El 26 de Enero es el Día Mundial de la Educación Ambiental (EA) vinculado al Seminario Internacional sobre ese tema, realizado en 1975, Belgrado, capital de Yugoslavia (ahora Serbia). Sus resultados fueron fortalecidos por otro, de esa naturaleza, en 1977, Tbilisi (Georgia). Dichos eventos, son dos de los numerosos, sobre Educación y Ambiente, que se han llevado a cabo, desde 1972 en Estocolmo (Suecia) hasta el 2015 (COP21, Paris). Los cuales, no han inducido a un buen comportamiento en algunos de los ciudadanos del mundo hacia la preservación de la madre Tierra. Un indicador de esa mala conducta en Venezuela, lo representa las repercusiones ambientales en el escudo guayanés, por la ejecución del Arco Minero del Orinoco (AMO); en el cual van a participar personas de 150 empresas mineras, de ellas, son de 35 países. Por esa razón, esa región no puede utilizarse como un ambiente de aprendizaje.
En el art. 34 de la Ley Orgánica del Ambiente (LOA) establece que "la EA tiene por objeto promover, generar, desarrollar y consolidar en los ciudadanos y ciudadanas conocimientos, aptitudes y actitudes para contribuir con la transformación de la sociedad, que se reflejará en alternativas de solución a los problemas socioambientales…". Ese cambio social que pudiera provocar la educación; también, está contemplado en el art. 102 de la Constitución. Dichos artículos, junto con los derechos ambientales constitucionales (arts: 127; 128 y 129), no se están cumpliendo; porque las explotaciones de minerales están eliminando y fragmentando ecosistemas en la región guayanesa; actividades que se realizan para obtener divisas que van a permitir resolver un problema social del país, de manera temporal; lo que traerá como consecuencia, de modo permanente, la propagación de múltiples problemas ambientales (regionales, nacionales, internacionales y planetario). Por ese motivo, se introdujo en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), un recurso de nulidad al decreto 2248, que conlleve a la suspensión del AMO para que los ecosistemas del escudo guayanés continúen su ciclo evolutivo.
Además, la EA toma en cuenta la complejidad del ambiente, la cual no se ha respetado en los ecosistemas donde se va a implantar el AMO; aquellos, desde el precámbrico (hace miles de millones de años), la madre Tierra ha venido tejiéndolos de instante a instante bajo la integración de tramas de relaciones de factores ambientales (ecológicos, económicos, éticos, estéticos, políticos, sociales, etnográficos, costumbres y otros). Al respecto, Moreas (s/f) dice, "en verdad nos enfrentamos a tiempos inciertos y fluidos con herramientas intelectuales de otras épocas, de otros tiempos, en que se observaba la realidad como estable, homogénea y determinada"; sobre la base de ese pensamiento podemos decir, que se tiene percepciones fragmentarias y deformadoras del ambiente.
Así pues, se necesitan estudios complejos para realizar un adecuado diagnóstico del ambiente de la región guayanesa, que facilite diseñar un plan de ordenamiento ambiental de ella, para tal efecto, se requieren de equipos transdisciplinarios apoyados en diálogos de saberes (científicos, humanísticos, ecotecnológicos, tradicionales, vivenciales y otros) para aproximarse un poco, a una adecuada interpretación del comportamiento de los diferentes ecosistemas existentes en el escudo guayanés. Dicho plan es condición necesaria y suficiente para orientar los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de cada proyecto minero; los cuales, de llegarse a ejecutar, van a demostrar la inviabilidad de ejecutar los proyectos mineros, por la alta sensibilidad natural y cultural de los ecosistemas. Al mismo tiempo, aquellos (EIA) mostrarían la gran inversión que se requeriría para aplicar medidas en la rehabilitación de las zonas intervenidas, que posteriormente serían incompatibles con el resto de ecosistemas que pudieran salvarse del AMO. En ese sentido, Moreas (s/f) expresa que para "cualquier ser humano le es difícil comprender el orden siendo parte del desorden".
En síntesis, el AMO puede dar lugar a una crisis ambiental, que en cualquier momento sería de proporciones catastróficas, no sólo por la pérdida de la biodiversidad, contaminación, agotamiento de minerales sino también por las contradicciones entre diversos actores (indígenas, campesinos, mineros, funcionarios, empresarios y otros), transformándose aquellas en conflictos permanentes. Lo anterior, estaría sujeto a varias emergencias para las cuales no estamos preparados. Así que, con el deterioro de la madre Tierra, de la que somos parte, ocasionamos nuestra propia desaparición como especie. Por ese motivo, se invoca a una acción educativa para construir no para destruir.
Referencias
Moraes, María Cándida (s/f) Complejidad, transdisciplinariedad y educación: algunas reflexiones. PUC/SP/Brasil. Disponible en www.encuentros-multidisciplinares.org/ Revistanº25/María% 20Cándida%20. Consulta el 9/1/17.
José Luis Rodríguez R (25/1/17)