Lo que para algunos tal vez resultaba misión imposible, terminó siendo realidad. La selección Sub-20 de fútbol bajo las riendas de Rafael Dudamel, logró clasificar al mundial Corea del Sur 2017.
Esta inmensa alegría que un grupo de aguerridos muchachos acaba de brindarle al país, significa el sentimiento de Identidad Nacional que necesitamos para alcanzar un escenario distinto, el cual lamentablemente, en la vida cotidiana se ha llenado de tristeza, amargura y desesperanza.
Hechos como éstos no pueden pasar desapercibidos porque responden a una planificación y un trabajo ordenado y articulado. Recordemos que esta selección juvenil se anticipó desde finales de 2016, al concentrarse en la capital colombiana como parte de su preparación física, situación que sin duda, demuestra que cuando las cosas se hacen en manos de gente preparada y conocedora del área del trabajo, en este caso del fútbol, apartados de mezquindades, sectarismos, amiguismos y nepotismos, los resultados positivos pueden concretarse en el corto plazo.
Parte de la eliminación que ha tenido la selección absoluta nacional para el mundial de Rusia 2018 se debió entre varios aspectos a la imposición de un técnico mediocre, pero con tentáculos en el alto gobierno quienes impusieron, incluso sobre la posición de los jugadores, una dirección que destruyó no sólo los sueños de un país, sino que también generó, un terrible retroceso sobre lo que había alcanzado Venezuela en el concierto del fútbol suramericano. En esos malogrados resultados se puede comprobar que cuando alguien se aferra a permanecer en unas funciones donde no sólo lo hace mal, sino que además cuando se carece de liderazgo y se tiene amplio rechazo, nada puede hacerse para revertir las derrotas, los fracasos y las situaciones lamentables que concluyen en enorme frustraciones para la patria.
Ante ello, la analogía entre lo que ocurrió con las eliminatorias para Rusia 2018 y Corea del Sur 2017, son una prueba contundente con la realidad política, económica y social que vive la población venezolana en relación con un nefasto gobierno, a quien poco le importa el país como un todo, sino que lucha a troche y moche por mantenerse como sea en el poder. En otras palabras, queda claro que el madurismo sólo ha llevado a Venezuela por el despeñadero de la desaparición social. Con ellos al frente del poder del Estado estamos condenados a la más espantosa pobreza, miseria y desolación, donde sólo la inflación, el hambre, la muerte y la desolación representan sus únicas cifras en ascenso.
Ya saldrán los burócratas del gobierno con su acostumbrada parafernalia a invitar a los muchachos de la selección Sub-20 al palacio de Miraflores para hablarnos de la "generación de oro", y tratar de sacar intereses políticos sobre un triunfo que es del país, y en donde estamos seguros, como ocurrió con nuestras muchachas también jugadoras de fútbol, aparecerán las necesidades que seguramente tienen muchos de esos jóvenes con sus familias. Saldrán los regalos de rigor con "viviendas" y "carros", intentando los panegíricos rojos desde la demagogia, en convertir sus exclusiones y maltrato hacia la juventud deportiva en una propaganda partidista. ¡Hipócritas!
Estamos seguros que de estas líneas saldrán las viudas del madurismo a decir "que sí dieron los dólares", "que sí el gobierno apoya el deporte", y toda una verborrea ramplona, cuando la verdad es que la mayoría de los campos, no sólo de fútbol, sino de beisbol, así como las canchas y centro deportivos están abandonados en toda la geografía nacional, sin obviar que de no ser por el plausible esfuerzo que hacen las organizaciones y asociaciones dedicadas al deporte, junto con las familias, hace tiempo nada estuviera en pie, y menos poder sentir hermosos triunfos como el que han logrado los jóvenes en el suramericano juvenil de fútbol.
Dudamel y sus entregados jugadores nos han demostrado que el país tiene suficiente talento para encontrar nuevamente el sendero del triunfo, pero eso sólo se logra con nuevos rostros, con mucho esfuerzo y con ideas distintas e innovadoras.
Quienes han fracasado y continúan perdiendo como estrategas pero en el campo político y en la conducción del Estado, recibiendo goleadas que siguen hundiendo a Venezuela y su pueblo en la más absoluta depauperación humana, al condenarnos hasta a comer de la basura o morir por falta de medicamentos, deberían verse en el espejo del fútbol. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.