Venimos definiendo la plusvalía marxista = valor del canon de arrendamiento más los intereses sobre el salario. Esta nueva versión no desvirtúa las todas características de la versión marxiana, salvo que en esta se trata la plusvalía como un excedente de valor en favor del patrono, luego de crearse el valor de la cesta básica del asalariado, sin pago alguno de parte de aquél.
De partida, ningún capitalista se halla obligado a ceder gratis su capital. Ocurre que el capital constante aportado por el patrono fabril es asimilable a un arrendamiento que le hace este al trabajador para que use su fuerza de trabajo y con esta y aquellos cree su salario con sus intereses más el canon de arrendamiento sobreentendido. Este canon y los intereses los pagaría el trabajador con plusvalía, y el salario se convierte en un préstamo con intereses que funge de precio estimado en efectivo de la cesta básica, del valor creado por el trabajador durante una parte de la jornada.
Según la nueva versión, vemos la plusvalía como un pasivo que adquiere el asalariado desde el momento mismo de su entrada en la fábrica[1] por dos conceptos, uno como renta de arrendamiento y otra como intereses sobre el crédito financiero representado por el salario que pagaría el precio estimado del valor de la fuerza de trabajo.
Así las cosas, en la fábrica, el asalariado se nos presenta como un arrendatario de la fábrica misma en cuanto al capital constante sujeto a un canon. Además, recibe un crédito en salarios como precio estimado del valor de fuerza de trabajo que creará durante una parte de la jornada y valor que le pertenecerá al capitalista fabril en pago por el salario anticipado a título de préstamo oneroso. En el tiempo excedente de la jornada creará la plusvalía con cargo a la cual el patrono cobra el canon y los intereses salariales.
En cuanto al empresario intermediario o comercial, él reclama para sí una alícuota media del canon de arrendamiento sobre los medios de producción, y de los intereses salariales cobrados por el fabricante; lo mismo aspira el banquero financista. Por su parte, el terrateniente ya les cobró el correspondiente canon de arrendamiento a los empresarios usuarios de terrenos y casas ajenas
La venta de fuerza de trabajo realizada por el asalariado está condicionada al uso de la fuerza de trabajo con los medios de producción complementarios. Para el capitalista desaparece la diferencia entre salario y medios de producción porque ahora se trata de inversiones de capital en medios de producción arrendados y la compra del valor creado por el trabajador= de la fuerza de trabajo = cesta básica.
Como el patrono considera el salario como un costo constante, su incremento lo traslada al precio de venta, además de vender la plusvalía (intereses cobrados) con ese incremento de precio. Ni máxima ni más redonda podría ser la ganancia del patrono capitalista.
En cuanto al empresario intermediario o comercial, él reclama para sí una alícuota media del canon de arrendamiento (pl) cobrado por el fabricante; lo mismo aspira el banquero financista. Por su parte, el terrateniente ya les cobró a los empresarios usuarios de terrenos y casas ajenas su correspondiente canon de arrendamiento.
Bajo esta versión del concepto de plusvalía, dejamos justificado el reclamo que les asiste a los asalariados para que ejerzan su derecho a tomar el control sobre la empresa que han venido arrendando como asalariados pero no como arrendatarios toda vez que el empresario se ha adueñado de toda la producción, una práctica medieval[2].
Sería el trabajador quien asuma el control contable de ingresos y egresos, y optaría por pagar el monto de determinado canon y de los intereses, pero de ninguna manera podría seguir siendo arrendatario sin ser el dueño de las "cosechas".
Los asalariados sólo han participado de un salario por el cual han tenido que pagar intereses cancelados día por día junto al salario, además del canon como un arrendatario que no ha dispuesto a su voluntad de la venta y distribución de las mercancías hechas con unos medios de producción arrendados y con unos salarios onerosos que ha cancelado de contado y hasta por adelantado.
28/3/2017 11:35:28 a.m.
[1] Observamos que mientras el trabajador se halla en la fábrica trabajando también está protegido como si se tratara de una vivienda suya, al margen que al salir de dicha fábrica pase la noche en un inmundo rancho.
[2] Los terratenientes del medioevo acostumbran a ir temprano a las parcelas de sus siervos a quienes les habían arrendado para recoger para sí todos los frutos que caían durante la noche, ya que el inquilino, según ese terrateniente, no los cosechaba.