El Dedo, el Amiguismo, el Nepotismo, la ausencia de Crítica, la falta de vigilancia en las filas revolucionarias, son algunos de los verdaderos proveedores de insumos para alimentar a las contrarrevoluciones en todas partes del mundo.
En estos días que se rememora la gesta de la década del 60-70, con la presencia de Fabricio Ojeda, en el Panteón Nacional, justo reconocimiento a quién encarnó un período extraordinario de las luchas venezolanas por la Liberación Nacional, he considerado, tocar algunos temas, vinculados a la Critica y la Autocritica, pensando que no es tarea inútil, por cuanto nos pueden servir, por aquello, de que el que no conozca la historia corre el riesgo de repetirla.
A mediados de la década del 60, Se conformó un tribunal revolucionario integrado por tres camaradas, entre ellos Diego Salazar, y otro integrante cuyo seudónimo era Sóselo, el caso a tratar era sobre dos combatientes de las FALN, que habían violado normas revolucionarias fundamentales. Uno de ellos era Ángel Alexis Martínez Linares (Tarzán). Este ciudadano había sido captado en el lumpen, y era considerado por su osadía un buen combatiente (la supremacía de las bolas) La sanción por violación de las normas fue su expulsión de la organización.
Pasado un tiempo nos enteramos , que algún dedo poderoso lo integró de nuevo, esta vez en las bases de apoyo del frente Guerrillero Manuel Ponte Rodríguez en el Oriente del País. Al parecer en ese momento, formaba parte de las fuerzas represoras (¿SIFA?)Las consecuencias no se hicieron esperar, capturó y captó para las andanzas represivas a Núñez Tenorio (Luisito) y a otros militantes, todo ello llevó a los aparatos de seguridad al Garabato, en San Antonio de los Altos, cerca de los Teques, donde la revolución había instalado un taller para la fabricación de armas y explosivos, estando al frente el químico Vicente García Ucejo, camarada de origen español, quién fue asesinado en el allanamiento por los aparatos represivos.
La debacle del Frente Guerrillero Manuel Ponte Rodríguez, la oímos de sus propios jefes, en una vivienda del callejón Sanabria, cerca del puente Guanábano, en la Pastora, allí recibimos al Comandante Alfredo Maneiro, con quién no solamente tratamos el desastre producto de la infiltración contrarrevolucionaria, sino el tema complejo de la Guerra o la Paz Democrática que se debatía en esos tiempos, dado que Alfredo era miembro de la alta dirección del PCV.
Poco tiempo después acogimos en la misma vivienda, a otro de los jefes del Frente: Ortiz Resplandor (comandante Madero) Con este guerrillero recibimos una sorpresa, un buen día salió a unos contactos y apareció luego en la televisión haciendo un llamado a la Paz, pidiendo a los alzados en armas su integración a la vida democrática (1)
En el segundo lustro de la década del 60, sectores de la revolución integrantes de las FALN, vivimos una situación caracterizada por una gran debilidad organizacional, en el medio de una controversia sobre la continuidad o no de la lucha armada y la separación del PCV, mientras tanto sufríamos una ofensiva de aniquilamiento de nuestras fuerzas de parte de un aparato represivo crecido y fortalecido con el apoyo de antiguos combatientes revolucionarios trocados en delatores.
El Distrito Militar de Caracas, estaba en una situación muy precaria y descansaba en sus cosas básicas, movilización, concha, alimentación, en nuestros propios recursos (algunos habíamos logrado emplearnos como visitadores médicos). Esta situación nos llevó a violar las más elementales normas de seguridad. En nuestras viviendas, se atendían guerrilleros enfermos, se hacían reuniones, viajábamos a zonas rurales del Guárico y Anzoátegui, a contactos en la madrugada, o a Maracay, a reuniones con el comandante Fausto en su concha en esa ciudad. (2).
En junio de 1967, se realizó una ofensiva represiva mortal contra las fuerzas revolucionarias, se desmantelaron núcleos urbanos y rurales de las FALN, se produjo la captura, tortura, asesinatos y encarcelamientos de numerosos revolucionarios.
Este tema de la Critica, lo seguiremos abordando en otros artículos.
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL
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En honor a la verdad, Madero no entregó a los residentes de la vivienda donde estaba "enconchado", ni conozco ninguna otra situación de tal naturaleza, por supuesto se tomaron las medidas mínimas de seguridad.
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Comandante Fausto, hablo de Alí Rodríguez, quién estaba enconchado en Maracay, y allí fui conduciendo mi vehículo (R10)en compañía de F. Nery Carrillo, P, jefe entonces del Distrito Militar, quién vivía en mi apartamento. Afortunadamente el delator que nos entregó, que también era miembro de la comandancia político-militar, sabía de esa reunión en Maracay, pero no del personaje.