Los que no hablan mal de Chávez

Tal vez suene a extremada la campaña de Diosdado Cabello de que no se hable mal del presidente Chávez en las instituciones públicas y demás dependencias estatales en defensa de la memoria del líder de la revolución Bolivariana, quien siempre fuera objeto de ataque de la derecha, antes de su enfermedad, durante su lecho de muerte y después de su partida física, a pesar de la terrible enfermedad que a él le abrumaba. La campaña ahora en contra de la memoria de Chávez se internacionaliza y profundiza cada día más. Lo que no pudieron hacerlo en vida —destruirlo—, ahora pretenden hacerlo después de muerto, desde compararlo los medios internacionales de la derecha con el racista, discriminador, misógino y xenófobo de Donald Trump hasta realizar una telenovela que transgrede y rebasa los límites del engaño, solo con el fin de seguir con una campaña de odio impulsada por la derecha en confabulación con los grandes medios. Todos los revolucionarios debemos apoyar esta campaña y deplorar que se utilice su imagen con fines de publicidad y marketing para seducir a un público que pudiera estar confundido, o engañado, para tergiversar los logros realizados en Venezuela y el mundo, para forzar a creer que su legado no tuvo asidero, y obligar a aceptar que implantó un régimen totalitarista, a pesar de haber sido elegido varias veces por su pueblo; ya que los bombardeos mediáticos no operan sobre la inteligencia, sino sobre la psicología; no manipulan la conciencia sino los deseos y temores inconscientes, para no pensar, sino para controlar una sociedad y aniquilar su capacidad cerebral de decidir. Esta campaña no nos devolverá a Chávez físicamente, pero no me refiero a la defensa de la idolatría hacia el hombre, al culto a la imagen, pues creo como Fidel que rendir pleitesía a un hombre es contradictorio, es como apoyar el fanatismo que han hecho los hombres vestidos de sotanás al sometimiento. Creo en rendir homenaje y respeto a su memoria más con hechos que con palabras; más con el ejemplo y aporte que podamos dar como revolucionarios que visitando todos los días o cada año su mausoleo; más en seguir caminando por el avance hacia el socialismo, porque es el único camino posible para la liberación de los pueblos, que en practicar diariamente el capitalismo. Esta es el mejor tributo que se le puede dar a Chávez.

Sin embargo, pienso que el proceso no solo se afecta porque se hable mal de Chávez, esto va mucho más allá. Más daño hacen los que no hablan mal de Chávez porque llevan una careta y se comportan como chavistas, pero sus acciones son antiéticas y antirevolucionarias, como: las quintas columnas enquistadas en el poder; los militares que se han lucrado y no pueden justificar cómo entraron en el libro Guinness de robolucionarios; los que bachaquean con las bolsas de alimentación, llámense CLAP, MERCAL o PDVAL, Lácteos Los Andes, en fin; los que negocian con las bombonas de gas y tienen en jaque a millones de familias por los altos precios desproporcionados del combustible; más daño hace la SUNDDE que poco hace para enfrentar la ola especulativa de los comerciantes con los altos precios de los productos; más destructivos son los jefes que meten a trabajar a personas que no defienden su legado, pero no hablan mal de Chávez porque no quieren que lo identifiquen como "escuálido". Hay otros que no hablan mal de Chávez como los que les dieron vivienda, vehículos, pensiones, por ser amigos de los jefes, pero desean en lo más profundo de su ser que Venezuela sea intervenida. La revolución está llena de camaleones y aprovechavistas. Hablar mal de Chávez es el reflejo que estamos dando más avances al capitalismo y un paso hacia el retroceso de los avances sociales logrados; por lo tanto, hay que enfrentar la crítica y la autocrítica. En un discurso Chávez dijo que podía estar de acuerdo con que una persona criticara, que estuviera molesta porque no le había llegado su casa, o su pensión, pero lo que no podía permitir es que esa persona se pasara para la derecha. Solo Chávez era consciente de esto y sabía lo que pedía, pues un giro a la derecha traería consecuencias en lo espiritual, atraso al Ser humano, más daño al planeta y el incremento de la lucha de clases por la igualdad. El PSUV debe abrirse a ejecutar los cambios que deban ser cambiados, a volver al pensamiento más evolucionado de Chávez, a considerar la autocrítica como forma de crecimiento para la rectificación y el rumbo de lo que debe trascender, de lo contrario la revolución seguirá siendo bombardeada y sus aprovechavistas preocupados por sus intereses. Debo terminar conminando a que No se hable mal de Chávez, pero sin las quintas columnas silenciosas que apuestan al fin de la revolución.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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