Que veloces, que rápidos son los líderes y los golpistas de la oposición cuando de atacar al Gobierno revolucionario se trata. Como les agradecería el pueblo que esa velocidad, que esa rapidez la utilicen para acabar con la guerra económica que ellos promueven intentando derrocar al presiente Nicolás Maduro.
Actúan en cambote. Apenas observan una rendija por dónde meterse para agredir y mal poner al Gobierno revolucionario, no pierden tiempo así todo sea una mentira, total, ellos son unos perfectos irresponsables.
De esa forma pusieron sobre el tapete en los medios de comunicación y las redes sociales una supuesta agencia bancaria con el logo de Banesco en el centro de reclusión Tocuyito, que después de las investigaciones del Sebin y la GNB resultó ser una pizzería.
Se la pasan como moscas detrás de la ministra de asuntos penitenciarios Iris Varela; andan a la caza del más mínimo incidente, pendientes de cualquier cosa que les permita armar un escándalo y derramar todo su veneno en contra del adecentamiento carcelario venezolano.
Pero sabemos que a esta gente no le importa nada ni nadie y menos los presos. Proceden como si estuvieran preocupados por los reclusos, cuando en la IV República ellos mismos hicieron de los presidios vulgares depósitos de seres humanos.
Las matanzas entre reos como la ocurrida en la desaparecida Cárcel Nacional de Sabaneta en Maracaibo, daban la vuelta al mundo y todo eso se callaba, al final, el sangriento episodio se reducía a una riña entre internos por el control de penal y ahí morían las investigaciones. Nada trascendía. Los internos eran considerados personas de segunda o de tercera, incorregibles que no tenían derecho a la vida. Y las denuncias de sus familiares se las llevaba el viento.
Aunque digan lo contrario, fue en la revolución que se hizo un trabajo serio de saneamiento en los penales del país, por supuesto, eso no lo reconocen los líderes y los golpistas de la oposición empeñados en sabotear toda gestión del Gobierno chavista.
Tanto es así que pretenden hacer creer que la crisis carcelaria se produjo con la revolución, cuando lo cierto es que fue durante los gobiernos de Acción Democrática y Copei que las penitenciarías se convirtieron en centros de poderosas mafias que se dedicaban a la extorsión, prostitución, tráfico de drogas, robo de vehículos, atracos, sicariatos y cualquier tipo de delitos. Lo único nuevo en la V República ha sido la palabra "pran", término que acuñaron para calificar a los presos que dominaban los penales y que se formaron en la IV República.
Todo el trabajo que ha tenido la ministra Varela para modernizar el régimen carcelario, se debe precisamente al desastre en que se encontraban las prisiones; los que conocimos de la estructura penal de entonces sabemos lo que ha hecho la alta funcionaria de la revolución, para humanizar y pacificar esos recintos, evitando lo menos posible el derramamiento de sangre de esos seres humanos que, pese a purgar condena por algún delito, tienen derechos consagrados en la Constitución, pero eso no lo analizan los criminales de la oposición acostumbrados a "guarimbear" y a matar.
A esos canallas les duele admitir que ya las cárceles el país dejaron de ser cementerios de seres vivos, primero porque nunca tomaron en cuenta los presos y segundo porque son unos cobardes, siempre tuvieron temor a la violencia de enfrentar a los líderes de los penales, a esos que actualmente llaman "pran".
Pero la ministra Iris Varela, una digna mujer con agallas como toda revolucionaria, no tuvo miedo y ahora es la culpable de que Venezuela tenga uno de los mejores sistemas carcelarios del mundo, por lo demás, que los opositores coman pizzas en "Banesco" Tocuyito. Y a la de los líderes opositores y golpistas que les pongan huevo.
Con Maduro victorioso ¡venceremos!
