Recuperando a Miranda

Es un hecho comprobado que el ejercicio del poder, como cualquier otra actividad ejecutada durante largos periodos, de manera rutinaria, sobre bases precarias, sin objetivos alcanzables y con métodos equívocos, tiende al cansancio y desgaste personal de sus ejecutores, máxime cuando pese a disponer de ingentes recursos los resultados son frecuentes y continuados fracasos. Eso realmente es lo que cansa…

Lo anterior es absolutamente comprobado y comprobable en el caso concreto del Estado Bolivariano de Miranda, casualmente el circuito electoral del país con mayor número de votantes pertenecientes al estrato socioeconómico de ingresos medios, comúnmente denominado "Clase Media", conformado principalmente por profesionales universitarios, intelectuales, trabajadores-ejecutivos, pequeños y medianos empresarios y artistas, entre otros, quienes sin ser pobres distan muchísimo de ser ricos, aunque piensan lo contrario por la idea precaria que tienen respecto a su propia clase o estrato socioeconómico, autoexcluyéndose desclasadamente por no ser ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario.

Lo que no es casual es que Miranda sea también la entidad con mayor número de casos delictivos específicos, como el secuestro, extorsión, e incluso sicariato, en primer lugar por poseer la población objetivo predilecta para estos delitos y, en segundo lugar, por la necesidad de que esta masa crítica se moleste cada vez más con la Revolución Bolivariana, a la que mediáticamente se ha señalado como enemiga de la clase media, pese a ser el sector poblacional que ha tenido acceso a la mayor cantidad de beneficios derivados de las políticas públicas revolucionarias, como el financiamiento y subsidio para adquirir automóviles, celulares, computadoras, créditos hipotecarios y comerciales, tarjetas de crédito, dólares preferenciales para turismo y salud, formación de pre y postgrado, CDI, PDVAL, Abastos Bicentenario, así como agencias de la Banca Pública y ahora hasta los CLAP en sus mismas urbanizaciones y conjuntos residenciales.

Pero tampoco es casual que mientras en otros estados con abundante población "clase media" se producen solamente focos violentos, en Miranda se registra la mayor ocurrencia de hechos terroristas (no simple vandalismo), extrañamente incitados por "visitantes" más que por los propios residentes, quienes han comenzado a ver como saldo negativo sus avenidas y calles colapsadas, servicios públicos destruidos e incluso vecinos agredidos en las "manifestaciones pacíficas" que resguardan y hasta protegen las autoridades regionales y algunos gobernantes locales. Y eso realmente cansa…

Y ese cansancio de los habitantes de Miranda, producto del desgaste de quien ejerce el poder con muchos recursos pero rutinariamente mal, con precariedad ideológica, sin propósito de gobierno ni objetivos de desarrollo y bajo métodos violentos, demanda algo que solo un proceso revolucionario, humanista y transformador puede aportar: un Liderazgo Recuperador…

Es obvio que no se trata de cualquier liderazgo "de relevo", pues la tarea pendiente es ardua y requiere una creatividad recuperadora, que trascienda la anquilosada rutina de la ausencia perpetua del gobernador, quien por su perpetua candidatura presidencial carece de propósitos para gobernar a un estado como Miranda, con su diversa potencialidad socionatural desaprovechada, la cual se expresa en unas capacidades edafoclimatológicas bien definidas para la producción agropecuaria y pesquera; con atractivos, medios y pericia para el turismo sustentable diversificado; tradición y capacidad industrial-comercial; además de la mayor y mejor infraestructura de servicios instalada del país en lo relativo a salud, educación, tecnología, transporte, vialidad, talento humano, amén de su ubicación geoestratégica y geopolítica.

Es la creatividad que sólo puede desprenderse de un equipo comprometido políticamente con la transformación del modelo económico para el buen vivir de la gente, en tanto método para la recuperación integral de nuestras potencialidades, cuyo liderazgo joven, revolucionario, colectivo y aglutinador, sin complejos ni temores generacionales, tenga tiempo para pensar y actuar en, con y para Miranda.

Para recuperar Miranda es necesario recuperar la conciencia de clase, allende los asuntos étnicos, credos, de género o de cualquier otra condición enajenante de nuestra praxis política ya que se trata de pensar y actuar en la construcción de un nuevo modelo de sociedad y no todo lo contrario, es decir: no repitamos el discurso excluyente que enajena a quienes por obtener buenos ingresos de su trabajo personal, se creen "igualados" con los verdaderos dueños de los medios de producción e ingenuamente se asumen parte de esa clase dominante, que también les domina y les excluye.

Estamos convencidos y debemos convencer: solo bajo los preceptos y el liderazgo bolivariano se generan políticas de respeto e inclusión plena para todos y todas.

Sabemos y queremos hacer saber: solamente desde las filas revolucionarias surgirán liderazgos indestructiblemente renovados y transformadores.

Creemos y debemos ayudar a creer: solo los revolucionarios somos capaces de ir recuperando a Miranda…



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Albano A. Zambrano

Economista Agrícola. Profesor de la UPT ?Argelia Laya?

 albanozam@hotmail.com

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