Es irónico decirlo, pero, cómo podemos decir que los hechos que ocurrieron el 27 de Febrero de 1989, la población pudo enterarse prácticamente en tiempo real, mientras que hoy con la internet, o las llamadas "redes", tales como Facebook, WhatsApp, Instagram u otras, éstas sean prácticamente inútiles para desbordar un hecho en la historia ante este gobierno, a pesar de que las actuales condiciones de vida de la población son prácticamente de indigencia, si las comparamos con aquellos escabrosos hechos de nuestra historia contemporánea.
Hay que hablar sin tapujos. Si algo ha sabido controlar el madurismo para evitar una explosión social que se multiplique de manera simultánea en todo el país, ha sido su hegemonía sobre la televisión y la radio, lo cual nos indica, cuando menos en nuestro contexto socio-histórico, que son éstos medios los que siguen influyendo de manera preponderante en las conductas sociales y colectivas, y porque en definitiva, son los medios que llegan a toda la población conforme puedan generarse los hechos y noticias.
Durante el gobierno de Maduro han ocurrido miles de protestas, saqueos y revueltas sociales de amplia magnitud, como por ejemplo, las acciones que han impactado los estados Sucre, Bolívar y Apure. No obstante, el gobierno cuando ha visto el desborde social, ha tumbado las señales de comunicación (incluyendo las telefónicas y de redes), ha suspendido el servicio eléctrico y, ha tomado el control de las ciudades y pueblos con excesiva fuerza pública, sin obviar la represión y las violaciones sobre derechos humanos en los cuales se han visto envueltos funcionarios civiles y militares.
En la censura y autocensura de la televisión y la radio, que representan los grandes medios de masas, y los únicos que llegan hasta los lugares más remotos y distantes del país, podemos afirmar que el gobierno ha encontrado la anestesia social ante el inmenso descontento popular como producto de condiciones más inhumanas, más degradantes, y más depauperadas en todos los aspectos de la vida que atraviesan la mayoría de los venezolanos en relación con lo que sucedía en el país en 1989.
El hecho que en la praxis no haya ocurrido otro 27 de Febrero por las razones expuestas, eso no quiere decir que este gobierno se haya salvado de ser juzgado por la historia y el poder del pueblo. Una cosa es mantener de manera forzada una situación y otra saber que la espontaneidad de esa misma situación es totalmente contraria, sobre lo que se intenta mostrar; verbigracia, si algo existe es inflación, pobreza, miseria, hambre, escasez de alimentos y medicinas, pésimos servicios públicos, corrupción, contrabando, delincuencia, secuestros, asesinatos, y el cinismo de un gobierno que vive mintiendo a un pueblo sobre nuestra realidad.
Maduro sabe que tiene los días contados en el poder, sin que ello signifique una metáfora. Aunque intentara por medio de subterfugios y elucubraciones jurídicas extender su período, no podrá hacerlo más allá de 2019, porque simplemente no habrá anestesia alguna que tolere el dolor social, sobre el cual el pueblo está sufriendo inmensamente en cada espacio de nuestra geografía.
Aunque el próximo 27 de Febrero no sea televisado, no porque lo estemos deseando como capítulo final de este nefasto y traidor gobierno, es evidente que si continúan cerrándose las vías constitucionales del voto para sustituir a quienes mantienen el poder, ese hecho histórico será una simple comiquita ante lo que pudiera ocurrir en Venezuela. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.