Ayer domingo 5 de marzo se cumplieron cuatro años de la desaparición física de Hugo Chávez Frías. Todos recordamos aquel día por la tarde cuando se anunció su deceso. De verdad, esa noticia impactó a los venezolanos, quienes hasta el último momento manteníamos la fe y la esperanza que el líder de la revolución venezolana superara esa emboscada que le había jugado el destino. Lamentablemente ese día perdimos a un extraordinario ser humano, que hizo de la política un instrumento para ayudar a su pueblo, a quien le dejó bien claro el sentido de patria.
Hablar de Hugo Chávez no resulta nada fácil, porque pudiera quedarse uno corto en sus múltiples facetas de líder, de soldado, de amigo, de padre, de estadista, de lector, de escritor, de jugador de beisbol y hasta de "cantante", Por eso decía que era un extraordinario ser humano, que construyó un proyecto para hacer una revolución desde la praxis para ir desarrollando múltiples actividades, que direccionaron el poder institucional del Estado hacia la búsqueda de solución de los problemas que ataban a la sociedad a esquemas de vida política, económica y social muy alejada de la propia realidad social venezolana. Cuando asumió el poder en 1999, la trayectoria del gobierno revolucionario quedó bien definida: gobernar para el pueblo, sobre todo para los más necesitados, para los excluidos, que eran millones de familias, a quien el régimen puntofijista había mantenido en los extremos del maltrato e indiferencia gubernamental.
Hugo Chávez como soldado, fue construyendo días tras día su gran proyecto político y en base al análisis, la investigación y densas lecturas, trazó las líneas fundamentales de la Venezuela del Siglo XXI. Asi pues que, el ejercicio de su gobierno no respondió nunca a actos improvisados, sino que hay evidencias claras que Chávez fue un estratega que trazó las coordenadas de una ideología, de una visión amplia de la política y la construcción de una Venezuela que fuera referencia para los pueblos del mundo. Y vaya que si lo es hoy día, porque a pesar de todos los obstáculos y el camino culebrero de los enemigos, seguimos a paso firme para consolidar la revolución.
A cuatro años de su partida, nosotros tenemos un tremendo compromiso con la patria, con la familia y con nosotros mismos, porque como diría Alí Primera, el cantautor del pueblo, "los que mueren por la vida, no merecen llamarse muertos". Efectivamente, Chávez sigue presente en la consciencia revolucionaria de todo el país y sus palabras, su discurso, su pensamiento, su proyecto y todo su legado es parte de la lucha del pueblo chavista, del PSUV, de los Consejos Comunales, de las universidades de vanguardia, de las milicias y cuerpos combatientes, de las UBCH, los CLP, los colectivos de trabajadores y todos los frentes de batalla, dispuestos no solamente a respaldar electoralmente a la revolución, sino también a defender con todo el coraje y la valentía el legado de Hugo Chávez.
Y por allí anda Chávez, con su mirada, con su corazón palpitando en el pecho de millones de hombres, de mujeres, de ancianos y niños, que no olvidan a ese soldado, a ese gran estadista que su supo interpretar el sentimiento de todo el pueblo.