Mi viejo era un lector increíble, su memoria me impresiono desde chico y entre libros de Vargas Vila y de anarquía hacia la guerra, resistente contra la dictadura militar de los años 50s y luego resistente de las embestidas de los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, detenido y torturado hasta lo indecible en esas experiencias, milito en el PCV en los años 50s y luego en el MIR y claro algunas pasantías por otros grupos, pero el viejo creo que por su relación con los republicanos españoles, tenía más libros de Malatesta y Bakunin y Orwell, muy pocos de Editorial progreso.
Mi casa y creo que en gran parte de las de Venezuela la batalla contra los malos gobiernos fue total, la familia se incorporó a esa batalla social, política y militar, fue una batalla o nuestra propia guerra y la hicimos con un desprendimiento que nunca vimos raro o extraño, las filas que hacíamos en los festivales que organizaban los gobiernos de turno para buscar regalos, nunca las hicimos para buscar para los de la casa. No esos regalos muy humildes por cierto eran para los hijos de los amigos de la casa cuyos padres estaban detenidos, desaparecidos o habían sido asesinados.
Por la casa pasaron tantos chicos y chicas que asumieron el desprendimiento como único bien, la renuncia a todo como el único beneficio, lo cierto es que por ahí estuvo Utopía de Tomas Moro y discos destruidos de acetato que alguna ocasión escuchamos en bajo volumen, para evitar cosas nada agradables, que algún grupo de vecinos los cuales eran agentes de la siniestra DIGEPOL hicieran de las suyas contra cinco aun niños, claro que la vieja o sea mi madre siempre mantuvo ese grupo unido, junto de esto pueden hablar con una idea más clara algunos colaboradores de APORREA como Casiano Díaz y otros que andan por ahí Christian Farías, Orlando Zabaleta, Rafael Malpica y otros, nada tiene de raro mi caso, así como yo decenas de miles en esa república de soñadores que es la patria, la mía, la del ajeno.
Lo único distinto a muchos era esa dosis de rebeldía o de uso del sentido común para razonar las dificultades de la patria, ver a la revolución como un descubrimiento y como un acto esperanzador, un acto lleno de fe en el porvenir, eran esos sueños insobornables de una familia que se formó así.
Lo cierto es que el PSUV y su dirigencia al parecer no desea responder ninguna pregunta, se van por las ramas o huyen hacia adelante acusando al que pregunta acerca de la carestía, de la crisis de seguridad pública, del abandono de las ciudades, de la opacidad en la cuenta pública, de las cifras de crecimiento económico, del acoso contra Marea Socialista, de la corrupción e impunidad con la cual actuaron Alcaldes, Gobernadores, de la incapacidad para explicar el debacle electoral, de la devaluación de la moneda, de los crímenes y tortura a jóvenes en Barlovento, de la desaparición forzada de Alcedo Mora, de la persecución y mentira mediática de la hojilla contra sectores revolucionarios.
Sera como dice mi amiga Sofía en alguna ocasión en Medellín me dijo "Muchos presidentes de izquierda, pero la revolución se quedó dormida en el último vagón"
Al pueblo nos debemos y a el acudimos en los días aciagos como el actual y claro que son aciagos, la fe esta por ahí en alguna parte, en alguna parte está escondida, esperando no ser ultrajada nuevamente por el PSUV o por la MUD.
Feliz 2017 y que estos piojos chupasangres del PSUV y la MUD salgan pronto de la cabeza de los hombres y mujeres de la patria, a ellos me remito, la felicidad no está en una tienda, pero tampoco está en vacíos discursos que escucho, vendrán tiempos mejores y como venezolano sé que la historia patria tiene tantas páginas hermosas que escribir y otras tantas que recordar con algo de nostalgia. Claro otras de vergüenza.
La esperanza no esta suscrita o tienen derecho de exclusividad PSUV o a la MUD. La esperanza es libre y por ahí anda esperando tocar a los muchos desesperanzados.