La Revolución necesita una nueva oposición

"El pueblo debe controlar los poderes y crear herramientas para frenarlos cuando haya que frenarlos, cambiarlos cuando haya que cambiarlos, reestructurarlos cuando haya que reestructurarlos".

Hugo Rafael Chávez Frías (Mensaje Anual a la Nación, Asamblea Nacional 13 de enero de 2006)

El caso venezolano - como ya lo sabemos - no puede verse aislado de los planes del imperialismo norteamericano y de los métodos más sofisticados y ensayos de dominación puestos en práctica en el mundo y que también han sido direccionados contra la Patria de Bolívar, desde el mismo nacimiento de nuestra República luego de derrotar al imperio español, aquel 24 de junio de 1821 en el Campo de Carabobo.

Han transcurrido los años y los serviles intereses de quienes sacrifican su origen para ponerse al servicio de amos extraños, siguen vigentes y hacen su papel de mercenarios y lacayos a cambio de un plato de lentejas y de los más disímiles favores del imperio.

En el espacio geopolítico los hay de las más variadas especies y su debilidad, expresada en falsos valores de entreguismo y de vil negación a los intereses de la Patria, los llevan a manifestarse como traidores no sólo en nuestro país, sino en el concierto de las naciones del mundo donde sirven al capitalismo salvaje y a las diferentes manifestaciones del fascismo.

Venezuela no escapa a las peripecias del juego geopolítico mundial y desde su nacimiento cono Nación, libre y soberana, ha encontrado enemigos quienes juegan al entreguismo para recibir prebendas a cambio de nuestras riquezas y materias primas, de las cuales dotó el Creador a nuestra Patria en la puerta norte de América Latina.

Más allá de las experiencias nacionalistas (que las hay en la historia) con miras a mostrarnos ante el mundo como una Nación libre y soberana con el legado de Bolívar, se han acentuado los valores en el sentimiento patrio y los cuales despertaron con la llegada de aquel célebre 4 de febrero de 1989 con el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

Desde entonces y consolidado el poder de la Revolución Bolivariana con el triunfo electoral de Chávez en diciembre de 1998, se enarbolaron de nuevo las banderas de Patria y se sembraron las bases para buscar un cambio de rumbo en la estrella del Sur.

No ha sido fácil el camino y como lo recordaba el Comandante Supremo - "¿quién dijo que hacer una Revolución es fácil o se construye sobre un lecho de rosas?".

Nuestra Patria ha transitado un duro camino y los cambios, si bien se han emprendido en un esquema de democracia, está se inspira en signos de participación popular y protagónica donde el pueblo ha ido poco a poco recuperando las instancias del poder, por encima de las embestidas de una clase social parasitaria y oligárquica.

Signos de combate refleja la historia venezolana con revoluciones nacionalistas luego de la firma de nuestra independencia el 5 de julio de 1810. Solo basta citar algunos hitos históricos, como la "Revolución Restauradora" de Cipriano Castro en 1899 o la Guerra Federal, liderada por el artífice de "tierra y hombres libres", el General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora (1859-1863).

La historia recoge capítulos que han repercutido en el devenir del pueblo venezolano, siempre mirando a la libertad y al espacio de los pueblos libres del mundo.

Hoy enfrentamos - salvando las distancias - un nuevo proceso político en Venezuela iniciado con la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez, por la vía democrática en diciembre de 1998.

La vía de una Revolución "pacífica pero armada" como acostumbraba decirlo el propio Chávez, nos ha encontrado con difíciles obstáculos. Muchos de ellos producto de la siembra de años de capitalismo en nuestra patria y otros, producto del afán desenfrenado de los lacayos del imperio y de la burguesía parasitaria aferrada al poder en Venezuela.

Destruir de la noche a la mañana, por la vía pacífica, todo el andamiaje de poder de esta clase política no es tarea fácil. Así lo han demostrado los episodios que por vía electoral y de calle, han tenido que enfrentar los líderes de la Revolución Bolivariana para mantener el poder y así también poder labrar políticas de cambió en la Patria de Bolívar.

Poco a poco se ha ido estructurando un esquema de poder socialista, único e independiente, a la imagen y semejanza del pueblo venezolano y bajo la inspiración de otros patrones de lucha en el mundo, contra el sistema capitalista. (Ejemplo la Revolución Cubana)

No obstante, en nuestro propio escenario, los esquemas de cambio puestos en marcha se han tropezado con la resistencia no del pueblo sino contra una conducta de una oposición parasitaria y lacaya, atada a los más oscuros intereses del imperio norteamericano quien los creó a su imagen y semejanza.

La identificación de esta élite (de nuevo cuño) que enfrenta al proceso revolucionario liderado hoy por el Presidente Nicolás Maduro, legítimo heredero de Chávez, no es cuento de camino. Su actuación reñida contra todo principio de identidad nacional y de Patria, los presenta desencajados y con un acentuado desespero por la toma del poder.

Es una lucha sin cuartel que apela a los métodos más actualizados del imperialismo como la guerra de IV Generación y sicológica como geopolítica destructora, la cual busca arrinconar a las naciones del mundo para subyugarlas y explotarlas a su antojo. (Ver los ejemplos del medio oriente con Iraq, Afganistán, Libia y Siria)

Actualmente Venezuela sigue el camino de la consolidación de la Revolución Bolivariana y busca sus propios caminos, inspirados en el diálogo y en el encuentro de coincidencias y razones, para un gobierno de paz y en consenso con los actores nacionales.

Las puertas y las alfombras que se han tendido para el diálogo y la reconciliación con la oposición venezolana sólo han encontrado trampas, cartas marcadas y emboscadas que desdicen de una conducta de alta política y de soluciones claras para nuestro país.

Ya el prontuario de la oposición venezolana, sometido una y otra vez a prueba, pareciera agotar la credibilidad y las esperanzas de una salida acordada para gobernar, lejos de negociaciones y de repartos que caracterizaban la IV República.

Si en los espacios donde actores de respeto a nivel internacional, como los ex presidentes Torrijos, Fernández y Zapatero y el delegado del Papa Francisco, monseñor Claudio María Celli, han sido menospreciados por la oposición venezolana y los irrespetan, pareciera que no hay nada que buscar con ellos.

En Venezuela da la ligera impresión que se agotó la búsqueda de una oposición que dialogue con los representantes de la Revolución; o en otras palabras que exista una oposición que haya entendido el proceso iniciado en nuestro país, con la llegada del Comandante Chávez.

Con la aparición de un nuevo modelo económico apartado de la producción petrolera o la dependencia petrolera, se busca el encuentro y un diálogo que parece dar signos positivos; pero ya no en el estamento de los partidos de la oposición y de sus líderes, sino en un nuevo sector productivo y económico que pareciera querer insertarse en Revolución.

Es por ello que afirmamos: la Revolución necesita crear una nueva oposición y al parecer brotan signos positivos en el liderazgo del nuevo sector económico y productivo del país... ¡Enhorabuena!

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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