El Jueves 16 de Marzo 2017, muchos no sabíamos el resultado de la noche anterior entre Venezuela y EE UU, en el mundial de béisbol. Estaba comprando la prensa y por casualidad oí la conversación de 2 aficionados, uno de ellos no lamentaba nuestra derrota 4 carreras por 2, porque en su criterio "nunca hemos jugado mejor que ellos", los gringos. Ese "venezolano" entre comillas, tiene sembrado el complejo de quienes se acostumbraron por generaciones, a ser "perritos falderos de EE UU", una imperfecta y disimulócrata democracia. Recordé 4 años antes, cuando se conoció la muerte del Comandante Chávez e hice un comentario donde me encontraba, con el siguiente resultado anecdótico.
Estaba en una farmacia, veíamos la noticia por TV y me atreví a decir que posiblemente con la muerte de El Comandante, recrudecería la guerra contra Venezuela, porque tenemos las mayores reservas de petróleo del mundo y solo Chávez los retó, explicando internacionalmente que merecíamos respeto y mejores precios petroleros. Una señora acompañada por 2 nietecitos, me dijo "pero señor, ¿usted cree que nosotros vamos a tener más petróleo que los norteamericanos? Brevemente lo expliqué y sin embargo me vio con incredulidad. Es el complejo sembrado por gobiernos pitiyanquis de 1958 hasta las elecciones en 1998, en las que barrió el candidato presidencial militar y cívico bolivariano, Hugo Rafael Chávez Frías.
Quienes aún desconocen las maniobras del fascismo internacional, menosprecian el peligro del Decreto de Obama según el cual "Venezuela es amenaza inusual, y extraordinaria para EE UU", sin darse cuenta que nos bombardean mediante falsedades informativas permanentes, fotos engañosas de situaciones ocurridas en otras partes del mundo, publicitadas como si fuesen en Venezuela. Nos preparan por si vienen bombazos, justificando los 43 asesinatos a compatriotas en "La Salida", instigación a delinquir confesada por López Leopoldo, y el ataque constante con misiles mediáticos antibolivarianos. Quienes ocultan lo positivo y promocionan mentiras, mantienen el complejo, disimulando que hasta 1999 fuimos perritos simpáticos echados en la alfombra capitalista salvaje de la influencia gringa.