Amiga, buenas noches. Hace ya algunos días le envié a través de un correo unos comentarios míos acerca del modelo neo-liberal. Y lo hice porque me hubiera gustado conocer su opinión sobre tan interesante tema. Sin embargo, el hecho de que todavía no haya tenido la satisfacción de recibir una respuesta suya en relación con lo que para mí reviste una importancia trascendental, indica a las claras que no tenemos la misma opinión al respecto, lo cual es perfectamente válido, por lo demás. No obstante, apreciada amiga, la preocupante circunstancia de que algunos comentaristas políticos coinciden en dar como ganadora a la oposición en unas eventuales elecciones presidenciales, han hecho que se prendan intermitentemente mis alarmas. Eso se debe, a que, como se sabe, esa oposición de ultraderecha y fascista tiene in pectore un programa de gobierno de neto corte neo-liberal. Lo cual como se desprende del contenido del volante que le envié, constituiría la mayor tragedia que el país haya vivido en todo su tiempo de vida republicana.
Ahora bien, debido a muchos hechos y circunstancias que no vienen al caso comentar, y también a que a diario aparecen nuevos eventos que por su relevancia atraen necesariamente la atención, la cuestión del volante y su contenido se nos había olvidado. Hasta que esta tarde ocurrió un hecho que entre las reacciones que me provocó fue recordar el volante que yo mismo había redactado sobre el neo-liberalismo y los empresarios. Un hecho tan impactante, que me hizo reaccionar y preguntarme: "pero, bueno, qué estoy haciendo yo. ¿Es que acaso el gobierno es el único responsable de los criminales y explosivos incrementos de precios que de manera desorbitada vienen registrando los alimentos? ¿Del hambre que vienen padeciendo gruesas capas de nuestra población y entre ellas la que hace desmayar a los estudiante en plena clase, según lo denunciado por usted y por la estudiante en el programa de Mauro?
¿Que, pasó? ¿Qué sucedió? Sucedió que ayer en la tarde fueron de la casa a comprar el pan a una panadería que funciona en esta urbanización como afortunadamente se hace todos los días. Y cuando llego me encuentro con la noticia de que el pan lo han aumentado de nuevo, lo han puesto a 140 bolívares la pieza, o sea, el tradicional bollo de pan. "¡Pero caramba! -bueno, no fue esa exactamente la expresión-, ¡otra vez! -me dije realmente indignado-, ¡Pero si el mes pasado ya lo habían aumentado a 130, por qué ahora lo vuelven a aumentar! ¿Qué diablos está pasando con ese bendito pan? ¿Qué está sucediendo con ese ladrón que lo aumenta todos los meses? Porque, que se sepa, no le han aumentado los insumos con los que elabora ese bíblico alimento; no le han aumentado la electricidad cuyas tarifas se encuentran congeladas desde el 2003. Tampoco le han aumentado el agua, ni el gas, que creo que ni lo paga, ni la gasolina, ni la harina que hasta se la venden a precios especiales, ni nada. Es decir, no le han aumentado los insumos y menos todos los meses. Entonces, ¿qué cipote podría justificar esos mensuales y desmesurados aumentos de precios? ¿Unos precios que obviamente no responden a una razón económica legítima y justificada? Porque nada podría justificar esos abusivos aumentos de precios como no sea la especulación, o sea, el ilimitado e inmoral afán de lucro de ese panadero. Porque los panaderos, junto con el inefable Lorenzo Mendoza y, en general, con todo el empresariado nacional, se han convertido, mediante la especulación desenfrenada, en los enemigos públicos número uno de los consumidores de este país.
Pero no sea crea, Profesora, que con lo dicho se agotan los incalificables desmanes de este bandido que son infinitos. Porque con cada aumento de precio, se registra simultáneamente también una reacción en contrario. Es decir, que mientra se producen estos aumentos del costo del pan para el público, se produce igualmente un fenómeno similar al de la piel de zapa de Balzac, esto es, que el pan se encoge y disminuye de tamaño. Y se han encogido tanto, que ya están un poco más grande que esos panecitos que sirven en las fiestas para ser comidos junto con la ensalada., o que los panecitos de San Antonio, que en determinadas ocasiones ofrecen u ofrecían gratuitamente las monjas. Y sin embargo, a pesar de este atraco, con el cual el muy degenerado debía estar satisfecho, pues le permite amasar unas ganancias realmente inmorales y escandalosas, todavía quiere más. Y el truco de que se vale para lograr este doloso objetivo es el de inyectarle aire al producto. En ocasiones he encontrado panes con un hueco tan grande por dentro, que aquello no era otra cosa que un caparazón vacío. Esto ocurre con todo tipo de pan, el francés y otros. Pero donde se hace con mayor frecuencia esta estafa es en el pan para hamburguesa. Además, cobra dos veces las bolsas.Las cobra vía costos de producción, y las vuelve a cobrar en la caja registradora.Y como el sujeto es enemigo del gobierno, como lo son todos los que producen o venden algo en este país, se las ingenia para mantener una larga cola de personas afuera del expendio. De allí que sea frecuente encontrar en las afueras del negocio una larga lista de compradores, incluyendo madres con bebés en los brazos. Y mientras esto ocurre, como dije en las afueras de la panadería, en el interior se encuentran cuatro gatos con una sola cajera. Todo esto, sin duda, configura un delito que debía ser sancionado policialmente.
Ahora, se incurriría un imperdonable error de apreciación si se creyera que lo que hemos reseñado es un caso aislado. Todo lo contrario, es una perversa práctica generalizada; la especulación es tan descomunal y desenfrenada en todas las actividades y esferas de la economía, que el empresariado nacional, por su carencia total de escrúpulos y de principios éticos que lo emparenten e identifiquen con el género humano, se ha convertido en un verdadero genocida social.
Por otra parte, negar que el gobierno ha estado haciendo desesperados esfuerzos por atenuar los efectos de estas acciones depredadoras de los empresarios, sería también injusto.Ahí están los claps, el decreto de control de precios, que nadie acata y todo el mundo viola, las pensiones a los más desamparados, los aumentos de sueldos y salarios, etc., pero que va, la ofensiva de los productores del país contra el estómago de los venezolanos es tan avasallante y generalizado, que es imposible poderla derrotar. Con los aumentos de sueldos y salarios ocurre, por ejemplo, que tan pronto son anunciados al país, de inmediato, sin que éstos no se hayan hecho efectivos todavía, automáticamente aumentan los precios. Y no en la misma proporción en que han sido aumentadas las remuneraciones, sino en un porcentaje significativamente mayor.
De allí, que todas las acciones delictivas de este sujeto nos hayan obligado a una profunda reflexión y a una descarnada autocrítica. Actos de contrición éstos, que nos han hecho ver lo inmensamente injusto e incluso estúpido que hemos sido. Porque mientras me he dedicado a responsabilizar al gobierno por la grave situación alimentaria que viven densos sectores de la población, los verdaderos responsables de esta tragedia se frotan las manos con fruición al ver que sus diabólicos objetivos se están cumpliendo con absoluta impunidad. Y esto, para una persona con un sentido tan elevado de la justicia, como es quien esto escribe, es moralmente demoledor.
Que en los hospitales se estén muriendo neonatos por falta de medicinas, cosa que a mí no me consta, pero pudiera ser; que hay niños zaparrastrosos y abandonados por los lados de Sabana Grande, tampoco me costa, pero pudiera ser; pero lo que sí me consta es que existe un Cardiológico Infantil que ha reducido el deceso de un sinnúmero de niños por problemas cardíacos que antes no lo había. Y también un Hospital de Especialidades Pediátricas, puesto a funcionar también por este gobierno aquí en Maracaibo, donde le curaron una leucemia al amiguito Ángel, un niño de 5 años que padecía de esta patología, incurable en la mayoría de los casos. En estos momentos, este vecinito anda corriendo detrás de una pelota e inundando con sus alegres exclamaciones y risas infantiles el ámbito cercano a su residencia. Moraleja: de no haber existido ese establecimiento hospitalario y la esmerada atención que allí se les presta a los diminutos pacientes, quizás a este niño no lo hubiéramos vuelto a ver.
Que hay escasez de medicinas, de alimentos y de otros rubros esenciales incluso para vida, es verdad, nadie lo puede negar. Pero ¿se habrán puesto a pensar, sobre todo quienes como los carroñeros tratan de sacarle provecho político a esta situación, acerca de las causas que la han provocado, que han originado esa situación?
Venezuela es un país económicamente monoproductor. Esto quiere decir que su economía depende exclusiva y críticamente de la producción y venta de un sólo producto: el petróleo. También quiere decir que todo lo que necesitamos para satisfacer nuestras más urgentes necesidades tenemos que traerla del exterior porque aquí no la producimos. Y eso lo hacemos con los ingresos en divisas que obtenemos de la producción y venta de ese producto fósil. De allí que si la venta de este producto cae o que su precio se desinfla, como dramáticamente acaba de suceder, al punto de llegar muy cerca de los costos de producción, en nuestro país se producirá, inevitablemente, una catástrofe de pronóstico reservado, y eso sin importar el tipo de gobierno que tengamos.¿Por qué? porque al no tener los recursos en divisas con qué pagar los productos que importamos del exterior, el flujo de esas mercancías hacia nuestro país se se interrumpiría drásticamente, tal como desgraciadamente está ocurriendo en estos aciagos momentos. La crítica situación de escasez de productos importados que estamos viviendo, tiene por causa, además de la conspiración de los sectores "productivos del país, el hecho de que el precio de nuestro petróleo cayó de 100 dólares el barril a 26, lo que casi nos puso a producir con pérdidas.
Este peligro, el peligro de depender de la producción y exportación de un solo producto, fue advertido casi con terquedad por el doctor Uslar Pietri. Y lo hacía insistiendo en la perentoria necesidad de sembrar el petróleo. Sin embargo, durante los 40 años de gobiernos de la cuarta Rpública jamás se movió un dedo en ese sentido. Quien trató de hacerlo fue el general Pérez Jiménez. Y había empezado esta política, de un alto contenido patriótico, con la construcción de la Siderúrgica del Orinoco. Pero lamentablemente no le dio tiempo a más, porque el Dpto. de Estado, temiendo que la industrialización del país pudiera representar serias dificultades para el ventajoso comercios que los Estado Unidos tenía con Venezuela, en espuria complicidad con los adecos y copeyanos, promovió el el golpe de estado que derribó al general.
Hoy, mi muy admirada y talentosa amiga, estamos viviendo las terribles consecuencias de haber ignorado el angustioso llamado del doctor Uslar Pietri. Y lo mejor que podemos hacer los venezolanos de buena voluntad que piensan por sobre todas las cosas en la suerte del país, es colaborar, poner lo mejor de nosotros para salir airoso de esta peligrosa encrucijada en en la que la imprevisión y las políticas antinacionales de unos malos gobiernos nos ha colocado.