Existen problemas inherentes a día a día que solo cada pueblo puede superar. Hay grandes causas que unen a los ciudadanos casi de inmediato, tales como la defensa de la soberanía territorial o amenazas externas.
Algunas potencias y países han acudido al argumento de la guerra militar para cohesionarse o para, en el caso del poder político, para subir su popularidad.
Ha habido ejemplos realmente conmovedores de ciudadanos que han aportado hastasus bienes por el país.
Me atrae el de un país capitalista, pero nacionalista, como Corea del Sur. En los años 90, ante la crisis económica que afectó las reservas internacionales de ese país, la población voluntariamente donó objetos de oro como pulseras, aros y zarcillos para que se fundieran y contribuyeran a recuperar las reservas monetarias.
O el reciente caso de la construcción de la Segunda Etapa del Canal de Suez, dado que ningún organismo internacional aceptó financiarlo, el gobierno ofreció bonos que iban desde 1 $ en adelante pagaderos a largo plazo. Millones de egipcios acudieron al llamado y recogieron más de 80 mil millones de dólares.
Una revolución de la conciencia no implicaría esos desprendimiento. Se trata de relanzar los valores morales. Sembrarlos desde la infancia.
En un pueblo de principios y solidaridad es inconcebible que existan ciudadanos que se dediquen a revender a precios exorbitantes alimentos necesarios para cubrir las necesidades de la población. Pero hay quienes revenden productos a sus propios vecinos y familiares.
En una revolución de la conciencia social y colectiva, delitos como llevarse los bienes de las instituciones publicas y privadas para lucrarse con ellos deberían ser tan excepcionales que los que lo hagan serian fácilmente castigados. En una población moralizada la vida sería lo mas preciado y sagrado por encima de cualquier apetencia material.
Necesario es una gran campaña nacional de largo alcance donde el centro sea la necesidad de Remoralizar a la sociedad, a cada persona. Sembrar valores, privilegiar la ética como la base del crecimiento de un país.
En términos económicos y de soberanía, a mayor aumento de moral y las buenas costumbres mayor prosperidad económico y orgullo de ser parte de la Patria.
Todo el Estado, sus instituciones y los particulares debe abocarse con urgencia a esta tarea.