos; y porque, además, la proverbial incapacidad y negligencia del chavismo, continuarán siendo las mismas. De allí el titulo "Dias contados, presidente".

Nota: Total, que quedamos en las mismas, ya que los hechos y situaciones que dieron origen al bachaqueo y al contrabando de extracción, que mantienen repletos de alimentos venezolanos los anaqueles de Colombia y vacío los de Venezuela, quedaron intactos.Esto se debe a que nuestro país careció de alguien con el suficiente amor por la paaatriaaa, como para que le exigiera al gobierno de Colombia la eliminación del cambio dual para nuestra moneda; un cambio que, como lo dijimos en el artículo anterior, fue concebido por un enemigo histórico con la única y expresa finalidad, repito: con la única y expresa finalidad de desestabilizarnos política y económicamente. En cambio de eso, Maduro apareció muy sonriente al lado de Santos, quien poco antes le había citado a su embajador para reclamarle que el presidente venezolano haya hablado de mafias en Cúcuta. Bueno, yo creo que mafias no sólo existen en Cúcuta sino también en todo ese país. Así de pasadita debemos recordar que no hace mucho al frente de la nación colombiana estuvo un presidente con un amplio prontuario en los Estados Unidos, donde está reseñado con el número 82, como un peligroso narcotraficante.

Al presidente Maduro debemos recordarle que Colombia nos despojó de 2000 mil kilometros cuadrados de territorio. También la siguiente anécdota: en 1952, siendo presidente Marcos Pérez Jiménez, la fragata almirante Padilla ancló en el archipiélago de los Monjes, que son nuestros, y una vez allí se dedicó a dispararle a los pescadores venezolanos. Agotadas las instancias diplomáticas para una salida pacífica de la situación, la armada venezolana se dirigió al archipiélago y expulsó a los intrusos. También es oportuno recordar que el ambicioso vecino mantiene una reclamación sobre el Golfo de Venezuela al que, además de haberle introducido la fragata Caldas, le han querido cambiar el nombre por el de Golfo Coquivacoa.

Ahora, ¿cómo andar con consideraciones con un país así, consideraciones que llegan al colmo del entreguismo de querer cobrarle en pesos la gasolina que se le vende en San Antonio del Táchira? No se puede. De allí que pensemos que la frontera no debe ser abierta hasta tanto se resuelva el problema de la convertilidad de nuestra moneda al otro lado de la frontera. ¿Hasta cuando tanto entreguismo?. En asuntos de patriotismo, le recomiendo a los chavistas seguir el ejemplo el del general, Pérez Jiménez quien, a pesar de sus errores, les puede dar, sin mucha alharaca y sin muchos aspavientos, lecciones en esta materia.

Atención Movilnet: Los expendedores de tarjetas de esa empresa de comunicación, están robando de lo lindo. Por ejemplo, una tarjeta de 100 bolívares la están vendiendo en 130, y en ciertas ocasiones hasta por 140. Empezaron cobrando bolívares 10, y ya van por las cantidades mencionadas. ¿Quién será el caballero andante que le ponga un parao a estas mafias de nuevo cuño?



Esta nota ha sido leída aproximadamente 9272 veces.



Alfredo Schmilinsky Ochoa


Visite el perfil de Alfredo Schmilinsky Ochoa para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Alfredo Schmilinsky Ochoa

Alfredo Schmilinsky Ochoa

Más artículos de este autor