(Hermanos Colombianos, Solidaridad y Disciplina Social)

El águila imperial y el cóndor de nuestro vecino

¡Longanizo! ¡Longanizo!, gritaban algunos bellacos, hasta una bosta de vaca alguien le lanzó al Libertador, cuando con su pequeño séquito abandonaba Santa Fe de Bogotá, rumbo hacia un puerto del Magdalena, donde embarcaría hacia un destino incierto. Así lo narra ese gran colombiano bolivariano García Márquez en "El General en su laberinto". General de todas las glorias, que, desde abajo construyó y condujo junto a otros líderes, las más pequeñas partidas de patriotas, descalzos y descamisados, hasta lograr grandes y aguerridos ejércitos que derrotaron en numerosas y heroicas batallas, en distintos lugares de Suramérica a uno de los más experimentados de Europa: el ejército imperial español.

Simón Bolívar combatiente en todos los frentes: terrestre, naval, en todos los climas, que se destacó en el arte de la palabra, la diplomacia, y la política, sin descuidar el mundo interior de los afectos. Ciudadano caraqueño fundó la Gran Colombia, y nos hizo hermanos, en el combate y en las ideas libertarias y de justicia social. En Bogotá, este ciudadano general-libertador de Sur-América sufrió numerosas acechanzas, conspiraciones e intentos de asesinato organizados por la oligarquía liderada por Santander.

En la medida que el sampán navegaba aguas abajo alejándose cada vez más de la oligarquía bogotana, cambiaba el paisaje ribereño y también el paisaje humano, era la otra Colombia, la del pueblo de abajo, que combatió por la Independencia en todos los espacios suramericanos, y que hoy sigue pendiente su redención.

En los tiempos que corren, nuestra República Bolivariana, viene atravesando una dura situación en variados órdenes, y es necesario agudizar los sentidos para tratar de acercarnos a la comprensión de ello. Se trata de entender y no evadir responsabilidades en los aciertos y desaciertos.

No es exclusividad de nuestra nación los asuntos que nos afectan y ocupan, Si apenas tomamos tres lustros (1985-1999) de los ocho que constituyeron el período Punto fijista, del largo período cuarto republicano, percibiríamos el desastre en que estábamos sumidos. Navegábamos en los océanos neo-liberales, el hegemón económico estadounidense, zafado del patrón oro, hacía, deshacía y sigue haciendo con la Reserva Federal las maromas financieras que le da la gana, conduciendo al mundo a continuas debacles.

Sin embargo, insisto, nuestros pueblos no pueden cobijarse o justificarse, con lo que nos ha ocurrido, tanto en nuestro entorno o más allá, Bolívar, más de una vez nos habló de sus angustias sobre el futuro americano, sabía lo que significaba el ÄGUILA IMPERIAL, que no por casualidad está representado en el sello o escudo de armas estadounidense, es la misma ave depredadora que furiosamente se desplaza, no solamente en los espacios de nuestra América sino en cualquier parte del mundo donde la dejen actuar, mientras tanto el plácido CONDOR de nuestro vecino pareciera no sentirse aludido O es que las siete bases militares estadounidenses pesan mucho en sus alas.

A raíz de estos últimos acontecimientos en la OEA, cuya historia desde su nacimiento hasta ahora es muy deplorable, y los pueblos que estamos montados en este "bongo latinoamericano", tenemos la responsabilidad y obligación de preguntarnos ¿Con quién vamos? y despertar de ese sopor, y de tanto olvido e inocencia histórica.

Hace más de 500 años, llegaron unos barbados individuos, con espadas, perros, caballos, arcabuces, cruces y algunas imágenes religiosas y con esos artilugios dominaron a unos cuantos de nuestros ancestros, hasta los enseñaron a prosternarse, rezar, volverse conformistas y esperar (¿?) Pero hubo muchos, muchos, que no se la calaron, combatieron y murieron y otros se internaron en las profundidades de los bosques, bien lejos de aquellos seres de habla extraña.

En nuestra hermana Colombia, al igual que en Venezuela, al desaparecer Simón Bolívar y el Proyecto Continental unificador, las oligarquías se posicionaron en sus espacios regionales para el regocijo del ÁGUILA, que además de volar alto, tenía una visión depredadora de largo alcance.

En la cuarta década del siglo XX, tomaron impulso algunos movimientos progresistas, cuestionadores de las desigualdades y crímenes de dirigentes sociales en el campo y en las ciudades, lo que condujo al asesinato en 1948, en la ciudad de Bogotá de un descollante líder popular Jorge Eliécer Gaitán, crimen coincidente con la fundación en la misma ciudad del Ministerio de las Colonias, también conocida como OEA. Desde entonces en nuestra hermana Colombia no ha cesado la violencia socio-política, agravada con la violencia delictual.

Son más de sesenta años de agresiones contra el campesinado, y otros sectores populares por la clase de los terratenientes, paramilitares (muchas veces con el amparo de la estructura militar-policial -jurídica del Estado colombiano), despojándoles de las tierras, para sustituir los cultivos tradicionales; por otros rubros que integran el gran negocio mundial de las drogas; por otra parte la inseguridad que genera un territorio convertido en zonas de combate entre las fuerzas insurrectas guerrilleras y las fuerzas armadas.

La consecuencia de ello ha sido una fuerte migración a las ciudades, en 1980, los gamines (niños de la calle) azotaban Bogotá ¿Dónde están todos esos gamines de todos esos años? ¿Y la población en general desplazada, a donde ha ido? Las autoridades venezolanas han dicho que en nuestro territorio residen más de cinco millones de hermanos colombianos, que durante décadas hemos recibido sin restricción alguna, no siempre como acción generosa y solidaria de nuestra oligarquía, sino como mano de obra barata en sus haciendas O en otras áreas poco productivas.

La sociedad venezolana receptora de esta masiva migración de nuestros vecinos lo ha hecho en un contexto económico- político –social, que dudamos se repita, pues el rentismo petrolero se extingue, y la sociedad tendrá que definir nuevas políticas públicas, y corregir graves deficiencias nacionales de indisciplina social después de ser gobernadas por unas élites enriquecidas por la renta petrolera. y cuyas migajas eran distribuidas en la población por los vivarachos de las agrupaciones políticas creadas para los efectos.

Pero los tiempos han cambiado, Venezuela, no es la misma, estamos transitando una situación compleja con evidentes síntomas de anarquía, donde sería imprudente, inconveniente y letal, no sincerarlo, esto tiene que ver con una campaña cuyo objetivo es la disolución de la República, que pasa por el envilecimiento de la población, desunirla, degradarla, sumirla en el caos, vieja treta imperial (abundan los ejemplos).

Esta estrategia supranacional no debe descentrarnos y descuidar la responsabilidad que tenemos todos los venezolanos, fundamentalmente el liderazgo: político, económico, social, intelectual, religioso, científico, militar, jurídico, sindical, pero especialmente… y, necesariamente, los que se asumen como dirigentes revolucionarios. Se trata del FRENTE INTERNO.

La cultura del ayer: desidia burocrática, la distracción, "dejar hacer, dejar pasar", el amiguismo, nepotismo, compadrazgos, clientelismo, la "mordida" tan popular y tan letal en México, rémoras que hasta por inercia han anidado en nuestra estructura gubernamental, que de no corregirse………

En este ambiente socio-cultural hemos recibido a millones de nuestros hermanos, que vienen huyendo de la exclusión, de la violencia, de la pobreza y de la muerte; es una masa social que nos traen sus virtudes, sus talentos y habilidades, pero también sus hábitos culturales derivados de décadas de abandono, de maltratos, habituados a una vida inhóspita y degradante.

En ese sentido hay que reconocer que el estado venezolano, tiene deudas institucionales de acompañamiento cultural de esa gran comunidad, para integrarse con nosotros siguiendo las pautas de convivencia de la nación que los acoge, entendiendo que la SOLIDARIDAD, no EXCLUYE la imposición de la DISCIPLINA SOCIAL.

Estamos asediados por factores transnacionales poderosos que utilizan estructuras pensantes, con amplia experiencia en el desarrollo de guerras no-convencionales, haciendo uso científico de los medios (radio, tv, prensa, internet y redes sociales en general) con las cuales pueden manipular hasta los sistemas neuronales más pilas.

Pero nuestra sociedad no está indefensa, pero necesita activarse con mayor fuerza ciudadana, para ello requiere el apoyo masivo de los arqueólogos de la cultura: Sociólogos, docentes, abogados, historiadores, antropólogos, psicólogos, economistas, médicos, literatos, poetas, pintores, fotógrafos, relacionistas, músicos, sabios populares, en fin, los hombres y mujeres del conocimiento y esa gente existe en nuestro país. Apelar al conocimiento colectivo, sería un eficaz antídoto contra las acciones y las teorías del fascismo, que se abre paso tanto en el ámbito nacional como internacional.

Los gobiernos colombianos, en el fondo deben frotarse las manos por ese masivo proceso migratorio hacia nuestro territorio, pues en el fondo se deshacen de una "carga social", de la cual ellos son los responsables de su atención. Esa oligarquía fue la misma, que no le tembló el pulso al enviar a sus jóvenes a morir y matar en la guerra de Corea, es la misma que calla, ante los "contratistas" colombianos que andan en diversos lugares del mundo al servicio de guerras ajenas.

La crisis humana que vive Colombia, agravada en los últimos sesenta años, nos toca de cerca, muy de cerca, en nuestros ciudades nuestros hermanos, al igual que ayer viven de algunos oficios, incrementándose entre ellos la buhonería, particularmente la venta de verduras, frutas y diversos productos comestibles comercializadas en precarias construcciones en calles y vialidad extra-urbana, donde han implementado la modalidad de la "Cartelización", sin ningún control aparente y bajo la mirada, sin mirar de las autoridades, seguramente se impone la filosofía de "El dejar hacer, dejar pasar" pues la vaina está muy jodía. ¿U otra cosa? La anarquía va ganando terreno.

El Estado lo constituyen también importantes instancias: Gobernaciones, Alcaldías y una considerable representación de diputados y concejales. El carácter presidencialista del Estado venezolano, jamás puede ser una justificación de las otras instancias, para la inacción, con tantas necesidades que hay de gobernar cada centímetro de nuestro territorio, con las inmensas posibilidades para valorar y hacer uso de las potestades constitucionales y elevar las sinergias.

LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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