Sabemos que en la Venezuela bolivariana hay cancilleres brillantes con un alto sentido patriótico, de hecho, el presidente obrero Nicolás Maduro fue por siete años (2006-2013) ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de un Gigante como Hugo Rafael Chávez Frías, aval que no deja dudas de su eficiencia en el cumplimiento de sus funciones plenipotenciarias.
Sin embargo, ahora con Maduro en la presidencia, cuando las agresiones contra la revolución se han triplicado o quizás cuadruplicado, tenemos el privilegio de contar con la ministra Delcy Rodríguez, una canciller de lujo; patriota de sangre bolivariana, zamorana y chavista, que se crece en las dificultades.
Excelentísima funcionaria que sabe poner en el mundo los puntos sobre las íes, respetuosa de los derechos internacionales, sin estridencias, sin odios, sin rencores, solo con la razón que le otorga ser una fiel defensora de la causa justa de una Venezuela libre y de la paz que caracteriza al Gobierno soberano de Nicolás Maduro.
Valiente combatiente de verbo claro, sencillo, directo, punzante, que no desperdicia el tiempo ni las oportunidades, como la vez en la ONU, Nueva York, cuando allá mismo le dijo al mundo que Venezuela es el objetivo del imperio norteamericano y denunció un nuevo Plan Cóndor desde Washington.
Luego leyó un texto en el que rechazó la discriminación racial, el colonialismo, la dominación, la ocupación y la injerencia extranjera en la soberanía nacional, las amenazas de guerra y la negativa a reconocer el derecho fundamental de la libre determinación de los pueblos. Aspectos que muchos diplomáticos no son capaces de abordar en un escenario de tal naturaleza ni en esa ni en ninguna circunstancia.
Delcy Rodríguez en otro evento digno de elogio llegó a una reunión del Mercosur y sus homólogos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay le huyeron, y ella se mantuvo firme, de pie, con la mirada en alto como siempre, defendiendo los intereses de la patria revolucionaria.
Se podrían llenar páginas enteras con las célebres actuaciones diplomáticas de nuestra canciller, tenemos las de la carta del ex presidente Obama declarando a Venezuela un amenaza inusual, mandando a las duchas al presidente de Argentina, Mauricio Macri; emplazando al presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, a quitarse el traje de empresario estadounidense; tenemos sus actuaciones en el Esequibo, en Colombia, con el cierre de la frontera y, más recientemente, con las declaraciones del vice presidente santanderista, Germán Vargas Lleras, diciendo que las obras sociales de su país no son para venecos.
Porque es Delcy Rodríguez defendiendo milímetro a milímetro la verdad de la revolución que lideró Chávez y ahora Maduro asediada por el imperio norteamericano, es Delcy Rodríguez en el ojo del huracán, es Delcy Rodríguez digna representante de la mujer bolivariana, es Delcy Rodríguez orgullo de nuestra nación libre y soberana.
Es Delcy Rodríguez dejando su huella indeleble en la historia patria, es Delcy Rodríguez, la primera mujer canciller en Venezuela, es Delcy Eloína Rodríguez Gómez, a quien brindo mi apoyo incondicional e irrestricto por su capacidad y eficiencia, y eso hay que reconocerlo y decirlo al país y al mundo. Se lo merece. Es mi humilde aporte a la gran labor y a la total entrega de esta insigne compatriota.
Con Maduro siempre victorioso ¡venceremos!