En acepción del filósofo francés de Edgar Morin, los principios para una reforma del pensamiento generarán un pensamiento del contexto y de lo complejo. Un pensamiento que vincule y afronte la falta de certeza, reemplazando la causalidad lineal por una causalidad multireferencial. Otro autor que permite encarar el tema educativo es Paulo Freire (1921-1997), quien en dos importantes eventos de educación desarrolla una postura crítica acerca del tema ambiental: La primera fue en 1986, durante un encuentro Nacional sobre Educación Popular, en la sede de la UNIMEP en Piracicaba. Eran aproximadamente setecientos educadores y educadoras, allí reunidas para discutir las grandes líneas de la educación popular en el Brasil. En última instancia, son las relaciones de equilibrio y de armonía entre hombres y mujeres las que dan color al verde, porque llevan a pensar de manera armónica y equilibrada la relación entre la producción de bienes y la reproducción de la vida. Con esta visión del mundo, vale la pena desarrollar una pedagogía de la esperanza. Y la otra, la Jornada Internacional de Educación Ambiental realizada en Río de Janeiro, durante la ECO-92. El eslogan fue: "Sin hombre y mujer, lo verde no tiene color"; esta frase resume un segundo momento de la Educación Popular. Estamos frente a una nueva coyuntura mundial.
En una palabra, la Educación pretende asentarse de verdad en el pensamiento pedagógico de Paulo Freire y ser una Educación genuinamente Liberadora, debe promover tanto en el discurso como en la práctica, la formación de sujetos pensantes, críticos, capaces de reinventar el mundo en una dimensión ética y estética, mundo en el que nadie domina a nadie, nadie roba a nadie, nadie discrimina a nadie, sin ser castigado legalmente. La utopía, sana locura en la construcción de un mundo en el que el poder se asiente de tal modo sobre la ética, que sin ella se destruya y no sobreviva. En un mundo así, la gran tarea del poder político es garantizar a todos las libertades, los derechos y los deberes, la justicia y no respaldar el arbitrio de los suyos; si esto es así, el papel del Estado Docente debe ser garantizar que el derecho a una educación de calidad para todos se cumpla en términos de equidad.
Para Freire, educar no es adoctrinar. La educación liberadora debe provocar la autonomía y no la sumisión. Toda crítica genuina supone la autocrítica, y para ello se requiere, y cito de nuevo textualmente a Freire, humildad y no estar demasiado ciertos de nuestras certezas, sin que ello suponga descomprometerse. Renunciar a estar demasiado ciertos de las certezas no significa negarlas, sino estar abierto a su superación y a respetar las certezas de los otros. El pretendido hombre nuevo será un micro hombre si le negamos o bloqueamos la capacidad reflexiva, de argumentar, de escuchar, de disentir, de tolerar e incluso fomentar la diversidad, de colaborar con el diferente, de considerar la uniformidad como empobrecimiento.
En este mismo aspecto, en Venezuela se han hecho intentos para considerar lo ambiental como una estrategia de desarrollo, destacándose diversas personalidades e instituciones. Entre los primeros se mencionan: los decretos conservacionistas del Libertador Simón Bolívar (1820-29), José María Vargas (1824-1830), Antonio José Uzcátegui, Francisco Tamayo y Arturo Eichler (1930 y 1990), entre otros. Entre las instituciones, destacan: la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (SVCN), en el año de 1931, los ministerios de Agricultura y Cría (MAC) y de Energía y Minas (MEM) en el año 1936 y el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARNR) a partir del año 1975. El Ministerio de Educación (ME) y la creación del Instituto Pedagógico Nacional en el año 1936, hoy día Instituto Pedagógico de Caracas (IPC). En esta última institución convergieron docentes destacados en la enseñanza de las ciencias naturales que sirvieron para formar generaciones con conciencia conservacionista, ecológica y ambientalista, quienes han generado una cosecha de docentes representantes de esos ideales.